Por Nora Sesmero
Madrid, (EFEverde).- La crisis climática afecta a todos los aspectos de nuestra vida, hace falta una pedagogía social que lo explique y los medio de comunicación deben informar sobre ello, explica a EFEverde la coordinadora nacional de Teachers ForFuture España (o Profes por el Futuro) con ocasión del próximo Día Mundial de la Educación Ambiental (26 de enero).
Teachers ForFuture es un colectivo de docentes proveniente de Inglaterra que, en España lleva desde 2017 impulsando la acción climática y la educación ecosocial.
¿Cómo ha sido tu relación con la naturaleza?
Desde pequeña mi madre me enseñó a observarla con detenimiento y cariño. Aprendí a identificar cuándo llegaban las golondrinas en primavera, los distintos tipos de nubes y las variedades de plantas. Es una conexión que conservo hasta hoy, y para mí, la naturaleza representa una enorme fuente de relajación. De hecho, cuando paso mucho tiempo en zonas urbanas, siento una necesidad casi urgente de escapar y volver a la naturaleza.
En este sentido, recuerdo lo mucho que me marcó el libro de Richard Louv, Los últimos niños en el bosque, en el que habla del «síndrome por déficit de naturaleza». Aunque no es un síndrome clínico, el autor demuestra cómo la falta de contacto con la naturaleza puede generar estrés y déficit de atención. En mi experiencia personal noto que la relación con la naturaleza es esencial, ya que somos parte de ella.
¿En qué medida crees que la juventud está concienciada respecto al medio ambiente?
Creo que hay una sensibilización considerable hacia el medio ambiente. Sin embargo, los constantes bombardeos mediáticos y la polarización social desvían la atención hacia otros temas. Vivimos en una época en la que parece haberse perdido la capacidad de diálogo desde el respeto.
En lugar de fomentar encuentros constructivos, muchas veces se refuerzan divisiones, un problema que también observamos en la política. Esta tendencia, además de los problemas sociales urgentes, como la vivienda o el encarecimiento de alimentos debido a fenómenos climáticos como sequías o inundaciones, relegan las preocupaciones ambientales a un segundo plano.
Es evidente que necesitamos una transición en la comunicación. No se trata sólo de transmitir datos alarmantes, sino también de informar a la ciudadanía sobre acciones concretas que pueden tomar en su día a día. Por ejemplo, los medios tienden a hablar de la crisis climática sólo en eventos extremos, como inundaciones o récords de temperatura, pero hace falta una pedagogía social que explique cómo el cambio climático afecta todos los aspectos de nuestras vidas y qué podemos hacer al respecto.
En vuestra labor desde Teachers ForFuture, ¿qué nivel de implicación percibís por parte de colegios, institutos y universidades en incluir actividades relacionadas con el respeto ambiental?
Desde los colegios, vemos una implicación significativa, especialmente con iniciativas como Recreo Residuo Cero, que cuenta con más de 2.000 centros inscritos. También desarrollamos materiales didácticos que abordan temas como inteligencia artificial y sostenibilidad, bulos y democracia, o la relación entre consumo y medio ambiente. Queremos facilitar el trabajo del profesorado, que ya está muy cargado, ofreciendo herramientas prácticas y listas para implementar en el aula.
Sin embargo, el desafío es mayor cuando hablamos de involucrar a las familias. Muchas llegan agotadas del trabajo y, aunque entienden la importancia de estas cuestiones, no siempre encuentran el tiempo o la energía para implicarse. Aquí es donde los medios de comunicación tienen un papel fundamental manteniendo un flujo constante de información y educación sobre la crisis climática.
También lanzamos el programa Anticonsumitis, un material en clave de humor para preguntarse si nos ha picado el virus del consumo. Esto ha calado muy bien en adolescentes, porque cuando están formando su personalidad necesitan ser parte del grupo. Y si hay algo que la sociedad de consumo o el neuromarketing impone es que si tú no tienes un producto parece que te quedas fuera del grupo. Yo veo a los adolescentes víctimas de este sistema de consumo.
¿Es necesario un desarrollo del pensamiento crítico?
Totalmente, y creo que tiene que ser desde la comparativa de una misma noticia en diferentes medios de comunicación, para ver cómo los intereses van por un lado o por otro, ver qué hay detrás. Lo mismo podemos hacer en las redes sociales.
La gente opina desde un titular o desde algo que ha visto en una red social, pero no se ha preocupado de ver si la fuente es fiable o si hay una gran empresa que le interesa difundir toda esta información.
Y el pensamiento crítico también va ligado a valores como el reconocimiento desde la humildad de que nos podemos equivocar como personas y también de informarnos bien antes de decir algo, y no tener que saber de todo.
¿Debe cambiar el sistema educativo convencional para afrontar los retos presentes?
Creo que hay un error que se sigue repitiendo en las diferentes leyes educativas de este país, y es que, por ejemplo, la evaluación, que tendría que ser una herramienta para detectar en qué fallas y a partir de ahí tener un plan de mejora, se ha convertido en un sistema que simplemente pone una nota y clasifica a los alumnos en “tú vales” o “tú no vales”.
Está claro que siempre habrá personas mejores o peores en ciertas áreas, pero todos somos buenos en algo, y no deberían aplicarse los mismos sistemas de evaluación para todo el alumnado si no existe una propuesta de mejora que les acompañe.
Entonces, ¿cuáles crees que son las principales habilidades que deben desarrollar las nuevas generaciones para afrontar los retos presentes?
El pensamiento sistémico y el pensamiento crítico son fundamentales. El primero te hace entender que vivimos en un sistema y que somos interdependientes como ciudadanía. Cada vez más vivimos en este sistema individualista, pero no nos damos cuenta de que todas las personas necesitamos de las otras profesiones.
Luego me parece fundamental desarrollar la capacidad de colaboración. Generalmente tenemos una educación donde los docentes explican y el alumnado asume. Tenemos que darle voz al alumnado, trabajar más por proyectos, de forma colaborativa, para que se traduzca luego en colaboración en la vida adulta.
Además, están las habilidades blandas. Siempre se ha hablado de las habilidades duras, de que tenemos que ser buenos cognitivamente, pero las habilidades blandas, como la capacidad de empatía, de relacionarnos, de desarrollar un lado amable en nuestras relaciones, son igual de importantes. Está demostrado que estas son las personas que tendrán más capacidad de adaptarse a los constantes cambios y las que actualmente buscan las grandes empresas que trabajan por equipos.
Si desarrolláramos capacidades relacionales más empáticas y amables, viviríamos mejor como sociedad y nuestra salud mental también mejoraría mucho.
¿Crees que estas nuevas generaciones necesitan nuevos referentes?
Creo que la mayoría de los referentes que tienen los jóvenes son adultos. Hay un desfase generacional. Teníamos a Greta Thunberg, que creo que el propio sistema se encargó de desacreditar.
Además, los referentes más visibles para los jóvenes suelen ser influencers que, en muchos casos, promueven el consumo. Por ejemplo, alguien que muestra que su pareja le prepara la comida es un tipo de contenido que puede hacer mucho daño.
Sin embargo, creo que sí hay muchos referentes positivos en la comunidad LGTBIQ+. Hay personas que están generando contenido de calidad, dando voz a quienes buscan un espacio, y reconociendo que todas las formas de identificarse son legítimas. Este tipo de referentes son importantes y necesarios. EFEverde
nsa / al
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La entrada Miriam Leirós: hace falta una pedagogía social que explique cómo afecta el cambio climático se publicó primero en EFEverde.