• 03/10/2025 15:18

Tierras sanas para un futuro sostenible. Por Achim Steiner (PNUD) e Ibrahim Thiaw (CNULD)

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos, 53 segundos

Coautores: Achim Steiner, Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo; Ibrahim Thiaw, Secretario Ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD)

Ningún país —sea cual sea su PIB, tamaño o latitud— es inmune a los efectos de las sequías y la degradación del suelo, pero todos pueden, y deben, emprender acciones colectivas para hacerles frente.

Sólo en los dos últimos años, Estados Unidos ha sufrido su peor megasequía en 1.200 años; Europa, la peor en 500 años; y el bajo nivel del agua ha alterado la navegación por el Canal de Panamá. Sequías históricas han asolado el sur de África y el Cuerno de África, han secado ríos de la cuenca del Amazonas y han barrido Afganistán y el sudeste asiático, por citar sólo algunos ejemplos. La sequía acelera la degradación de la tierra y viceversa, creando un peligroso círculo vicioso.

Alrededor del 75% de las tierras del planeta se han vuelto permanentemente más secas en los últimos 30 años y hasta el 40% ya están degradadas.

Las decisiones que tomamos sobre nuestro medio ambiente y cómo lo protegemos están determinando el mundo que dejaremos a las generaciones futuras. En el centro de este momento histórico está cómo gestionamos nuestra relación con las tierras. El uso insostenible de la tierra, unido al cambio climático y a un consumismo excesivo, está erosionando su capacidad para proporcionar los alimentos, el agua, el cobijo y los medios de vida de los que dependemos.

Sin embargo, hay esperanza. La16ª Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, o COP16 de la CNULD, que se está celebrando en Riad (Arabia Saudí), es una oportunidad para abordar estos cambios como lo que son: un importante problema de desarrollo y seguridad que debemos tomarnos en serio para evitar más migraciones forzosas, inestabilidad política y conflictos a medida que el planeta sigue calentándose y secándose.

En la mesa de negociación de la COP16 está el primer régimen mundial para enfrentar la sequía; la restauración de hasta 1.500 millones de hectáreas de tierras degradadas para 2030; y la inclusión de las mujeres, los pueblos indígenas, los gobiernos locales, los jóvenes y el sector privado en las acciones relacionadas con la tierra y la resiliencia a la sequía. Siete de los nueve límites planetarios dependen de unas tierras sanas, al igual que la consecución de los objetivos climáticos y de biodiversidad fijados en el Acuerdo de París y en el Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal.

El principal motor de la pérdida de biodiversidad sigue el uso que los humanos hacen de la tierra, principalmente para la producción de alimentos: la actividad humana ya ha alterado más del 70% de toda la superficie terrestre libre de hielo, comprometiendo la función del suelo como el mayor sumidero de carbono del planeta después del océano.

Proteger, gestionar y restaurar los bosques, por ejemplo, ofrece aproximadamente dos tercios del potencial total de mitigación del cambio climático de todas las soluciones basadas en la naturaleza. En otras palabras: sin un uso sostenible de la tierra y una restauración eficaz, nuestras ambiciones medioambientales y de desarrollo sostenible quedarán fuera de nuestro alcance.

El potencial económico de la restauración de tierras degradadas es inmenso. Estamos en el umbral de desbloquear una economía de restauración de un billón de dólares. Si invertimos en la restauración de tierras, podemos garantizar la seguridad alimentaria e hídrica de una población mundial que va camino de los 10.000 millones de personas para 2050. Las inversiones necesarias superan con creces los costes de la degradación de la tierra y la sequía que ya sufren nuestras economías y sociedades. Además, unas tierras sanas son cruciales para la adaptación al clima, la conservación de la biodiversidad y el desarrollo humano sostenible.

En la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FfD4) que se celebrará en España el año que viene, los líderes mundiales deben comprometerse con mecanismos de financiación innovadores que apoyen la restauración de la tierra y la resiliencia a la sequía a la escala necesaria. Los compromisos financieros asumidos en la FfD4 pueden catalizar la inversión necesaria para restaurar las tierras degradadas, transformar los sistemas agrícolas y apoyar a las comunidades vulnerables.

Las decisiones que tomemos en la COP16 de la CNULD y en los próximos años determinarán si dejamos un planeta capaz de sustentar la vida o uno irreparablemente dañado por nuestra inacción. Elijamos la restauración y, con ella, un futuro próspero y sostenible para todos.

Acerca de la CNULD

La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) es el único acuerdo internacional jurídicamente vinculante sobre la gestión de tierras. Apoya a las comunidades y los países en la obtención de alimentos nutritivos, agua limpia, energía y medios de vida a través de la gestión sostenible de la tierra. Las 197 partes de la Convención también colaboran para gestionar de forma proactiva los riesgos de sequía. Una buena gestión de la tierra basada en políticas y conocimientos científicos sólidos ayuda a integrar y acelerar la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aumenta la resiliencia al cambio climático y previene la pérdida de biodiversidad.

