• 30/10/2025 01:12

Más allá del litio: cómo las baterías de sodio-ion pueden revolucionar el futuro energético sostenible de España. Por Kate Samedova (Freen.com)

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Por Kate Samedova

Directora Ejecutiva de Ventas Estratégicas en Freen.com

La preocupación pública por la seguridad de las baterías ha crecido en España, alimentada por vídeos virales de incendios de vehículos que con frecuencia —y a menudo de forma incorrecta— se atribuyen a los coches eléctricos. La percepción de que las tecnologías limpias pueden esconder peligros ha ganado terreno en las redes sociales, aunque la realidad es mucho más matizada. Los datos demuestran de manera constante que los vehículos eléctricos no son más propensos a incendiarse que los de gasolina o diésel. Sin embargo, cuando las baterías de litio-ion se incendian, esos fuegos son más difíciles de controlar, arden a temperaturas más altas y pueden reavivarse incluso después de haber sido extinguidos.

Este temor, comprensible en un país que vive veranos cada vez más largos y calurosos, está influyendo en el debate público. Cada año, las olas de calor récord ponen a prueba no solo las redes eléctricas españolas, sino también la resiliencia de las tecnologías en las que confiamos para la transición energética. La seguridad ya no es una nota técnica al pie: es un factor decisivo para que las personas y las comunidades confíen en los nuevos sistemas de energía.

Por eso, las baterías de sodio-ion —una tecnología concebida con la estabilidad y la sostenibilidad en su núcleo— están empezando a atraer la atención. A diferencia de las baterías de litio convencionales, el almacenamiento basado en sodio ofrece amplios márgenes de seguridad térmica, un rendimiento fiable en temperaturas extremas y evita la dependencia de materias primas escasas o controvertidas. Para España, donde el clima, la política y la opinión pública se entrecruzan con tanta fuerza, la tecnología de sodio-ion podría ser no solo una innovación, sino un punto de inflexión.

¿Por qué sodio en lugar de litio?

La respuesta empieza con la abundancia. El sodio es uno de los elementos más comunes de la Tierra. Está literalmente en todas partes: es mil veces más abundante que el litio y cuesta una fracción de su precio —unos 0,05 € por kilogramo frente a los 14,31 € del litio—. Solo esa diferencia tiene el potencial de transformar la manera en que se escala el almacenamiento de energía.

Pero la verdadera promesa de las baterías de sodio-ion reside en su sostenibilidad y seguridad. A diferencia de las de litio, no requieren materiales críticos como el cobalto, el níquel o el cobre. Esto significa menos cuellos de botella en la cadena de suministro, menor exposición a riesgos geopolíticos y, lo más importante, una reducción del impacto ecológico derivado de la minería. Al evitar materiales escasos y polémicos, la tecnología de sodio-ion se alinea con el objetivo europeo de crear cadenas de suministro más limpias y éticas.

Las baterías de sodio-ion también son extraordinariamente seguras. Su estabilidad térmica es sobresaliente: solo comienzan a descomponerse entre los 270 °C y 300 °C, lo que las hace mucho menos propensas a la fuga térmica. En términos prácticos, esto significa que son mucho más resistentes al sobrecalentamiento y al riesgo de incendio. Además, funcionan bien en climas extremos —desde los fríos inviernos de -40 °C hasta el calor abrasador de los veranos españoles—, garantizando fiabilidad donde otras baterías fallan.

Después viene la longevidad. Las baterías modernas de sodio-ion pueden alcanzar hasta 6 000 ciclos de carga y descarga manteniendo alrededor del 70 % de su capacidad inicial. Combinadas con eficiencias energéticas de hasta el 95 %, ofrecen una vida útil prolongada y un excelente rendimiento energético. Esta durabilidad convierte a la tecnología de sodio-ion en una de las opciones de almacenamiento más fiables y rentables disponibles para aplicaciones estacionarias.

En resumen: el sodio-ion no es solo una alternativa. Es un salto adelante en sostenibilidad, seguridad y rentabilidad.

El impulso de España

España lleva mucho tiempo siendo líder europeo en energías renovables, con ambiciosos objetivos para generar más del 74 % de su electricidad a partir de fuentes limpias en 2030. Pero alcanzar ese hito requiere una revolución paralela en el almacenamiento de energía.

El Gobierno ya está actuando. Se ha anunciado un programa de inversión de 1.500 millones de euros en innovación en almacenamiento energético, de los cuales 280 millones se destinan específicamente a la investigación y el desarrollo de baterías de sodio-ion hasta 2026. No se trata de un gesto simbólico: demuestra que los responsables políticos reconocen al sodio-ion como un competidor serio en la carrera por garantizar una energía limpia y asequible.

Los investigadores españoles también están dando titulares. El Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) de Valencia ha desarrollado con éxito una celda prototipo de sodio-ion utilizando materiales sostenibles, dentro del proyecto SOSBAT financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad e Innovación. Su innovador separador de polímero sostenible reduce el impacto ambiental, demostrando que la contribución de España no se limita a la adopción, sino que también impulsa el liderazgo tecnológico.

