La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a dos años de prisión por un delito de estafa a un hombre que engañó a una mujer haciéndose pasar por un deportista profesional para conseguir que ésta le diera dinero.
Además, tendrá que indemnizar con 7.500 euros a la víctima, que fue su pareja durante unos meses.
Si embargo, lo absuelve de un delito de falsedad en documento mercantil, del que también estaba acusado, al no quedar probada la comisión de este delito.
La sentencia, dictada el 31 de mayo (322/2022), la firman los magistrados Pedro Castellano Rausell (presidente), Clara Eugnia Bayarri García y Pilar Mur Marqués, que ha sido la ponente.
Este hombre también tiene tiene otra condena firme, de fecha 27 de octubre de 2015, del Juzgado de Instrucción número 2 de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria)como autor de un delito de estafa (artículos 248.1 y 249 del Código Penal) por el que fue penado a un año de cárcel, que quedó extinguida en febrero de 2018.
HECHOS PROBADOS
Condenado y víctima se conocieron en junio de 2017 a través de Facebook y tras varias conversaciones iniciaron una relación sentimental que «duró dos o tres meses». Poco después de conocerse, el hombre, que residía en Las Palmas, se trasladó a vivir a la casa su novia, en un municipio de la provincia de Valencia.
Según recoge la sentencia, entre los meses de julio y septiembre de 2017 el condenado aparentó ser una persona solvente y le dijo a su pareja que tenía negocios en Marbella, que residía en una urbanización de lujo, que era jugador de futbol profesional y que tenía depósitos bancarios con grandes cantidades de dinero en Andorra y en España.
Para construir esa apariencia, el hombre le pasó a la perjudicada una copia de un documento falso llamado “acuerdo profesional de fútbol con el Levante U.D.”, en el que constaban sus datos personales, y un resguardo bancario, también falso, con un saldo de más de 96.000 euros, de acuerdo al relato de hechos probados de la sentencia.
Los documentos no llegaron a formar parte del tráfico mercantil y solo fueron exhibidos a la víctima como parte del fraude.
Con la excusa de su falta de liquidez porque tenía los ahorros a plazo fijo en el banco, el condenado pidió dinero a la víctima, que le entregó hasta 7.500 euros, repartidos en varias cantidades, con el compromiso de devolución.
El tribunal considera que el condenado ideó el engaño desde el principio de la relación, ya que cuando contactó con la perjudicada por redes sociales se interesó por su situación económica y por si trabajaba, para después aparentar ser “un hombre de negocios triunfador, mezclando al mismo tiempo esa faceta y el pretendido amor que le procesaba” para pedirle dinero.
Los magistrados señalan que todas las «maniobras fraudulentas» que realizó el falso futbolista y empresario provocaron un error en la víctima, que «no solo creyó en la relación sentimental que mantenían, sino también en su capacidad económica y en esa devolución”, por lo que accedió a darle el dinero.
El desplazamiento patrimonial ha quedado acreditado no solamente por las declaraciones de la perjudicada, sino también por el reconocimiento de deuda ante notario efectuado por el acusado.
La Audiencia explica que el ánimo de lucro se hace patente en toda la maniobra fraudulenta del acusado, ya que «lo único que le mueve es la obtención del dinero, puesto que, desde el principio, como así ha acontecido, no tenía ninguna intención de devolver cantidad alguna» y por esa razón no lo ha devuelto.
Los magistrados destacan que todo lo expuesto demuestra que en ningún momento por parte del condenado hubo «un proyecto de vida en común basado en el afecto, la estabilidad y la protección mutua, lo que es el fundamento del artículo 268 del Código Penal», sino que esa «fingida relación sentimental» fue el instrumento empleado por él para proyectar su plan defraudatorio.
La pena por delito de estafa va de seis meses a tres años de prisión. El tribunal ha tenido en cuenta a la hora de fijarla que «ya tiene una condenas anteriores por delitos similares, sin que por parte de las acusaciones se hubiera solicitado la agravante de reincidencia». Este dato, junto con la actuación fraudulenta prolongable en el tiempo hace que «no sea merecedor del mínimo legal».
La sentencia no es firme y se puede recurrir ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.
