• 29/10/2025 21:46

Municiones y naufragios de las guerras mundiales se convierten en refugio de vida marina

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Fotografia: Ejemplos de especies marinas identificadas a partir de las imágenes tomadas por el sumergible. Crédito: Andrey Vedenin et al./Communications Earth & Environment

Redacción Medioambiente y Ciencia, 25 sep (EFEverde).– Las dos guerras mundiales dejaron tras de sí toneladas de munición y restos en los fondos marinos que, décadas después, se han convertido en inesperados hábitats para la fauna marina, en ocasiones con mayor densidad biológica que los sedimentos circundantes.

Dos investigaciones publicadas en revistas del grupo Nature analizan este fenómeno. Una se centra en la munición de la Segunda Guerra Mundial depositada en el mar Báltico, y la otra en la cartografía de una flota de naufragios de la Primera Guerra Mundial en Maryland (Estados Unidos).

El primer estudio, publicado en Communications Earth & Environment, fue realizado por investigadores alemanes que emplearon un sumergible controlado a distancia para analizar un vertedero de munición descubierto en octubre de 2024 en la bahía de Lübeck.

Más vida sobre las municiones que en los sedimentos

Los resultados revelan que en algunos restos de municiones de la Segunda Guerra Mundial hay más vida que en los propios sedimentos marinos. Ciertos organismos parecen tolerar altos niveles de compuestos tóxicos cuando encuentran superficies duras donde establecerse.

El equipo del Departamento de Investigación Marina de Alemania identificó ocho especies de epifauna invertebrada —organismos que habitan sobre superficies— y tres especies de peces, entre ellas cnidarios y anémonas.

Antes de la firma del Convenio de Londres de 1972 sobre la prevención de la contaminación marina, era habitual arrojar al mar municiones explosivas sin usar. Aunque contienen sustancias químicas altamente tóxicas, sus carcasas metálicas pueden actuar como “islas” para la vida marina.

Toneladas de munición en aguas alemanas

Según el estudio, en aguas alemanas permanecen 1,6 millones de toneladas de municiones, la mayoría vertidas tras la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

Los investigadores identificaron las piezas halladas en Lübeck como ojivas de bombas volantes V-1, un misil de crucero primitivo utilizado por la Alemania nazi a finales de la Segunda Guerra Mundial.

La densidad de organismos encontrada es llamativa: unas 43.000 criaturas por metro cuadrado sobre las municiones frente a unas 8.200 en el sedimento adyacente.

Entre la toxicidad y el refugio marino

Las concentraciones de explosivos como TNT y RDX en el agua variaban desde apenas 30 nanogramos por litro hasta 2,7 miligramos por litro, niveles cercanos a los umbrales de toxicidad para organismos acuáticos.

Los científicos observaron que la mayoría de los organismos se asentaban en las carcasas externas y no sobre el material explosivo expuesto, lo que sugiere una estrategia para reducir su contacto con sustancias químicas.

El estudio concluye que, pese a la toxicidad, las ventajas de vivir sobre superficies duras como las municiones superan a las desventajas, al menos en términos de supervivencia. Sin embargo, los autores señalan que sustituir estos restos bélicos por estructuras artificiales seguras sería más beneficioso para los ecosistemas locales.

La “flota fantasma” de Maryland

El segundo estudio, publicado en Scientific Data, se centra en la denominada “flota fantasma” de Mallows Bay, en el río Potomac (Maryland, EE.UU.). Allí se hundieron deliberadamente a finales de la década de 1920 un total de 147 barcos construidos durante la Primera Guerra Mundial.

Investigadores han elaborado un mapa fotográfico de alta resolución de estos pecios, que hoy son el hogar de una gran variedad de fauna silvestre.

Entre los habitantes más destacados de este santuario improvisado se encuentran las águilas pescadoras (Pandion haliaetus) y los esturiones del Atlántico (Acipenser oxyrinchus), una especie en peligro de extinción.

Valor arqueológico y ecológico

Los autores consideran que este nuevo mapa de Mallows Bay puede servir de base para futuras investigaciones arqueológicas, ecológicas y culturales sobre la flota.

Además de documentar un legado histórico de la Primera Guerra Mundial, el trabajo subraya cómo los restos de la actividad humana pueden transformarse, con el paso del tiempo, en enclaves relevantes para la biodiversidad.

Tanto en Europa como en América, los restos bélicos ofrecen una lección paradójica: materiales diseñados para la destrucción se han convertido en soporte de nuevas formas de vida marina.

EFEverde
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Artículo de efeverde publicado en https://efeverde.com/municiones-naufragios-guerras-mundiales-habitat-marino/