Ana Tuñas Matilla
La factura por las catástrofes naturales registradas en España ascendió el año pasado a 11.330 millones de euros, una cifra que supone un incremento del 155 % respecto a 2023 (4.450 millones) y que en gran parte se debió a las inundaciones que siguieron a la conocida como dana de Valencia.
Según el Barómetro de Catástrofes 2024, de la factura total, 6.335 millones correspondieron a costes asegurados (es decir, cubiertos por alguna póliza aseguradora) y 2.450 a costes no asegurados (no cubiertos por ningún seguro, principalmente por no contar con póliza contratada).
Otros 1.231 millones se debieron al coste de los servicios de primera respuesta (Protección Civil, UME y Cruz Roja, además de Tragsa), cuya factura se disparó respecto a la de 2023 (124 millones).
Los 1.314 millones restantes al impacto que causaron estas catástrofes en el PIB de 2024 y se perdieron 27.730 empleos equivalentes a jornada completa, con gran impacto en transporte y hostelería.

El coste de la dana
La dana del 29 de octubre de 2024, que afectó a Valencia, Castellón, Albacete, Murcia, Almería y Málaga, dejó 236 fallecidos y generó un coste asegurado de 5.260 millones de euros, cerca del 83 %, lo que la convierte en el evento más costosos de la historia de España.
El resto del coste asegurado se lo repartieron ese año sequías, pedriscos estivales, heladas primaverales o lluvias estivales, entre otros fenómenos.
De no haberse producido la dana y las inundaciones que la siguieron, 2024 habría sido el año con menor coste asegurado desde 2016, lo que subraya el carácter extraordinario de este fenómeno, según recoge el informe.
El Consorcio de Compensación de Seguros (CCS) asumió la mayor parte del impacto, con 4.954 millones de euros en indemnizaciones relacionadas con la dana en la Comunidad Valenciana. Agroseguro (seguro agrícola) aportó 53 millones y las aseguradoras privadas 192 millones.

En su conjunto, las inundaciones registradas a lo largo del año representaron el 90 % del coste asegurado total, una proporción muy superior a la habitual. Descontado el efecto de la dana, la distribución por tipo de evento mostró el predominio del pedrisco y la sequía, especialmente por su incidencia en los cultivos.
El coste de las catástrofes sobre los bienes se multiplicó por más de seis en 2024, alcanzando 6.670 millones de euros (0,43% del PIB español). En la Comunidad Valenciana, epicentro de la dana, el impacto equivale a más del 4,56% del PIB regional.
Las empresas no aseguradas perdieron 842 millones y la pérdida de facturación ascendió a 3.010 millones de euros.
Según el Informe PERC de Zurich Seguros (que evalúa consecuencias a largo plazo y no sólo en un año), los daños materiales causados por la dana ascendieron a más de 20.000 millones, incluyendo daños a sistemas hídricos e infraestructuras públicas (1.800 millones), viviendas y vehículos (4.800 millones) y en pérdidas productivas directas e indirectas (14.000 millones).
«2024 ha sido para España el año más catastrófico en todos los registros, no solo en el periodo observado por nuestros Barómetros (2016-2024), sino en los registros históricos de los riesgos extraordinarios cubiertos por el Consorcio de Compensación de Seguros desde su creación en 1954», según el presidente del Observatorio de Catástrofes de la Asociación Cluster Catástrofes, Pedro Tomey

Integrar la dimensión social
El informe cuenta con un capítulo que analiza la influencia de los factores demográficos y socioeconómicos en la distribución del impacto de la dana, integrando variables municipales de renta, edad, nacionalidad y estructura del hogar.
La conclusión: que la vulnerabilidad no solo depende de la magnitud del evento, sino también de las desigualdades estructurales preexistentes. La dana de 2024 demuestra la necesidad de integrar la dimensión social en la gestión del riesgo y en la planificación territorial para reforzar la resiliencia de los municipios valencianos.
Por otra parte, el estudio desarrolla una herramienta de aprendizaje automático basada en un modelo Gradient Boosting Classifier entrenado con 2.907 eventos de inundación (2013–2022), que logra una precisión superior al 80 % en la estimación de pérdidas económicas, incorporando variables meteorológicas y de resiliencia social y económica.
El modelo integra además técnicas de inteligencia artificial, que permiten identificar qué variables influyen en cada predicción y facilitan la interpretación de los resultados para gestores públicos y aseguradoras.
Las inundaciones de octubre de 2024 fueron clasificadas por el modelo como evento catastrófico con una probabilidad del 75 %, validando su capacidad predictiva. Esto indica que la herramienta es como un instrumento de apoyo para la planificación y mitigación del riesgo de inundaciones, combinando precisión, interpretabilidad y utilidad práctica.
También dañan el patrimonio histórico
La dana de octubre de 2024 provocó daños sin precedentes en el patrimonio histórico, afectando a 564 bienes culturales en la Comunidad Valenciana, entre Bienes de Interés Cultural (BIC) y Bienes de Relevancia Local (BRL).
Los municipios de afectación alta (zona cero) concentran la mayor parte de los daños, especialmente en iglesias, ermitas y patrimonio etnográfico.
Destacan las afecciones en tres BIC estatales: la Iglesia Parroquial de San Jaume de Algemesí, el Casco Histórico de Letur (Albacete) y el Jardín Histórico del Monasterio de Piedra (Zaragoza).
En la Comunidad Valenciana, el Castillo de Buñol y la muralla de Cullera sufrieron daños importantes. Los archivos históricos, museos y bienes muebles también fueron duramente golpeados: 4.000 documentos y 40 museos resultaron afectados. EFEverde
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