A veces, los grandes titulares sobre economía circular empiezan con un gesto sencillo: sentarse a escuchar datos, avances y dudas de quienes convierten una obligación ambiental en un sistema que funcione.
Esta semana he asistido al desayuno anual de SIGNUS Ecovalor con periodistas y salgo con una idea clara: la gestión de los neumáticos al final de su vida útil (NFVU) no es solo un asunto de toneladas recogidas, sino de innovación aplicada y de reglas que deben acompañar el cambio.

Más neumáticos recogidos de los que tocan
El director general de SIGNUS, Carlos Prieto, puso sobre la mesa un dato tan contundente como preocupante: previsiblemente, la entidad gestionará en 2025 alrededor de 220.000 toneladas, un 6,1 % más de la responsabilidad del sistema, lo que se traduce en unas 10.000 toneladas extra que SIGNUS recoge sin que le corresponda.
Ese exceso de recogida, explicó, se debe sobre todo a importaciones y adquisiciones intracomunitarias no declaradas, y a neumáticos de segunda mano que entran en el mercado de reposición desde centros autorizados de tratamiento (CAT).
De ahí su reclamación de más control e inspección por parte de las autoridades, algo que, de hecho –recordó-, ya se contempla el nuevo Real Decreto.
Y aquí es donde conviene detenerse un momento. Si hacemos números -y esto es una inferencia razonable a partir de los costes habituales de gestión, no una afirmación literal de Prieto-, cada tonelada de NFVU cuesta en torno a 200 euros.
Eso significa que esas 10.000 toneladas “de más” ha supuesto para SIGNUS un gasto adicional 2 millones de euros en 2025 y, acumulado en casi dos décadas, un esfuerzo extra cercano a los 40 millones de euros.
Circularidad sí, pero con reglas de juego que no dejen a nadie cargando con lo que otros no declaran.
Nuevas reglas para una etapa distinta
La entrada en vigor del nuevo Real Decreto marca un cambio de época en la gestión de los NFVU.
Entre sus novedades destacan la simplificación administrativa con autorización única para todo el territorio, la ecomodulación de costes, una mayor participación de los productores y el impulso a la prevención, el reciclaje y la valorización material.
El objetivo, un incremento gradual hasta alcanzar un 65 % de reciclado y valorización material en 2035.
Ese salto en exigencia ambiental tiene traducción directa en costes. Y por eso, con ese marco de fondo, SIGNUS anunció el ajuste de la tarifa Ecovalor para 2026.

Ecovalor 2026: subir para sostener
Poner nombres y cifras a las decisiones ayuda a entenderlas. El ajuste de tarifas se concreta, por ejemplo, en una subida de 16 céntimos en la tarifa de neumáticos N2, que incluye motos, turismo, 4×4, furgonetas y categorías similares.
Y en el caso de los N4, correspondientes a camión y autobús, así como neumáticos agrícolas e industriales, el aumento es de 1,12 euros por unidad.
No se trata de una corrección menor. Es el reflejo de un sistema que quiere seguir siendo viable mientras recoge más de lo que se declara y, al mismo tiempo, se le exige reciclar más y valorizar mejor.
La I+D que convierte residuos en soluciones
Pero si algo me parece especialmente relevante en este momento es el peso que SIGNUS da a la innovación. La Dirección Técnica repasó los principales proyectos desarrollados en 2025 para abrir nuevos usos del caucho reciclado y mejorar tecnologías.
La economía circular no avanza solo con normativa o con logística; avanza cuando la investigación crea valor donde antes había residuo.
Entre esos proyectos, PERSEUS sobresale por su impacto directo en la vida cotidiana. Financiado por el CDTI, investiga mezclas bituminosas con granulado de caucho reciclado para reducir el ruido del tráfico y mejorar el rendimiento de los pavimentos.
Los resultados explicados son muy concretos: reducciones de ruido de 5 decibelios, lo que equivale a un 25 % menos de ruido del tráfico, además de un aumento de la durabilidad de los pavimentos. Menos ruido, más vida útil; menos impacto, más calidad urbana.

Mirar a 2026 con sentido práctico
Para 2026, SIGNUS quiere consolidar aplicaciones y poner el foco en pavimentos urbanos con caucho granulado, además de estudiar la viabilidad de fabricar hormigones con material reciclado de neumáticos.
La idea es clara: ampliar mercados y soluciones estables para que el caucho reciclado tenga salida real y sostenida.
Salgo del encuentro pensando que la gestión ambiental se sostiene sobre tres columnas: normas claras, financiación realista e I+D constante.
Hoy SIGNUS subrayó las tres. Y si algo necesitamos contar desde el periodismo ambiental es precisamente esto: que la transición ecológica también depende de detalles técnicos capaces de reducir ruido, alargar la vida de una carretera y lograr que un neumático al final de su vida útil deje de ser residuo para convertirse en parte de la solución.
Y, en ese mismo sentido, hay otro terreno decisivo. La compra pública no debería fijarse solo en el precio de adjudicación.
Si queremos acelerar mercados para productos más circulares y sostenibles, la Administración tendría que valorar el conjunto de factores que hacen que un producto sea más sostenible socioambientalmente que otro: su contenido reciclado, su durabilidad, su huella, su capacidad de reducir impactos y generar valor local.

Comprar mejor, no solo más barato, también es política climática.
Arturo Larena es periodista ambiental y de ciencia.
Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde.
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Este blog de «influencers verdes» fue creado por Arturo Larena y ha sido finalista en los Premios Orange de Periodismo y Sostenibilidad 2023 en la categoría de «nuevos formatos».
La entrada SIGNUS, I+D y ruido urbano… lo que nos dicen los neumáticos al final de su vida útil. Por Arturo Larena se publicó primero en EFEverde.