Por María Sánchez Rivas
Madrid, (EFEverde). Rémi Parmentier, ecologista incansable, fundador de Greenpeace, impulsor de la primera Asamblea Mundial sobre Trabajo y Medio Ambiente, entre otras cosas, reitera la necesidad de proteger el océano, una labor que lleva a cabo desde hace ya medio siglo, cuando apenas unos pocos sabían de qué iba todo esto.
Este 2025 se celebra la Tercera Conferencia sobre los Océanos en la ciudad francesa de Niza entre el 9 y el 15 de junio, un encuentro donde se reunirán los Estados Miembros de la ONU para declarar su compromiso sobre los océanos, tras la celebración de las dos primeras ediciones en la ciudad de Nueva York en 2017 y en Lisboa en 2022.
Hace aproximadamente dos años, Parmentier creó Let’s Be Nice to the Ocean (Seamos amables con el océano), una plataforma que tiene como objetivo elevar la ambición de la Conferencia de Niza y que busca, explica, “hacer de la protección la norma y no la excepción”.
En la entrevista para EFEverde, Parmentier insiste en que no debemos hablar del término “océanos”: “Solo hay uno, el que nos une y el que nos distingue como planeta del resto del sistema solar. Es el océano el que nos da la vida”, expresa con vehemencia.
¿De dónde nace su interés por el océano?
Tuve la oportunidad de hacer una campaña para proteger las ballenas en 1975 y fueron ellas las que me trajeron al océano. Las ballenas son un símbolo de la vida en el mar.
Desde ese momento he seguido, y, varios años después, formamos una pequeña “tribu” desconocida, que se llamaba Greenpeace. Y compramos un barco en el que nos embarcamos para proteger las ballenas y expandimos nuestro campo al vertido de desechos, la sobrepesca…
A finales de los ochenta, principios de los noventa, llevamos a cabo una campaña para proteger la Antártida, el “último continente virgen”. La gente decía: “¿Estos de qué van?” “¿Cómo van a proteger este territorio?” Y pudimos hacerlo, a través del Protocolo de Madrid (1991), en un momento de amenaza de las empresas petroleras.
¿Qué expectativas tiene de esta Conferencia en Niza?
La primera conferencia fue la primera, un experimento donde hubo muchos compromisos, pero apareció la pandemia y esto no ayudó, ya que retrasó la segunda Conferencia celebrada en Lisboa en el año 2022. Ahora, que tenemos la tercera, contamos con un conocimiento mayor sobre la relación entre la crisis climática y la crisis oceánica. No hay excusa, vamos a por todas.
Hay tantas obligaciones, que es imposible, y hay veces que terminamos perdiéndonos. Está muy bien que haya una diversidad, pero creo que hace falta una hoja de ruta que haga que todo el mundo reme en la misma dirección y hay ocasiones en las que creo que no está siendo así.
En esta Conferencia hay que dar respuesta a la fragmentación y el compromiso. Para poner en marcha los compromisos adoptados hay que seguir trabajando y, sobre todo, identificar nuevas metas que puedan movilizar e ilusionar a la sociedad. Pues como digo, debemos hacer de la protección la norma y no la excepción.
«Creo que hace falta una hoja de ruta que haga que todo el mundo reme en la misma dirección»
¿Considera que existe una concienciación sobre la situación que atraviesa el océano?
En esto hay una paradoja. Desde siempre oigo decir que con las nuevas generaciones va a ir mejor, pues no lo sé. Cuando empecé éramos muy pocos los defensores del océano y, en cierto modo, era más fácil ser escuchado que hoy en día. Sin embargo, ahora el medioambiente y el clima están en boca y cabeza de todo el mundo, y hay un ruido de fondo que hace más difícil ser oído en una conferencia internacional que hable de biodiversidad, clima o desarrollo sostenible.
Tenemos tantas opiniones y voces contradictorias, que digo que estamos ante el fenómeno del mosquito, con gente que intenta captar la atención. Esto hace que sea más difícil que el público entienda de qué estamos hablando.
«Ahora el medioambiente y el clima están en boca y cabeza de todo el mundo, y hay un ruido de fondo que hace más difícil ser oído en una conferencia internacional «
¿Qué viabilidad tiene este tipo de Conferencias cuando Donald Trump decide salirse del Acuerdo de París?
Y la pregunta es, imagino, ¿Cómo en medio de la crisis del multilateralismo pretendes alcanzar un acuerdo ambicioso? Mi respuesta es que es un motivo más para empujar y elevar la ambición. Si los jefes de Gobierno y de Estado de todo el mundo se reúnen para decir siempre lo mismo, esto alimenta a los enemigos del multilateralismo, a los oligarcas, a los populistas, que dicen que estas grandes reuniones de la ONU son una pérdida de tiempo. Creo que es una obligación avanzar y no repetir siempre lo mismo.
No podemos ser rehenes de una minoría de países, sea cual sea su poder económico, que es también relativo. Considero que debemos hacer hincapié en la riqueza natural y no en la riqueza artificial. Nuestra riqueza natural es el clima, la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas. A pesar de la situación de Estados Unidos, el mundo sigue funcionando y hay una necesidad de acción, de ambición, para proteger el mar y el medioambiente.
¿Cómo podemos combatir el “negacionismo climático” en la conservación del océano?
Hay que defender la ciencia, hoy más que nunca. En Estados Unidos se está atacando la ciencia, hay palabras prohibidas. Estamos en una distopía y la Unión Europea debe tener un buen papel en la defensa de la ciencia, que es una herramienta fundamental para que los países tengan una influencia y un liderazgo. Le va a costar mucho a Estados Unidos esta guerra contra la ciencia.
msr/al
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