El 59% de los españoles que no invierte en productos que conllevan riesgo lo hace porque no entiende. Esa es la fotografía que deja la última edición de los Premios HelpMyCash a los mejores bancos de España, elaborada a partir de 1.187 encuestas, y que confirma algo incómodo: el gran freno es la falta de educación financiera.
“Mientras la banca, sobre todo la digital, multiplica las opciones para ahorrar e invertir, una mayoría de los españoles sigue mirando el escaparate desde fuera. Europa lleva años alertando de que el nivel de cultura financiera es bajo: solo en torno al 18% de los ciudadanos de la UE alcanzan un nivel ‘alto’ de conocimientos, según las encuestas coordinadas por la Comisión Europea y el BCE”, recuerdan los expertos del comparador financiero HelpMyCash.
Falta de educación financiera: el gran muro de entrada
Cuando se pregunta a quienes no invierten por qué no lo hacen, el primer motivo que escogen es la falta de conocimientos financieros: en concreto, el 59% de los encuestados señala esta razón. Le sigue el miedo a perder dinero (un 51%) o la desconfianza en los mercados (31% de los encuestados). En conjunto, dibujan un patrón claro: “no es solo prudencia, es sensación de ir a ciegas”, insisten desde el comparador.
Este diagnóstico encaja con otros estudios europeos. N26, por ejemplo, ha mostrado que muchos ciudadanos, especialmente mujeres, invierten menos, no solo por falta de recursos, sino por inseguridad y brechas de educación financiera. Fintech como Revolut o la propia N26 han empezado a responder con módulos educativos dentro de sus apps, pero el hueco que dejan el sistema educativo y la formación tradicional sigue siendo enorme.
Ante este panorama, la conclusión es clara: no basta con esperar a que el Gobierno o la escuela arreglen el problema. “Mejorar la educación financiera empieza por cada uno de nosotros”, recuerdan desde HelpMyCash. Informarse, aprender a organizar el dinero, tomar decisiones conscientes y, si se tienen hijos, inculcar desde pequeños hábitos sanos de ahorro e inversión. La educación financiera no es algo que “nos llegue” por arte de magia, sino una tarea personal: aprender y enseñar, para que las siguientes generaciones partan con más herramientas que nosotros.
Además, invertir es pensar en el largo plazo, en horizontes de 20 o 30 años. Cuanto antes se empiece, mejor: así se va construyendo un colchón que complemente una jubilación cada vez más ajustada tras las últimas reformas. “Hay que ocuparse, no resignarse”, insisten. Y no se trata solo de la jubilación: invertir y gestionar bien el dinero también mejora la salud financiera en el presente, reduce el estrés económico y permite vivir con más seguridad y autonomía en el futuro.
En esa línea, comparadores como HelpMyCash han dedicado buena parte de su actividad a fomentar la educación financiera: explica por qué invertir, cuánto se puede llegar a ganar gracias al interés compuesto y desgrana productos sencillos como los fondos indexados, que permiten diversificar con poco dinero y sin necesidad de ser un experto.
Al mismo tiempo, apps financieras como Trade Republic o Revolut han reducido drásticamente las barreras de entrada, desde tan solo un euro, y permiten invertir en fondos indexados, acciones y ETFs con comisiones ultrabajas. “El mensaje de fondo es que no hace falta tener un gran patrimonio para empezar a invertir, pero sí dar el primer paso y asumir que la formación financiera básica es ya una necesidad, no un lujo”, aseveran los expertos de HelpMyCash.
Quién invierte, cómo invierte y a través de quién
El resultado práctico de esta falta de formación es que millones de ahorradores se quedan atrapados en cuentas corrientes casi sin remuneración o en productos que entienden ‘a medias’, mientras ven cómo otros perfiles, generalmente más jóvenes y digitales, sí dan el salto a la inversión.
Precisamente, el estudio de HelpMyCash también permite radiografiar a los que sí han cruzado esa frontera. La inversión se concentra sobre todo en las franjas de edad intermedia.
Así, por tramos de edad, el 71% de los encuestados de entre 25 y 34 años sí invierte, frente a un 29% que aún no lo hace. Entre los 35 y 44 años invierte el 63% (y no lo hace el 37%) y, en la franja de 45 a 54 años, invierte el 54% frente a un 46% que sigue al margen. En el resto de grupos de edad, la proporción de inversores baja, pero se mantiene por encima del 40%. Es decir, la inversión ya no es cosa de una élite: se ha normalizado entre la población activa, aunque con un claro sesgo generacional hacia quienes han crecido en un entorno más digital.
También cambia el canal. Solo el 20% de los inversores utiliza el bróker de su banco principal. El 80% restante se va a alternativas: un 47% prefiere otro banco online distinto al de su cuenta del día a día, un 16% opta por brókeres puramente online, un 10% invierte a través de roboadvisors y solo un 7% recurre a otro banco tradicional.
En cuanto a productos, “los fondos de inversión son la herramienta favorita: seis de cada diez inversores los usan para rentabilizar su dinero. Detrás vienen las acciones, los ETF y las criptomonedas, que se han hecho un hueco notable en los últimos años”, destacan desde HelpMyCash. Y, un detalle importante, los clientes están especialmente satisfechos con los roboadvisors, que obtienen una nota media de 8,4 sobre 10, frente a los 6,6 de los bancos tradicionales.
En conjunto, “los datos dibujan un mercado claramente partido en dos: una mayoría de ahorradores que, por falta de formación, se queda anclada en cuentas casi sin remuneración o en productos que no termina de entender, y una minoría cada vez más amplia, joven y digital, que sí aprovecha las oportunidades de inversión”, concluyen desde HelpMyCash.