En toda Europa se desarrollan esfuerzos similares. En Estonia, donde trabajo junto a ingenieros y especialistas en energía, hemos pasado los últimos años impulsando la química del sodio-ion desde la investigación hasta su aplicación práctica. Tras una fase intensiva de desarrollo y pruebas, hemos logrado producir un sistema de baterías listo para el mercado europeo: un hito que refleja la rápida madurez de este campo. La tecnología de sodio-ion ya no está confinada a los laboratorios o proyectos piloto; ha entrado en la etapa de preparación comercial.

La política también avanza a buen ritmo. El Real Decreto-ley 7/2025 ha simplificado los permisos para proyectos de almacenamiento, reduciendo la burocracia y permitiendo una implantación más ágil. Además, la Comisión Europea ha aprobado un plan de ayudas estatales de 699 millones de euros que apoyará entre 2,5 y 3,5 GW de nueva capacidad de almacenamiento en España. En conjunto, estas medidas crean un terreno fértil para que las baterías de sodio-ion echen raíces y prosperen.

Una alternativa europea

Hay un punto esencial que destacar: Europa tiene ahora la oportunidad de producir baterías no solo sostenibles, sino también propias. Muchas de las baterías de bajo coste que llegan al mercado europeo proceden de Asia, donde la producción puede ser menos transparente y los estándares de seguridad más variables. Aunque estos productos puedan parecer más baratos al principio, sus costes a largo plazo —en fiabilidad, vida útil e impacto ambiental— son considerablemente mayores.

Por el contrario, las baterías desarrolladas y fabricadas en Europa —incluidos los sistemas de sodio-ion que ya emergen de instalaciones estonias y españolas— reflejan los estándares ambientales más estrictos, una calidad industrial superior y un compromiso real con los principios de la economía circular. Invertir en estas tecnologías no es solo una cuestión de orgullo industrial: es una garantía para los consumidores, las comunidades y el medio ambiente.

Para España, esta alineación resulta especialmente poderosa. Al combinar sus ambiciosos objetivos renovables con almacenamiento de sodio-ion desarrollado y fabricado en Europa, el país puede alcanzar no solo la independencia energética, sino también un modelo de responsabilidad ecológica digno de ser seguido.

Mirando hacia el futuro

¿Sustituirá el sodio-ion completamente al litio? La respuesta es no, al menos no de inmediato. El litio seguirá dominando donde la alta densidad energética sea esencial, como en los vehículos eléctricos. Pero en el almacenamiento estacionario —los sistemas que equilibran la red, estabilizan la producción renovable y proporcionan respaldo a hogares, escuelas y hospitales— el sodio-ion ya está demostrando ser la opción más inteligente.

Las previsiones de mercado indican que el sodio-ion podría captar entre el 5 % y el 20 % del mercado mundial de almacenamiento para 2030, y hasta el 23 % del almacenamiento estacionario. Para España, que afronta un aumento de la demanda y crecientes riesgos climáticos, esto podría traducirse en un futuro en el que las comunidades disfruten de energía limpia e ininterrumpida incluso durante apagones o picos de calor.

El argumento económico es igualmente convincente. A gran escala, los sistemas de sodio-ion podrían reducir los costes entre un 30 % y un 40 % en comparación con las alternativas de litio. Además, abren oportunidades para la fabricación nacional, ya que las líneas de producción de litio pueden adaptarse al sodio con una inversión mínima.

Una revolución sostenible

Como profesional que trabaja en la intersección entre la tecnología y el mercado, paso mis días hablando con ingenieros obsesionados con la eficiencia y con clientes que solo quieren que las cosas funcionen: de forma fiable, segura y sostenible. En algún punto entre esos dos mundos se encuentra el verdadero reto de la transición energética.

Suele decirse que construir el futuro de la energía se parece un poco a cocinar una buena paella: se necesitan ingredientes de calidad, el momento adecuado y, sobre todo, paciencia para dejar que todo encaje. Las baterías de sodio-ion representan exactamente ese equilibrio: la combinación perfecta de rendimiento, responsabilidad y visión a largo plazo. Nos permiten acelerar la transición sin repetir los errores de las tecnologías del pasado —la dependencia de materiales escasos, las cadenas de suministro frágiles y los productos inseguros—.

Creo firmemente que España ya tiene todos los ingredientes para que esta receta funcione: políticas ambiciosas, investigadores innovadores y comunidades deseosas de lograr independencia energética sostenible. Si el país apuesta por el sodio-ion junto a la energía solar, eólica y otras renovables, puede convertirse en un ejemplo para Europa y el mundo: demostrar que la energía limpia no consiste solo en generar electrones, sino en construir un futuro resiliente, ético y sostenible.

Kate Samedova
Directora Ejecutiva de Ventas Estratégicas en Freen.com

 

 

Fotografía principal: Salar de Atacama, cercano a Calama, donde se extrae litio en Chile. EFE/Ariel Marinkovic/


 

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Artículo de Arturo Larena publicado en https://efeverde.com/cdoverde-baterias-sodio-ion-futuro-energetico-sostenible-espanar-kate-samedova-freen/