Una decena de exempleados han presentado demanda por despido improcedente contra Caixabank, ya que la entidad justifica los despidos en supuestas “malas prácticas”, cuando los empleados se limitaban a seguir las indicaciones comerciales implantadas por el banco. En cualquier caso, el número de despedidos por este motivo estaría en torno a los 40 empleados, según fuente de los propios trabajadores.
En la mayoría de los casos, los hechos se han producido en las conocidas como oficinas Store, en las que se imponen objetivos de ventas para productos relacionados con el ámbito financiero (como seguros de hogar, de accidente, de salud o de decesos prima única); pero también otro tipo de productos agrupados bajo el concepto comercial Wivai y que son básicamente productos de consumo, es decir, aparatos electrónicos de la marca Samsung como televisores, teléfonos móviles o tabletas. En la oferta comercial también se incluyen alarmas para el hogar y alarmas de protección senior de la marca Securitas Direct.
Según consta en las distintas demandas que el despacho Sammos Legal ha presentado en Barcelona, estos productos se ofrecían a los clientes siguiendo unos criterios comerciales preestablecidos y que compartían jerárquicamente el director y subdirector de la oficina, así como el Director del Área de Negocio (DAN, siguiendo la nomenclatura de la entidad). Los protocolos comerciales diseñados aleccionan a los empleados para conseguir que los clientes reinviertan los beneficios de sus productos de ahorro, en la compra de alguno de los productos en especie que ofrece la entidad, “con el consiguiente negocio para la entidad que los cambiaba a precio de mercado, pero los compraba a precio de mayorista”, recoge la demanda.
El relato de los hechos explica que es la Dirección del Área de Negocio la que ordena a los empleados utilizar como gancho la idea de dar un “regalo” cuando, en realidad, se trata de la venta de un producto. Así queda recogido en llamadas a los clientes a los que se les dice, literalmente, “me han autorizado a regalarte un móvil con un depósito”, y también queda recogido en las presentaciones comerciales que se envían desde la Dirección Territorial de Caixabank, donde se indica a los clientes que se tienen que dirigir y se refiere a los productos que se deben ofrecer como “regalo” o “gratis”.
Estas prácticas comerciales quedan también retratadas en la reunión diaria que el director de la oficina tenía cada mañana a las 8.15 h. con todos y cada uno de los empleados y con la participación, en ocasiones, del propio DAM. En estas reuniones, conocidas como “Bon dia comercial”, cada empleado, uno a uno tenía que decir en voz alta delante de los demás compañeros el nombre y DNI de los clientes que verían durante el día, a qué hora, qué producto le venderían, así como de la manera en que lo harían. El director en ese momento buscaba el DNI en su ordenador y hacía recomendaciones de venta, tanto al actor como a sus compañeros, incitando a vendérselo al cliente con plusvalías o como “regalos”, según recoge la demanda.
Al finalizar la jornada, a las 14:45 h., los empleados hacían el cierre comercial, y uno a uno tenía que decir el margen de todo lo que había vendido y cómo lo había vendido, momento en el que el director les aplaudía y felicitaba por sus ventas. Por todo ello, “resulta incongruente que la entidad los despida por realizar una venta siguiendo los criterios marcados por sus propios superiores”, destaca la abogada de Sammos Legal, Avelina Barja, quién incide en que, la agresividad comercial utilizada no es fruto de una decisión individual de los empleados, sino un sistema de venta implantado por el banco.
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