Paula González de Castejón, socia de DLA Piper
Tener buenos ejemplos en los que inspirarse es siempre necesario. Ya lo dicen los expertos, el ejemplo que dan los padres a los hijos en su educación es probablemente más determinante en su formación que cualquier otra medida que se pueda tomar.
En el ámbito profesional, los comportamientos de los líderes influyen en los hábitos de comportamiento de sus equipos, y en el caso de las mujeres quizás si cabe aún más, por un doble motivo. Por un lado, debido a la escasez de mujeres que alcanzan puestos de responsabilidad que nos pueden servir de ejemplo inspirador, y por otro, pero directamente relacionado con esta circunstancia, por la gran necesidad de inspiración que necesitamos las mujeres para romper el famoso techo de cristal que tanto nos pesa.
Hablo de mujeres que sirven de fuente de inspiración y no tanto de mujeres feministas, porque personalmente creo de verdad en la importancia de inspirar diversidad. De hecho, este año ese ha sido el lema elegido por DLA Piper para celebrar el Día Internacional de la Mujer #Inspire Diversity. Todo aquel que tenga un cierto grado de responsabilidad en su organización, y por supuesto también en su ámbito doméstico, tiene la oportunidad de inspirar comportamientos más inclusivos y ecuánimes que conduzcan a entornos más diversos con igualdad de oportunidades para todos, con independencia de su género o situación social o familiar.
Nos podemos preguntar el porqué de dicha responsabilidad. La verdad, se me ocurren mil razones, entre ellas algunas tan obvias y simples como qué es lo ética y moralmente correcto, pero más allá de ello, y centrándonos en el mundo económico y empresarial, la principal respuesta es porque la diversidad crea riqueza y porque mejora la innovación y la creatividad. Simple y llanamente.
Dicho lo anterior, profesionalmente ¿qué mujeres me han inspirado? Muchas, muchísimas, te diría que casi todas las colegas con las que me he cruzado en mi carrera profesional. De todo y de todas se aprende. Pero, sin duda, la que más me ha inspirado ha sido, en primer lugar, Pilar Menor, a la que considero mentora, amiga, colega y fuente constante de inspiración. Es una de las abogadas de mayor prestigio de nuestro país, fue la primera mujer socia de la oficina de Madrid de DLA Piper, a los pocos años y siendo aún muy joven ascendió a Socia Directora, puesto que ocupó durante más de ocho años, para luego promocionar a un puesto de responsabilidad internacional, dirigiendo el área internacional de Derecho Laboral de DLA Piper.
Pilar cuenta con naturalidad y cercanía cómo le impactó que le nombraran Socia Directora el mismo año que se casaba, y que no sabía cuál de las dos cosas le ponía más nerviosa. Recuerdo el ejemplo que daba a todo el mundo, dirigiendo la oficina de Madrid con firmeza, pero sin perder su sonrisa estando embarazada de mellizos. Pilar siempre ha defendido el liderazgo por ejemplo, y claramente ella lo ha sido para todos nosotros. Tener el privilegio de contar con ese tipo de personas cerca de ti, te ayuda a abrir la mente, eliminar sesgos inconscientes (todos los tenemos) y qué duda cabe, abre camino para las demás. Pero Pilar no se ha limitado a tener un compromiso pasivo con la diversidad, todo lo contrario, promueve de forma activa y proactiva la diversidad e inclusión, y participa siempre de forma generosa y altruista en todas aquellas iniciativas y foros que le permiten dar visibilidad a la diversidad.
Otra mujer que sin duda me inspiró fue una socia de mi práctica de la oficina de Londres que hace unos años se retiró (me reservo por ello su nombre). Tuve la oportunidad de colaborar con ella estrechamente durante varios años. Me llamó profundamente la atención su compromiso con la diversidad desde su madurez. Si muchas de nosotras consideramos que a día de hoy nos enfrentamos a diario en nuestra carrera profesional a retos complicados, mucho más complicados fueron los retos a los que se tuvieron que enfrentar las generaciones anteriores. Tener simplemente la oportunidad de ver, compartir y trabajar con una mujer que había conseguido hace muchos años alcanzar puestos de responsabilidad en la firma y que continuaba comprometida en ayudar a promover el talento femenino joven, resultó sin duda inspirador. Todavía recuerdo con emoción el día en que se ofreció voluntariamente, sin que yo se lo pidiera, a ser mi mentora, y cómo no dejó de darme consejos, siempre sabios, hasta el día en que se fue.
Podría hablar de otros casos, pero estos dos son los más relevantes para mí. Representan dos modelos de carrera distintos, por corresponder a distintas épocas, países, entornos, prácticas del derecho, etc. pero ambos tienen en común la generosidad, constancia y solidez de su compromiso con la diversidad y la promoción de la igualdad de oportunidades para el talento femenino. Sirva este artículo para mostrar mi más sincero agradecimiento a ambas, y aprovecho también, para dar un pequeño consejo a todas aquellas que me lean: buscad alianzas, mentoras y, sobre todo, amigas, que os sirvan de inspiración. No os fallarán nunca.
Pilar Menor
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