Acerca del PNUD

El PNUD es la principal organización de las Naciones Unidas que lucha para poner fin a la injusticia de la pobreza, la desigualdad y el cambio climático. Trabajando con nuestra amplia red de expertos y socios en 170 países, ayudamos a las naciones a construir soluciones integradas y duraderas para las personas y el planeta.


Healthy lands for a sustainable future. Por Achim Steiner (UNDP) e Ibrahim Thiaw (UNCCD)

Co-Authors: Achim Steiner, Administrator, United Nations Development Programme; Ibrahim Thiaw, Executive Secretary of the United Nations Convention to Combat Desertification (UNCCD)

No country — whatever its GDP, size, or latitude — is immune to the effects of droughts and land degradation, but all can, and must, take collective action to address them.  

In the last couple of years alone, the US experienced its worst megadrought in 1,200 years; Europe, the worst in 500 years; and low water levels disrupted navigation in the Panama Canal. Historic droughts ravaged southern Africa and the Horn of Africa, dried up rivers in the Amazon basin, and swept across Afghanistan and southeast Asia, to name but a few examples.  Drought accelerates land degradation and vice versa, creating a dangerous vicious circle.

Around 75% of the planet’s lands have become permanently drier in the past 30 years and up to 40% are already degraded

The decisions we are making about our environment and how we protect it are shaping the world we leave for future generations. At the heart of this moment in history is how we manage our relationship with the land. Unsustainable use of land, coupled with climate change and overconsumption, is eroding its capacity to provide the food, water, shelter and livelihoods upon which we depend.  

Yet, there is hope. The 16th Conference of the Parties to the United Nations Convention to Combat Desertification, or UNCCD COP16, taking place in Riyadh, Saudi Arabia, is an opportunity to address these changes for what they are —a major development and security issue we must take seriously to prevent forced migration, political instability and conflicts as the planet continues to get warmer and drier.

On the negotiation table of COP16 are the first global drought regime; the restoration of up to 1.5 billion hectares of degraded land by 2030; and the inclusion of women, Indigenous peoples, local governments, youth and the private sector in land and drought action. Seven out of nine planetary boundaries depend on healthy lands, as does the achievement of the climate and biodiversity targets set under the Paris Agreement and the Kunming-Montreal Global Biodiversity Framework.

The main driver of biodiversity loss remains humans’ use of land, primarily for food production: human activity has already altered over 70% of all ice-free land, compromising the soil’s function as the planet’s largest carbon sink after the ocean. Protecting, managing, and restoring forests, for example, offers roughly two-thirds of the total climate change mitigation potential of all nature-based solutions. Simply put, without sustainable land use and effective restoration, our environmental and sustainable development ambitions will remain out of reach.

The economic potential of restoring degraded lands is immense. We stand on the threshold of unlocking a trillion-dollar restoration economy. By investing in land restoration, we can ensure food and water security for a global population expected to reach 10 billion by 2050. The investments needed far outweigh the costs of land degradation and drought that are already felt by our economies and societies. Furthermore, healthy lands are crucial for climate adaptation, biodiversity conservation, and sustainable human development.

At the Fourth International Conference on Financing for Development (FfD4) in Spain next year, world leaders must commit to innovative financing mechanisms that support land restoration and drought resilience at the scale needed. The financial commitments made at FfD4 can catalyze the investment needed to restore degraded lands, transform agricultural systems, and support vulnerable communities.

The choices we’re making at UNCCD COP16 and in the immediate years ahead will determine whether we leave a planet capable of sustaining life or one irreparably damaged by our inaction. Let us choose restoration —and with it, a prosperous and sustainable future for all.

About UNCCD 

The United Nations Convention to Combat Desertification (UNCCD) is the only legally binding international agreement on good land stewardship. It supports communities and countries in creating wealth and securing nutritious food, clean water and energy through sustainable land management. Through partnerships, the Convention’s 197 parties also set up robust systems to proactively manage drought risks. Good land stewardship based on sound policy and science helps integrate and accelerate achievement of the Sustainable Development Goals, builds resilience to climate change, and prevents biodiversity loss.

Learn more at https://www.unccd.int and follow us at @UNCCD

#COP16Riyadh

About UNDP 

UNDP is the leading United Nations organization fighting to end the injustice of poverty, inequality, and climate change. Working with our broad network of experts and partners in 170 countries, we help nations to build integrated, lasting solutions for people and planet.

Learn more at undp.org or follow at @UNDP.

Fotografía principal: Fotografía de archivo. EFE/Nic Bothman


 

Sobre @CDOverdeArturo Larena director de EFEverde.como modera el coloquio del Foro Última Hora/Valores organizado por el Grupo Serra en Palma de Mallorca

Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de EFEverde

Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde.

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Artículo de Arturo Larena publicado en https://efeverde.com/desertificacion-tierras-sanas-achim-steiner-ibrhim-thiaw/