Recientemente España ha dado un paso estratégico con la creación del Centro Nacional de Neurotecnología (Spain Neurotech). Un proyecto que cuenta con una inversión total de 200 millones de euros y la participación del Gobierno de España, la Comunidad de Madrid y la UAM. Según la firma de inteligencia de mercado Precedence Research, el mercado global de la neurotecnología fue valorado en aproximadamente 15.3 mil millones de dólares en 2024 y se espera que alcance entre 52.8 y 58.5 mil millones de dólares para 2034-2035, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) de entre 13% y 14%.
Esta rápida expansión de la neurotecnología, capaz de leer, modificar e incluso manipular la actividad cerebral, está encendiendo las alarmas entre la comunidad científica, jurídica y organismos internacionales. Algunos expertos han comenzado a advertir que la ausencia de una regulación específica y actualizada dejará a los ciudadanos expuestos a riesgos inéditos para su privacidad, autonomía y derechos fundamentales.
Riesgos emergentes: privacidad mental y manipulación
La combinación de neurotecnología con inteligencia artificial, permitirá acceder a datos neuronales extremadamente sensibles, lo que planteará amenazas directas a la privacidad mental y la identidad personal. Según la experta en derecho sobre las nuevas tecnologías y CEO de Dilner Abogados, Isabel Luaces “el avance de las neurotecnologías requiere una respuesta regulatoria urgente. Es necesaria la creación de neuroderechos fundamentales como la privacidad mental, la protección de la identidad personal y el libre albedrío.”
Para organizaciones como la UNESCO sin un marco legal sólido, los datos cerebrales pueden comprometer la dignidad y la libertad de pensamiento de las personas.
Luaces también subraya que, “Nos enfrentamos a un escenario en el que la tecnología avanza mucho más rápido que la legislación. La neurotecnología tiene el potencial de transformar la vida de las personas, pero sin garantías legales claras, existe un riesgo real de vulneración de derechos fundamentales como la privacidad mental y la autodeterminación.”
Vacíos legales y desafíos éticos
Actualmente, la regulación existente en la Unión Europea es insuficiente para abordar los retos específicos de la neurotecnología, especialmente en aplicaciones no médicas y de consumo. El auge de dispositivos capaces de registrar y procesar información neuronal sin fines médicos se produce en un vacío legal, lo que incrementa los riesgos de manipulación, discriminación y acceso desigual a los beneficios de estas tecnologías.
En España, expertos en derecho y bioética subrayan que la capacidad de influir o modificar la voluntad individual mediante neurotecnología plantea desafíos inéditos para el derecho a la autodeterminación, la privacidad y la identidad. Sin límites regulatorios claros, gobiernos o empresas podrían utilizar estas tecnologías para influir en procesos mentales, generar perfiles de comportamiento o incluso controlar decisiones individuales. Por estos motivos para Isabel Luaces , “Es imprescindible que el legislador actúe con urgencia. No solo se trata de proteger los datos personales, sino de garantizar que las nuevas tecnologías no se utilicen para condicionar la libertad de pensamiento o manipular la voluntad de los ciudadanos. La neurotecnología debe desarrollarse bajo principios de transparencia, responsabilidad y respeto a los derechos humanos.”
Llamamiento a la acción: regulación y neuroderechos
Diversos organismos internacionales y asociaciones científicas coinciden en la urgencia de establecer un marco regulatorio específico que:
- Reconozca y proteja los neuroderechos fundamentales.
- Garantice la privacidad y la seguridad de los datos neuronales.
- Establezca límites éticos al uso de la neurotecnología en ámbitos como el marketing, el consumo y la investigación.
- Promueva la transparencia y la información clara al ciudadano sobre el uso y almacenamiento de sus datos cerebrales.
La OCDE y la UNESCO han emitido recientemente algunas recomendaciones para que los países adapten sus leyes y regulaciones a los nuevos desafíos de la neurotecnología, fomentando la innovación responsable y la protección efectiva de los derechos humanos.