• 03/10/2025 18:12

«Transformando vidas en Turkana a través de la educación y la alimentación”. Por Isabel Rivadulla

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Isabel Rivadulla

Acabamos de volver de una aventura de vida, un viaje que, sin duda, es un punto de inflexión que marca la vida de cualquier persona.

Cuando era pequeña, iba a un colegio en Santiago de Compostela de monjas, la Compañía de María. Allí, había una monja a las que llamábamos la “Madre de las plantas” porque vendía plantas y ese dinero lo mandaba a las misiones. Nos apuntaba en una lista y cada mes nos daba la revista de los misioneros “Gesto” que religiosamente pasábamos todos los meses a recoger en el pasillo donde ella cuidaba sus plantas. Ya ,en aquella época, pensaba que el trabajo de los misioneros era el de personas muy valientes y que tenían que ser personas buenísimas. Estos días, cuarenta años después de aquello, he tenido la oportunidad de comprobar que efectivamente, son personas excepcionales.

Pero voy a comenzar por el principio de esta historia que tiene su origen en Julia Higueras, directora de la revista Anoche Tuve un Sueño y de los Premios Optimistas Comprometidos. Ella, siempre rodeada personas optimas comprometidas, me presentó a, Silvia Flórez, presidenta de la Fundación Vipeika, una mujer llena de fuerza y energía. Una Fundación que nace hace 14 años para dar la oportunidad a niños de entre 3 y 7 años de tener educación y comida en diferentes lugares con gran necesidad en Kenia, mayoritariamente en Turkana, al norte del país. Hasta hoy la Fundación Vipeika cuenta, además de diez nurserys, con dos colegios de primaria, cuarenta y una becas de secundaria, siete becas universitarias y un huerto con riego automático.

El 19 de octubre del año pasado, recibí un mensaje con el que Silvia Flórez me invitaba a sumarme a visitar Turkana con ella, mi amiga Julia y otras tres mujeres que no conocía para poder conocer el trabajo de la Fundación. Sin pensarlo mucho, acepté la propuesta y a lo largo de los meses previos al viaje, íbamos dando pasitos que nos acercaban a la aventura, las vacunas, los billetes, información sobre dónde íbamos a dormir, y así, Silvia poquito a poco, nos iba acercando a lo que íbamos a encontrar allí.

Llegó el día, el 15 de febrero, en el aeropuerto nos juntamos las seis sin conocernos demasiado, con nuestras maletas y mochilas y subimos al avión que hacía escala Doha para llegar a Nairobi a medianoche donde nos esperaba un jeep de Safaris de la empresa regentada por un español, llamada KOBO y que también colabora con la Fundación haciendo los traslados. Por la mañana, un nuevo avión nos llevaba a Lodwar en Turkana, al norte del país, carca de las fronteras de Uganda y Etiopía, donde nos esperaban los misioneros combonianos, Darío Laurencig y el padre Joseph para llevarnos a Rita´s House una casa regentada por las misioneras Agustinas Recoletas, que sería nuestra casa durante los siguientes días.

El viaje tenía el objetivo de visitar cinco Nurserys que, gracias al impulso de mis compañeras de viaje y a la impecable organización de Vipeika, se habían podido abrir en Turkana en los últimos años. Cada Nursery, que debe de contar con algo muy difícil de encontrar en esa zona, que es un pozo de agua, alberga a más de un centenar de niños que cada día tienen garantizado alimento para combatir la desnutrición. Según datos de Unicef, los niveles globales de desnutrición aguda en el norte de Kenia están ahora por encima del 25 por ciento con índices que alcanzan casi el 40 por ciento en el distrito de Turkana.

La primera Nursery que visitamos fue la de “Optimistas Comprometidos” impulsada por Julia Higueras y que construyó en memoria de su hermana Carmen, fallecida hace un año. Los niños, muy pequeños, nos miraba con mucha curiosidad e incluso algunos con cierto temor por nuestra piel blanca, pero en general todos sonreían y con su profesora nos enseñaban todo lo que estaban aprendiendo, los número, las letras, aprendizajes básicos que, además de su importancia como parte del derecho a la educación, implica una mejora en la vida de estos niños al ampliar sus capacidades, lo que a su vez impacta en la reducción de la pobreza, aumenta su potencial entrada en el mercado laboral y tiene efectos positivos en la salud y el desarrollo sostenible. La siguiente Nursery fue “Serendipity”, el sueño de Beatriz López Juárez, algo que surge por otra circunstancia que en su día, hizo nacer la Nursery “Luna” que visitamos el último día.

El segundo día, tocó visitar la Nursery de la “Fundación Cometa”, con Susana Hidalgo Otí, al frente. Una mujer valiente que, junto a otras mujeres, construyeron dos escuelas para más de mil niñas en Afganistán, pero que se vieron obligadas a cerrar, cuando los talibanes volvieron a tomar el poder, en agosto de 2021 y se reinstauró la dura interpretación de la ley islámica que asfixia los derechos de las mujeres, entre otro la prohibición a las niñas asistir a las escuelas secundarias.

También visitamos la Nursery “Luz de Turkana” en la pequeñísima localidad de Namoru. Susana Caño, fue la que logró hacer aquí, realidad su sueño en esta Nursery que incluso contaba con un aula para niños más aventajados, y quizás algún día, alguno de ellos pueda terminar yendo a la universidad.

Los niños tienen tres horas de clase todos los días de la semana, donde aprenden los números y las letras, en inglés y suajili, a través de repeticiones, juegos y canciones. Al final de la mañana, comen un plato de legumbres con maíz o arroz cocidos y una taza de porridge. Su sustento para todo el día y para poder volver caminando, bajo un sol de 40 grados, a sus hogares a 5, 6 o 10 kilómetros de distancia cada día.

Me preguntaba mi hija cómo es el día a día de estos niños cuando no están en la escuela. Estos niños están en sus casas hasta las cuatro de la tarde que baja un poco el calor, y empiezan sus labores domésticas, cuidando a los animales o tratando de buscar comida y agua, hasta debajo de las piedras. Un mundo muy diferente al que estamos acostumbrados.

Nosotras, en cambio, cada día llegábamos a la Misión de las Hermanas Agustinas Recoletas y siempre teníamos un plato de comida, para desayunar, comer y cenar, hecho con mucho amor por la hermana Irene que siempre nos regalaba una sonrisa y bonitas palabras, al igual que el resto de las Hermanas, con la hermana Margarita al frente, que nos hicieron sentir como en casa.

Creo que todos deberíamos conocer la realidad de otros lugares, creo que los países desarrollados tienen una enorme deuda moral con los países subdesarrollados, creo que si cada uno tomara conciencia y acción, el mundo sería diferente sobre todo para los niños. Después de 40 años, cuando escuchaba a la monja misionera de mi colegio, me entristece ver lo poco que han cambiado las cosas y que sigue habiendo niños que se mueren de hambre. Por eso, Silvia Flórez, presidenta de Vipeika insiste: “Solo hablar de ellos ya les da luz y no les olvides nunca, porque ellos/as  siguen necesitando que nos acordemos y les demos ayuda”.

Ahora tenemos un nuevo objetivo, la Nursery “Angels” que esperamos poder construir en poco tiempo. ¿Quieres acompañarnos?

Isabel Rivadulla es periodista y directora de comunicación y márketing de Signus Ecovalor


 

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Artículo de Arturo Larena publicado en https://efeverde.com/transformando-vidas-en-turkana-a-traves-de-la-educacion-y-la-alimentacion-por-isabel-rivadulla/