Madrid.- El aumento de las emisiones globales de hidrógeno en las últimas tres décadas ha contribuido de forma significativa al agravamiento del cambio climático y ha amplificado el impacto del metano, uno de los gases de efecto invernadero más potentes, según una nueva investigación recogida en la revista Nature.
El estudio, elaborado por un consorcio internacional de científicos conocido como Global Carbon Project, ofrece el primer recuento exhaustivo de las fuentes emisoras de hidrógeno.
«El hidrógeno es la molécula más pequeña del mundo y se escapa fácilmente de las tuberías, las instalaciones de producción y los lugares de almacenamiento», explica uno de los autores, Rob Jackson, investigador de la Universidad de Stanford.
Amplificación del efecto del metano
A diferencia de los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2) y el metano, el hidrógeno en sí mismo no retiene el calor en la atmósfera.
El problema es que, a través de sus interacciones con otros gases, el hidrógeno calienta indirectamente la atmósfera aproximadamente 11 veces más rápido que el CO2 durante los primeros 100 años tras su liberación, y alrededor de 37 veces más rápido durante los primeros 20 años.
La principal forma en que el hidrógeno contribuye al calentamiento global es acabando con los «detergentes naturales» que contiene la atmósfera para destruir el metano.
Además de prolongar la vida útil del metano como retenedor de calor, las reacciones del hidrógeno con los «detergentes naturales» de la atmósfera también produce gases de efecto invernadero, como el ozono y el vapor de agua estratosférico, y afectan a la formación de nubes.
Los investigadores estiman que las concentraciones de hidrógeno en la atmósfera aumentaron aproximadamente un 70% desde la era preindustrial hasta 2003 debido a las actividades humanas, luego se estabilizaron brevemente y volvieron a aumentar desde 2010 hasta hoy.
Círculo vicioso
Entre las principales fuentes de emisión de hidrógeno se encuentra la descomposición de compuestos químicos como el metano, que se ha ido acumulando rápidamente en la atmósfera debido al aumento de las emisiones de los combustibles fósiles, la agricultura o los vertederos.
«Se trata de un círculo vicioso», explican los científicos. El metano se descompone en hidrógeno en la atmósfera, y más metano significa más hidrógeno. A su vez, más hidrógeno implica que las emisiones de metano permanecen más tiempo, causando más daño.
«El principal factor del aumento del hidrógeno en la atmósfera es la oxidación del metano atmosférico, que va en aumento», subraya Jackson, quien incide en que «la mejor manera de reducir el calentamiento provocado por el hidrógeno es evitar las fugas y reducir las emisiones de metano».
Los autores estiman que, desde 1990, las emisiones anuales de metano han aumentado en unos 4 millones de toneladas, hasta alcanzar los 27 millones de toneladas anuales en 2020.
Otras fuentes importantes de hidrógeno, desde 1990, son las fugas de la producción industrial de hidrógeno y el proceso de fijación de nitrógeno, que los agricultores aprovechan para cultivar legumbres como la soja.
Las fuentes naturales de hidrógeno, como los incendios forestales, variaron de un año a otro sin una tendencia constante durante el periodo 1990-2020.
En general, la acumulación de hidrógeno en la atmósfera ha contribuido con una fracción de grado (0,02 grados Celsius) al aumento de casi 1,5 grados Celsius de la temperatura media global desde la Revolución Industrial. Un aumento comparable al calentamiento provocado por las emisiones acumuladas de un país como Francia. EFEverde
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Artículo de Redacción EFEverde publicado en https://efeverde.com/emisiones-hidrogeno-calentamiento/