Este verano, la Península Ibérica volvió a arder. Centenares de miles de hectáreas calcinadas, pueblos evacuados y un coste humano y económico que se repite año tras año. Solo en España, los incendios forestales han llegado a consumir más de 380.000 hectáreas en 2025, con pérdidas millonarias y un impacto devastador en la biodiversidad. Cada verano nos recuerda lo mismo: el modelo actual no funciona. Seguir apostando por monocultivos y abandono rural es seguir alimentando el fuego. La pregunta es clara: ¿cómo reducimos la intensidad y frecuencia de los incendios mientras devolvemos vida y oportunidades al campo? La respuesta pasa por una palabra: regeneración.
Durante décadas, la Península Ibérica ha apostado por modelos forestales y agrícolas que maximizan la producción a corto plazo: monocultivos continuos, especies exóticas como el eucalipto, plantación mayoritaria en gran parte del territorio peninsular, y suelos cada vez más degradados. El resultado es un paisaje inflamable, con continuidad de combustible y poca humedad. Cuando llegan las olas de calor, el fuego encuentra autopistas verdes. Este modelo no solo es peligroso, sino que también es económicamente frágil: Portugal, por ejemplo, importa más de 5.200 millones de euros en alimentos al año. Se depende de fuera para comer y, al mismo tiempo, el propio territorio sigue siendo altamente vulnerable al fuego.—
La agroforestería regenerativa como alternativa
La alternativa existe y ya se está aplicando: la agroforestería regenerativa. Se trata de sistemas que combinan árboles, cultivos y pastoreo en mosaicos productivos, intercalados con infraestructuras de retención de agua como lagunas, terrazas y zanjas de infiltración. Estos diseños no solo producen alimentos y empleo local, sino que rompen la continuidad del combustible y elevan la humedad del suelo, haciendo que los incendios sean más lentos y manejables. En Portugal, la agroforestería sintrópica, inspirada en Ernst Götsch, ha demostrado que puede transformar campos secos en ecosistemas resilientes. Plantaciones densas, podas estratégicas y sucesión planificada crean sistemas que se autoalimentan y devuelven fertilidad al suelo.
Regenerar no es solo plantar árboles: es rediseñar el territorio para que produzca alimentos, retenga agua y ofrezca empleo. La agroforestería diversifica ingresos, al contar con cultivos propios de aceites, frutos secos, pastoreo o miel, y crea paisajes más seguros. Se constituiría así un mosaico productivo capaz de interrumpir el avance del fuego, mientras que la cobertura vegetal y las obras de retención elevan la humedad del suelo. Así, la prevención se convierte en una inversión con retorno económico, social y ecológico. Según cálculos propios, cambiar el 50% de los eucaliptales por agroforestería podría aumentar el PIB portugués un 3% y crear hasta 43.000 empleos, además de reducir drásticamente el riesgo de incendios. No hablamos solo de ecología: hablamos de economía, soberanía alimentaria y resiliencia climática.
Convivir con el fuego mientras regeneramos
Sin embargo, mientras trabajamos en la regeneración, debemos convivir con el fuego. Eso implica la instauración de cortafuegos productivos, pastoreo dirigido, quemas prescritas en invierno y puntos de agua estratégicos. Las mismas obras que rehidratan el paisaje sirven para frenar incendios y abastecer a los equipos de extinción. No se trata solo de apagar fuegos, sino de rediseñar el territorio para que arda menos y se recupere más rápido. Un simple sistema de lagunas y zanjas de infiltración puede cambiarlo todo: más agua disponible, más biodiversidad y menos riesgo. Estas soluciones son replicables en toda la Península.
Portugal ha dado pasos importantes desde 2017: nuevas normas para plantaciones, mosaicos piloto y reconocimiento de la agroforestería en la PAC. España avanza en Galicia con la reducción del eucalipto y la restauración de dehesas. Pero falta lo esencial: escalar estas medidas. Terminar el catastro, organizar la propiedad fragmentada, simplificar permisos y redirigir incentivos hacia sistemas mixtos que devuelvan vida al suelo y valor a las comunidades. Los retos son reales: fragmentación de la propiedad, falta de capital, burocracia, escasez de mano de obra y resistencia cultural.
Escalar la regeneración como estrategia nacional
¿Cómo superamos estos retos? Con un catastro completo y bancos de tierras para agrupar parcelas; con financiación híbrida que combine la PAC, créditos de carbono y agua, e inversión de impacto; con permisos simplificados y monitoreo digital para reducir trámites; con formación masiva en agroforestería y pago por servicios ecosistémicos; y con narrativas positivas que conviertan la regeneración en orgullo colectivo.
La regeneración no es un evento, es un proceso. Muchos sistemas sintrópicos alcanzan un metabolismo “tipo bosque” en 10 a 12 años, pero los primeros resultados se verían antes: en tres a siete años el paisaje cambiaría visiblemente, y en una década la resiliencia sería ya profunda. Mientras tanto, debemos combinar regeneración con prevención activa para reducir riesgos.
Elegir entre fuego o futuro regenerativo
La alternativa es clara: paisajes vivos, diversos y productivos que nos protejan y nos alimenten. Como sociedad, debemos elegir entre seguir pagando el coste del fuego o invertir en un futuro regenerativo. No es una utopía: es la única estrategia sensata para un futuro habitable en la Península Ibérica.
Samuel Delesque
Cofundador de la ecoaldea regenerativa Traditional Dream Factory (TDF)
Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de EFEverde
Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde.
Otras tribunas de Creadores de Opinión Verde (#CDO)
Este blog de «influencers verdes» ha sido finalista en los Premios Orange de Periodismo y Sostenibilidad 2023 en la categoría de «nuevos formatos».
La entrada Regenerar para avanzar… el futuro del campo pasa por la innovación social y ecológica. Por Samuel Delesque (Traditional Dream Factory/TDF) se publicó primero en EFEverde.