Afrontar el mundo de las licitaciones públicas no es muy diferente de presentarse a una oposición: hay unas normas extremadamente rígidas, un plazo inamovible y un tribunal que te valora en función de unos criterios predefinidos. La diferencia es que, en el caso de hacerlo bien, el resultado es un contrato con un cliente solvente y estable. Por eso han emergido servicios especializados de profesionales que te acompañan en cada paso de ese trayecto, desde la identificación de oportunidades a la ejecución del contrato. Son los Abogados Especialistas en Contratación Pública.
¿Dónde empieza todo?
Siempre se empieza por la búsqueda de oportunidades. La Administración pública miles de convocatorias al año y es sencillo perderse. Equipos altamente especializados en gestión de ayudas y subvenciones hacen el seguimiento diario de los portales oficiales y configuran alertas acordes a tu actividad, territorio, experiencia previa y volumen de negocio. Ese filtrado elimina el ruido y te permite centrarte en los expedientes que realmente merecen la pena.
No se trata, en ningún caso, de “lanzarse a todo” sino de llegar primero a lo que realmente puedes ganar.
Una vez localizada la oportunidad, llega la hora de ‘aterrizar’ los pliegos. Aunque teóricamente cualquiera puede leerlos, en la práctica su densidad hace recomendable una “traducción” que te resalte los aspectos más críticos, los requisitos de solvencia, los de adjudicación, la documentación necesaria y los riesgos de exclusión. Esa primera criba tiene una función crítica: decidir si vale la pena presentarse o no y, en su caso, cómo. Elimina ofertas destinas al fracaso y te permite diseñar la estrategia de puntuación, esto es, en qué puntos vas a sumar aquellos donde el pliego te da margen.
Gestionar el tiempo, clave
Con la decisión tomada, en las licitaciones públicas es importante la gestión de tiempos. Un buen servicio de abogados especializados proporciona un cronograma claro: qué piezas deben elaborarse, en qué orden, quién aporta datos, quién revisa y quién firma. La coordinación es un salvavidas: impide olvidos de anexos, certificados caducados o firmas digitales que se quedan a medias el último día. Organizar es ganar minutos y, en licitación, los minutos valen oro.
Preparación de documentación
La parte administrativa en las licitaciones públicas es el filtro inicial. Cartas de exclusión, poderes notariales, certificados de estar al corriente, seguros y pruebas de solvencia económica, y técnica, deben aparecer completos, vigentes y coherentes. Las exclusiones por errores formales duelen porque son evitables. De ahí que una mano experta revise formatos, fechas y correspondencias entre documentos. El objetivo es pasar la primera criba sin tropiezos y concentrar la energía en la propuesta de valor.
Presentación de ofertas y subsanaciones
Esa propuesta toma forma en la memoria técnica. Sara Fernández Ceballos, CEO de LIFE ABOGADOS y LIFE SECTOR PÚBLICO, explica que esta memoria detalla cómo será realizado el trabajo: metodología, recursos, equipo, calendarios, planes de calidad y continuidad, medidas de sostenibilidad o de innovación, y cómo atiendes posibles incidencias. Cuando los criterios técnicos tienen peso, una memoria específica y demostrativa es decisiva.
Los equipos especializados ayudan a alinear el relato con los criterios de puntuación, a respaldar cada promesa con evidencias, y a maquetar de forma que el evaluador encuentre rápido lo busca. No es literatura: es ingeniería de claridad.
La oferta económica requiere otra precisión. No basta con ser competitivo; conviene entender la fórmula de puntuación del pliego para simular escenarios y no caer en una baja anormal que luego tengas que justificar. Ajustar precio, alcance y medios con cabeza supone equilibrar viabilidad y puntos. Y preparar de antemano la justificación evita carreras de última hora.
Hoy la presentación es casi siempre electrónica. Subir archivos, firmar digitalmente, comprobar acuses y custodiar resguardos, es parte del proceso. Sin embargo, si la mesa de contratación ve alguna falta subsanable, habrá que responder en plazo y con exactitud. Contar con soporte aquí da tranquilidad: los sistemas no son siempre intuitivos, y los plazos no perdonan.
Además, pueden llegar peticiones de aclaración sobre la oferta; responder con precisión y trazabilidad, suma confianza al evaluador. Puede ocurrir que no te adjudiquen el contrato. En ese caso, un buen servicio te ayuda a entender por qué: cómo se ha repartido la puntuación, qué apartados flojearon y qué harías distinto en la siguiente.
Acompañamiento en todo el proceso
Si son encontrados errores de la administración o del adjudicatario, el asesoramiento jurídico valora la viabilidad de un recurso. Ignacio Rivera González, CEO de LIFE SECTOR PÚBLICO y LIFE ABOGADOS, comenta que no es cuestión de judicializar cada resultado, sino de aprender, y defender tus derechos cuando proceda. Ganar, por su parte, abre otra fase igual de importante: la ejecución. El acompañamiento de los abogados especializados traduce la letra del contrato en prácticas diarias; actas, entregables, canales de comunicación, evidencias de calidad y cuadros de mando, de calidad, evitan desviaciones.
La externalización de todo
¿Tiene sentido externalizar todo? Depende de tu tamaño, del sector y de la frecuencia con qué licitas. Hay empresas que necesitan una gestión completa con estrategia, redacción, economía, presentación y defensa.
El momento es propicio. Cada año se moviliza un volumen significativo en servicios, suministros y obras. Para pymes que ya venden bien en el mercado privado, licitar es abrir un “canal adicional” con reglas conocidas y un pagador fiable.