Madrid.- El uso de pulseras de silicona que absorben los contaminantes ha permitido demostrar que los bomberos que inician las quemas en los fuegos prescritos, los llamados ‘antorcheros’, «superaron los límites de seguridad de exposición a las partículas cancerígenas del humo» en un turno de trabajo de cuatro horas.
El Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) de Barcelona, un centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha analizado la exposición de los bomberos a los contaminantes que libera el fuego.

Gracias a unas pulseras de silicona colgadas del traje -para evitar que capten el sudor de la muñeca-, y tras monitorizar la exposición de los bomberos a fuegos controlados en Cataluña entre 2022 y 2024, el equipo del IDAEA ha comprobado «que quienes realizan la quema, con una antorcha que porta una mezcla de gasoil y gasolina, son los más expuestos a las mayores concentraciones de hollín o carbono negro e hidrocarburos aromáticos policíclicos».
Estos elementos son contaminantes orgánicos fruto de la combustión incompleta de la materia orgánica, explica el CSIC en un comunicado.
La dosis total diaria que se midió en los ‘antorcheros’ fue unas cinco veces superior a la de los forestales dedicados a mantener a raya el fuego controlado.
«En los turnos de cuatro horas, los responsables de las antorchas superaron los límites de seguridad de exposición a las partículas cancerígenas del humo», señala el CSIC, que también advierte de que el riesgo «podría ser aún mayor» porque no se ha medido la concentración o presencia de otros componentes tóxicos como las dioxinas y el benceno.
Las pulseras de silicona absorben los contaminantes orgánicos que lleva el humo y permiten saber qué productos químicos respiran los bomberos en los montes durante el control y la extinción del fuego, sea o no controlado.
¿Qué es una quema prescrita?
Una quema prescrita es un fuego controlado y planificado, iniciado por los bomberos forestales para eliminar el combustible vegetal y prevenir o acotar incendios, explica el CSIC.
Barend L. van Drooge, ambientólogo e investigador del IDAEA, apunta que, junto a las pulseras de silicona, su equipo ha podido medir «gracias a sensores geolocalizados que llevan los brigadistas durante su trabajo forestal» la exposición al hollín y a las partículas en suspensión inferiores a las 2,5 micras, que pueden penetrar hasta los alvéolos del pulmón.
Los resultados de esta metodología revelan que hay hidrocarburos aromáticos policíclicos que están presentes en altas concentraciones en el aire que respiran los bomberos.
Efectos del humo en la salud
El CSIC recuerda que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) estableció en 2023 que la exposición laboral de los bomberos es cancerígena y causa cáncer de vejiga y de mesotelio.
La científica del IDAEA Carmen Bedia, que ha analizado los filtros colocados en los trajes de los bomberos, ha concluido además que los compuestos procedentes de la quema de biomasa causan cambios de composición en los lípidos, lo que «podría provocar envejecimiento cerebral y enfermedades neurodegenerativas».
Los investigadores recomiendan que los bomberos utilicen mascarillas FPP2 durante las tareas con mayor riesgo -al igual que la población expuesta al humo de los incendios-, que hagan turnos de trabajo más cortos y que roten de función para disminuir la exposición individual.
La ola de incendios del pasado verano calcinó cerca de 400.000 hectáreas en España. EFEverde
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