Lourdes Uquillas
Madrid, 20 nov (EFE).- Los seres humanos están expuestos actualmente «a miles de productos químicos sintéticos» presentes en todo tipo de objetos y productos de uso cotidiano, «cuya exposición provoca interferencias en el sistema hormonal del organismo desde los primeros 40 días de gestación», afirma a EFE el médico Nicolás Olea.
Olea, doctor en Medicina y catedrático emérito de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada, es experto internacional en químicos tóxicos para la salud y el medioambiente, y acaba de publicar 80 Recomendaciones para evitar los tóxicos, como continuación de Libérate de tóxicos. Guía para evitar los disruptores endocrinos, ambos de la editorial RBA.
Contaminación fruto del auge del petróleo
El médico granadino asegura que la contaminación que nos rodea «empezó con el auge de la industria del petróleo, un descubrimiento tardío para nosotros», ya que sus estudios comenzaron con los pesticidas utilizados en la agroindustria, como el DDT (dicloro difenil tricloroetano) o los PCB (bifenilos policlorados), actualmente prohibidos.
«Después pasamos a los plásticos y, en un momento determinado, nos dimos cuenta de que todo era la industria del petróleo, que ha resultado en la producción, según la Unión Europea, de más de 125.000 compuestos de uso habitual en fertilizantes, pesticidas, insecticidas, plástico, ropa, utensilios del hogar y de cocina, cosméticos, detergentes, productos de cuidado personal y materiales de construcción. Es como la gran expansión del petróleo», indica.
Durante más de treinta años de estudio de los efectos de la contaminación química, Olea ha participado en eventos nacionales e internacionales, publicado más de 350 documentos científicos en inglés y dirigido 57 tesis doctorales. Sin embargo, cuestiona que, pese a existir suficiente documentación científica, «no la lea nadie» para la elaboración de normativas sobre contaminación química.
«Por ello me planteé contar mis conocimientos en español, a ver si se entera alguien. Además, aunque no sé cuáles son las razones o decisiones políticas, son muy cortoplacistas y no piensan en preservar la salud de las generaciones futuras», añade.
Afecciones a la salud reproductiva
Sobre la influencia de la contaminación química en la salud, Olea es tajante: «Clarísimamente, esos contaminantes afectan tanto a la fertilidad del varón, por la pérdida seminal que ya es un problema global, como a la mujer, principalmente por endometriosis y ovario poliquístico».
«En ambas situaciones hay una hipótesis médica importante que sostiene que la exposición medioambiental química puede contribuir a la caída en la calidad espermática y en la reserva ovárica».
La clave, señala, es que «la calidad seminal está definida en los primeros 40 días postfecundación del embrión», es decir, «que el fracaso de un hombre de 34 años como preñador está vinculado a las exposiciones que tuvo cuando era embrión en el vientre de su madre durante los primeros 40 días. Esto se denomina síndrome de disgenesia testicular».
Por ello, explica, «muchas de las recomendaciones que damos son cuidar enormemente a la mujer fértil, embarazada o en periodo de lactancia, porque de sus exposiciones durante el embarazo y la primera infancia dependerá la salud del adulto».
«Es una situación algunas veces muy dramática», asevera, porque cuando se lo cuenta a la gente joven «se preocupan enormemente, sobre todo las chicas. No he visto nunca gente tan preocupada durante el embarazo; las mujeres de la actualidad tienen verdadera quimiofobia, porque han oído cosas y no saben muy bien cuánto es su responsabilidad o cuánto será protegido por la autoridad sanitaria o el Estado».
Cambios en el uso del petróleo
Olea señala que el petróleo es la base para la fabricación del plástico, y recuerda que «en los años 60 del siglo XX no había producción de plásticos; ahora estamos en 400 millones de toneladas y las previsiones de la Unión Europea apuntan a 1.800 millones de toneladas para 2050».
Por ello, cree que solo se registrará «un cambio en los usos del petróleo o de los combustibles fósiles», porque a pesar del incremento de las energías renovables, las torres de los aerogeneradores, de 22 toneladas, «están fabricadas con fibra de vidrio y resina epoxi, que contienen derivados del petróleo».
«Es decir, se va a sustituir la energía por otro tipo de energía, pero todo el petróleo seguirá siendo el sustento de esa estructura a través de los plásticos y la química fina, lo que denominan ‘fine chemicals’».
Un material muy presente en la ropa, como constituyente del poliéster, poliamida o rayón.
Respecto al reciclaje del plástico, Olea apunta que «todo esto es un invento de los años 80-90, cuando aumentó la preocupación. Pero, según la Unión Europea, no se ha reciclado más del 9 % del plástico que se ha puesto en el mercado». EFEverde
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Fotografía: Imagen cedida por la editorial RBA del doctor en Medicina y catedrático emérito de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada, experto internacional en químicos tóxicos para la salud y el medioambiente, quien acaba de publicar ’80 Recomendaciones para evitar los tóxicos’, como continuación de ‘Libérate de tóxicos. Guía para evitar los disruptores endocrinos’, ambos de RBA.
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