Madrid.- El actual contexto de inflación y encarecimiento de productos representa una «grandísima oportunidad» para cambiar el modelo productivo hacia uno más sostenible y con un papel «muy relevante» de las empresas españolas de biotecnología, ha explicado hoy el director general de la Asociación Española de Bioempresas (AseBio), Ion Arocena.
La biotecnología se presenta, así como una «herramienta» útil para abandonar la economía extractiva, frenar la degradación de suelos, cortar la dependencia de los combustibles fósiles con nuevas fuentes de energía y obtener productos que permitan afrontar la crisis climática, de acuerdo con los aportes de los expertos que han participado este jueves en el foro ‘Biodesayunos’ organizado por esta asociación.
De hecho, Arocena ha resaltado que la biotecnología «ya está presente en la producción primaria», lo que está permitiendo el desarrollo de alimentos más respetuosos con el medioambiente así como nuevas variedades vegetales.
Otro de los especialistas que ha participado en este encuentro, el director general de MoaFoodtech, Bosco Emparanza, ha corroborado que la biotecnología se está desplegando «a nivel transversal» en todo el sector agroalimentario, ya que grandes industrias como la cárnica o la láctea «están buscando alternativas de productos más sostenibles a los que utilizan en el presente».
En su opinión, la Unión Europea «tiene todas las piezas necesarias -en tecnología e inversión- para empezar a hacer cambios reales» pero para ello necesita una regulación específica del sector que permita evitar «volver a perder el tren biotecnológico».
Propuestas biotecnológicas
Una de las propuestas, en el caso de la ganadería, es la posibilidad de introducción de insectos en la alimentación de los animales, ha explicado el director de comunicación de la empresa Tebrio, Fran García.
«Extraemos la grasa del insecto durante su fase larvaria» y si se pudiera introducir en la alimentación del ganado en un 10 % «liberaríamos millones de hectáreas utilizadas hoy para cultivo» y «recuperarlas para regenerar la biodiversidad», ha asegurado.
Otra aplicación biotecnológica es la destinada a evitar la degradación del suelo a través de métodos de cultivo más sostenibles y eficientes que, a la vez, incrementan su productividad: según datos manejados por AseBio, este tipo de cultivo ha permitido ahorrar 183 millones de hectáreas de tierra en poco más de 20 años.
El vicepresidente de estrategia global de agronegocios de AlgaEnergy, Miguel Rodríguez-Villa, ha añadido que «cada cinco segundos se degrada la superficie agrícola mundial equivalente a un campo de fútbol».
A ello se suma la «peor crisis» que sufren los agricultores por el encarecimiento de la energía y los fertilizantes además de la escasez hídrica: «una serie de retos a los que no se habían enfrentado», que podrían ser más llevaderos gracias a materiales como los bioestimulantes que «enriquecen el suelo y facilitan que se más fértil».
De esta manera, es posible «usar menos fertilizantes químicos, producir más y ser más competitivos, así como obtener unos alimentos de mayor valor nutritivo y permitir la regeneración del suelo», ha insistido Rodríguez-Villa.
Al fin y al cabo, «queremos aportar soluciones a los agricultores, pero también a los consumidores y al planeta», ha indicado el director de asuntos públicos, ciencia y sostenibilidad de la empresa químicofarmacéutica Bayer, Richard Borreani.
La superficie cultivable del planeta «es la que es -de un 3 %- y aun así necesitamos comer los ocho mil millones de personas que somos en el planeta y también los animales, para los que hay que producir pienso», ha recordado.
Ante esto, la biotecnología proporciona a los agricultores las herramientas para que sepan «lo que es necesario, cuándo es necesario y en su dosis necesaria», lo que aporta beneficios económicos y medioambientales, ha concluido. EFEverde
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