• 03/10/2025 05:33

¿Qué ocurre con la ropa que desechamos? Un Real Decreto establece las nuevas reglas del juego. Por Sònia Flotats, directora de Move! Moda en Movimiento

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Sònia Flotats, directora de Move! Moda en Movimiento

 

¿Te has preguntado alguna vez qué ocurre con la ropa que desechas? Si la depositas en el contenedor de recogida de ropa usada, una organización gestora de residuos textiles se encargará de gestionarla de la mejor manera posible, en función del estado en el que se encuentre y los materiales de los que esté compuesta. En el mejor de los casos, terminará vendiéndose en tiendas de segunda mano, en España u otros países, lo que permitirá alargar su vida útil, además de generar empleo y desarrollar economías. En el peor de los casos, acabará quemada con el objetivo de aprovechar el calor generado para producir energía. Esta solución es la última en la llamada jerarquía de residuos, donde se priorizan opciones como la prevención, reutilización y reciclaje, y se deja la valorización energética como una de las alternativas menos atractivas. Si en cambio decides tirarla en la fracción resto, en el cubo de la basura de toda la vida, acabará enterrada o incinerada, ya que al mezclarse con todo el resto de residuos, gestionarla es prácticamente imposible.

El problema es que en España solo un 12% del residuo textil se recoge de manera separada, seguramente por la falsa creencia de que la ropa que desechamos en el contenedor de la ropa es la que se dona a personas necesitadas, y por lo tanto solo pueden depositarse allí prendas en perfecto estado.

Un Real Decreto para regular la gestión textil

Para avanzar en este sentido, y respondiendo a las exigencias de la Unión Europea, el Gobierno español acaba de publicar un proyecto de Real Decreto que persigue regular la gestión de los residuos textiles y de calzado en nuestro país. Abierto a consulta pública hasta el 4 de septiembre, su aprobación definitiva está prevista para finales de 2025 o principios de 2026, por lo que el momento presente es clave para que se escuche a todos los actores implicados y se apruebe un documento ambicioso, a la vez que realista y motivador.

Lo primero que estipula esta norma es que, como ya pasa con los envases, el cristal o el papel, tienen que ser las empresas que ponen estos productos en el mercado quienes se encarguen de financiar toda la gestión de este residuo, desde la recogida, clasificación, preparación para la reutilización, reciclaje y eliminación de estos productos una vez que el consumidor los deseche. Ello permitirá asegurar una gestión profesional de los mismos. De hecho, hace tiempo que las organizaciones que actualmente están gestionando estos residuos, muchas de ellas vinculadas a la economía social, están manifestando su preocupación por la insostenibilidad económica del sistema de recogida textil actual.

Para organizar toda esta gestión de manera eficiente, las empresas que colocan ropa o calzado en el mercado deberán adherirse a un scrap, un sistema de responsabilidad ampliada del productor, el “Ecoembes del textil”, al que contribuirán económicamente en función del peso y, cuando sea oportuno, la cantidad de producto que coloquen en el mercado.

Objetivos ambiciosos para 2030 y 2035

Además, se prevé que esta tasa tenga bonificaciones cuanto mejor diseñada esté esta ropa y calzado en términos de sostenibilidad, como materias primas recicladas, durabilidad o funcionalidad. El objetivo del Real Decreto es pasar del 12% de recogida separada actual a un mínimo del 50% para 2030 y del 70% en 2035. Se trata de unos porcentajes realmente ambiciosos, sobre todo teniendo en cuenta que en Francia, donde el scrap funciona desde 2008, sólo se recoge de manera separada el 32,4%. Además, se pretende que de estas prendas recogidas se consiga que un 20% en 2030 y un 35% en 2035 sean gestionadas para ser reutilizadas, es decir, que se facilite su venta en segunda mano.

El Real Decreto, que implica articular todo un nuevo proceso para la gestión de las prendas y calzado hasta el fin de su vida útil, ha encendido fuertes críticas en el sector. En primer lugar, por el retraso en su aprobación: mientras los ayuntamientos tienen la obligación de tener un sistema de recogida de residuos desde el pasado 1 de enero, las empresas esperan desde hace meses concreción de cuáles serán sus obligaciones particulares para definir, a partir de ahí, los detalles de este nuevo sistema. 

Preocupaciones del sector ante la nueva normativa

El sector, en general, no se siente escuchado por la Administración, por aspectos como la obligación de financiar desde el primer momento (a diferencia de lo ocurrido en los precedentes de otras industrias) la separación de los textiles que terminan, por una gestión incorrecta del usuario, en el contenedor gris. También se critica que el Decreto no ahonde en la valorización de las prendas, que será clave para que este nuevo sistema aguante.

En este sentido, otro de los puntos más controvertidos de este proyecto de Real Decreto es el que asegura que las tiendas de ropa de más de 400 metros cuadrados deberán reservar un espacio para vender prendas de segunda mano. Parte del sector considera que se trata de una medida muy generalista, ya que si bien puede funcionar en algunos contextos, de hecho hay marcas que ya lo están haciendo, en otros no es la mejor opción para vehicular la salida comercial de esta ropa. En estos casos, quizás sería más efectivo redirigir estos recursos a la gestión propia del scrap o incluso a realizar campañas de comunicación. Y es que otra función que tendrá el scrap será sensibilizar a la ciudadanía sobre el impacto ambiental que genera el consumo de ropa, con un objetivo también ambicioso de reducir un 5% el volumen de residuos textiles en 2030 y un 10% en 2035 respecto a los datos de 2027.

¿Qué pasará con lo que no se puede reutilizar?

¿Y qué pasará con toda la ropa que se recoja pero no se consiga reutilizar? La idea es que pueda reciclarse, idealmente en nuevas fibras para producir nueva ropa o como materia prima reciclada para otros sectores como la construcción. Pero para conseguirlo todavía hace falta mucho i+d que, según el Real Decreto, también deberá apoyar el scrap. De hecho, el documento ni siquiera se ha marcado objetivos de reciclaje, emplazando la decisión a los cinco años de funcionamiento de este sistema.

Sea como sea, y mientras el Real Decreto no se aprueba, los grandes operadores del negocio de la moda en España ya hace tiempo que trabajan en este sentido. Desde 2023, y aunque no sea obligatorio, están organizados en dos scraps, Re-viste y Gerescal, desde donde dialogan, analizan otros modelos europeos y realizan pruebas piloto para articular un sistema que permita la mejor gestión posible del residuo textil. Algunas marcas incluso han empezado a recoger ropa usada en sus propios establecimientos o a lanzar colecciones cápsula con hilo reciclado a partir de prendas previamente recogidas.

En este contexto, es fundamental que la administración pública escuche y tenga en cuenta tanto la experiencia del sector moda, que ya ha empezado a organizarse, como la de las entidades que llevan años gestionando residuos textiles. Solo desde esa colaboración real será posible construir un sistema eficaz, justo y sostenible que permita responder con ambición, pero también con realismo, a los retos que plantea la gestión del residuo textil en nuestro país.

 

 

 

 

Sònia Flotats, directora de Move! Moda en Movimiento
www.modaenmovimiento.com

 

 

 

 


 

Sobre @CDOverdeArturo Larena director de EFEverde.como modera el coloquio del Foro Última Hora/Valores organizado por el Grupo Serra en Palma de Mallorca

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Artículo de Arturo Larena publicado en https://efeverde.com/te-has-preguntado-alguna-vez-que-ocurre-con-la-ropa-que-desechas-si-la-depositas-en-el-contenedor-de-recogida-de-ropa-usada-una-organizacion-gestora-de-residuos-textiles-se-encargara-de-gestio/