Ana Tuñas Matilla
La sociedad en su conjunto, empresas y usuarios, es responsable de la pérdida de biodiversidad que afronta el planeta, según la directora general de Sostenibilidad de Endesa, María Malaxechevarría, que, no obstante, considera que es indudable que las grandes compañías deben liderar la acción para revertir la situación.
«Cuando una persona demanda un producto tiene que tener bien claro que ese producto tiene unas consecuencias (…) A lo mejor no hay que medir solo por precio. Yo diría que no son solo las empresas, sino que es toda la sociedad en su conjunto quien tiene una responsabilidad en los impactos de la actividad humana», ha afirmado en una entrevista con EFEverde.
Marcar objetivos
Indudablemente, las grandes empresas deben ser tractoras del cambio por su capacidad para influir en su sector y en el resto de sectores, así como en toda la cadena de suministro y en los clientes, según la directiva, que ha subrayado la importancia de que estén empezando a marcase objetivos en materia de biodiversidad para lograrlo.
En su Plan de Sostenibilidad 2025-2027, Endesa se compromete a no generar pérdida neta de biodiversidad en nuevos proyectos desarrollados a partir de 2025 en áreas de alto impacto, meta que en 2030 extenderá a todos los proyectos que requieran evaluación de impacto ambiental. También se compromete a no deforestación neta desde 2030.
Aunque la eléctrica cuenta con una política medioambiental desde 1988, fue en 2020 cuando introdujo por primera vez objetivos en materia de biodiversidad, que actualizó en 2023, tras el histórico acuerdo alcanzado en la COP15 de Biodiversidad, y que han revisado este año para introducir compromisos intermedios.
Esa cumbre se saldó con el conocido como Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal, que busca detener y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030 protegiendo, al menos, el 30 % de la superficie terrestre y marina del planeta.
Igual que el Acuerdo de París (2015) marcó un hito en la lucha contra el cambio climático, el de Montreal ha marcado un hito en materia de biodiversidad, según Malaxechevarría, quien ha subrayado que, tras encaminar la lucha climática, lo siguiente debe ser avanzar en frenar el impacto de la actividad humana en la biodiversidad. Ambos van de la mano y, además, influyen en la salud humana, ha aseverado.

Cambiar de modelo económico
El plan recoge también que debido al modelo de consumo actual, en 2024 se superaron seis de los nueve límites biofísicos a nivel mundial y que el 50 % del PIB mundial tiene una dependencia moderada o alta de la naturaleza. En paralelo, desde 1970, las poblaciones de especies han disminuido una media del 69% .
«Teníamos un modelo económico superlineal en el que consumías y no prestabas atención a cuál era el impacto, ni si quiera a los residuos que generabas. Ahora estamos yendo hacia un modelo cada vez más circular, pero nos falta un gran avance en intentar minimizar esos impactos lo máximo posible», ha señalado preguntada por el agotamiento de unos recursos naturales limitados.
Ahora se sabe que la economía tiene un impacto y que tenemos que mejorar ese modelo económico. «Yo creo que ahora toca esa revolución: lograr un crecimiento sostenible», ha señalado.
En el caso de una energética, es evidente que el primer impacto ambiental es el cambio climático y para reducirlo se han marcado una hoja de ruta para descarbonizarse en pro de la neutralidad climática, según la también directora de la Fundación Endesa.
En materia de biodiversidad, han identificado que sus dos mayores impactos en el caso de los proyectos en cartera son la ocupación o desplazamiento de territorio, sobre todo en el caso de la solar, y la afectación a avifauna, tanto por las redes eléctricas como por la eólica.
Compensar cuando no se puede evitar el impacto
Para amortiguar ese impacto y lograr la no pérdida neta de biodiversidad, además de cumplir las condiciones que impone la administración en la declaración de impacto ambiental que requiere cada proyecto para minimizar su afectación, la compañía pone en marcha medidas voluntarias para compensar aquello que no puede evitar.
Entre esas medidas, reforestar la zona afectada o en lugares lo más próximos posible, poner en marcha planes de conservación de especies que se ven influidas por su actividad o investigaciones, por ejemplo, para conocer cuáles son las rutas migratorias de aves y no implantar en ellas instalaciones que puedan interferir en ellas.
Cada sector tiene que ver dónde tiene mayor impacto, porque no todos impactan por igual ni en cambio climático ni en biodiversidad, ha apuntado la directiva, que ha insistido en que hoy en día ya disponemos de datos relevantes acerca de la pérdida de biodiversidad y «todos debemos realizar esfuerzos suficientes para poder revertirlo».
A quienes opten por el greenwashing o ecopostureo en lugar de por cumplir compromisos reales, les ha advertido de que serán expulsados del mercado «en cuanto todos seamos más conscientes de impacto que tenemos». EFEverde
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