• 03/10/2025 09:00

Urge aprender a valorar la calidad. Por Nora Sesmero

(origen) Nora Sesmero May 19, 2025 , , , , , ,
Tiempo estimado de lectura: 2 minutos, 42 segundos

Por Nora Sesmero

Los amantes de la moda suelen crecer jugando con retales gracias a una costurera de la familia. En mi caso, desde muy pequeñita me apasiona la cultura y siempre me he fijado especialmente en el vestuario de cine y de las obras de teatro. A partir de ahí, me entenderán los que sientan que les envolvió un mundo de creatividad y oportunidades.

Un amante de la moda aprende enseguida a coser, a mano, a máquina, customiza y arregla su ropa, juega y se divierte entre patrones y telas. También empieza a inspirarse gracias a las revistas, y como digo, empapándose de la cultura. Además, acude a las tiendas fascinado por los nuevos diseños, comienza a leer y a elegir sus diseñadores históricos favoritos.

Pero hay algo que no puede resistir: tocar una tela. Sentir el tacto de los diferentes tejidos, observar sus “caídas”, acabados y soñar las múltiples posibilidades que ofrece una tela. ¿Qué sucede en un mundo donde todos los tejidos que podemos tocar en las tiendas contienen plástico?

La calidad en los tejidos

Un mundo donde hemos olvidado el tacto del terciopelo, donde ya no se valora la “moda de verdad”, aquella que construía el gran Balenciaga, que diseñaba Dior o que confeccionaba la musa Coco. Un lugar donde no se diferencia la lana merina del poliéster, donde ya no importa cómo sientan las prendas a los cuerpos, donde ya no nos paramos a mirar con ilusión el reflejo que nos devuelve el espejo.

Mientras la lana merina española se tira por los campos en nuestro país, las masas acuden aceleradas a por la última chaqueta de aquella tienda de Gran Vía.

La mayoría de ellos no conoce las consecuencias que tiene para su salud y para la del planeta que se sigan produciendo prendas hechas de plástico.

Según el estudio «Toxic Threads: The Big Fashion Stitch-Up» de Greenpeace, la ropa fabricada con materiales sintéticos como el poliéster contiene sustancias químicas peligrosas, entre ellas metales pesados tóxicos. Estas sustancias pueden causar irritaciones dérmicas, alteraciones hormonales, daños en el sistema reproductor e incluso aumentar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, especialmente cuando la exposición es prolongada o repetida.

Contaminación del aire, del agua, del suelo y la tuya propia

Por otro lado, las prendas de poliéster pueden liberar microplásticos durante el lavado. Estas diminutas partículas ingresan en la naturaleza y en el cuerpo humano.

Concretamente, esta ropa libera microfibras al aire, al agua y al suelo durante su fabricación, uso, lavado y desecho, lo que representa una fuente constante y significativa de contaminación por microplásticos.

Estas microfibras pueden permanecer en el medio ambiente durante siglos y han sido detectadas en pulmones humanos, lo que evidencia su capacidad para ingresar al cuerpo por inhalación.

Un estudio publicado en 2022 en Science of The Total Environment encontró microplásticos en el 80% de los tejidos pulmonares analizados en muestras humanas, señalando que la ropa sintética es una fuente clave de estas partículas presentes en el aire interior.

Este tipo de exposición plantea riesgos potenciales para la salud respiratoria y sistémica, y subraya la urgencia de promover textiles de fibras naturales sin tóxicos y de reducir la producción de fibras plásticas.

A la hora de elegir textiles de una mayor calidad, podemos valorar tejidos naturales como el lino, la lana, el cáñamo, el algodón orgánico o regenerativo, entre otras fibras.

También, se ha de tener en cuenta que en el cultivo de esas fibras no se hayan empleado pesticidas u otros tóxicos y que los tintes de la ropa sean naturales, ya que los convencionales suelen contener químicos.

Y finalmente, valorar la artesanía

Me duelen los olvidados. Los artesanos de nuestro país que siguen empleando materiales nobles y que crean obras de arte con tiempo, cariño y dedicación, a los que ya nadie mira. Me duelen la falta de referentes en la moda en el siglo XXI, porque ya no sabemos valorar la calidad.

En Madrid, casas históricas como Casa Hernanz, Sombrerería Medrano y Santacana Complementos destacan por su tradición y excelencia artesanal, utilizando materiales como el yute, lana o piel, y técnicas heredadas durante generaciones.

Sin embargo, estos oficios enfrentan retos como la falta de relevo generacional y el poco reconocimiento económico, a pesar del gran valor humano y técnico que implica su creación. Todo ello me lleva a pensar en el mundo que verdaderamente quiero.

nsa / al


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