Escribe: Por Freyja Perez, CEO de SnailStep
Embajadora del Pacto Climático de la UE
Cada primavera, millones de personas en España repiten la misma rutina: estornudos, ojos llorosos, dificultad para respirar. Este 2025, sin embargo, la situación es más grave que nunca. Más de 8 millones de personas están siendo afectadas por alergias estacionales, un 12% más que en 2024. Detrás de este aumento no hay solo flores: hay un fenómeno global que se manifiesta en cada respiración dificultosa. El cambio climático ha entrado en nuestros pulmones.
Alergias y clima: una relación directa
Los datos son claros. El aumento de temperaturas medias, la prolongación de las estaciones templadas y la intensificación de los fenómenos climáticos están generando un escenario ideal para la expansión del polen. Las plantas no solo polinizan antes y durante más tiempo, sino que el exceso de dióxido de carbono (CO₂) en el aire hace que produzcan más polen y de mayor poder alergénico.
Además, la contaminación urbana —especialmente las partículas finas y el ozono troposférico— agrava aún más la situación: irrita las vías respiratorias y potencia la respuesta inmunológica alérgica. En términos simples: el aire que respiramos es más hostil.
Un problema de salud pública
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el asma y las enfermedades respiratorias derivadas del aire contaminado afectan a más de 300 millones de personas en el mundo y se agravan significativamente en entornos urbanos mal adaptados. En Europa, el 90% de los habitantes de ciudades están expuestos a niveles de contaminación que superan los límites considerados seguros.
Pero no hablamos solo de síntomas físicos. La OMS también advierte del impacto psicológico que tienen los trastornos alérgicos persistentes: alteración del sueño, disminución del rendimiento académico y laboral, ansiedad, y en casos prolongados, afectación emocional significativa.
Riesgos a medio y largo plazo
El repunte de las alergias vinculado al cambio climático no es un fenómeno puntual, sino una tendencia con efectos acumulativos:
- Más enfermedades respiratorias crónicas: asma mal controlada, bronquitis, infecciones recurrentes.
- Mayor gasto sanitario y consumo prolongado de medicación, con efectos secundarios.
- Impacto en niños, mayores y poblaciones vulnerables, que sufren mayor morbilidad.
- Aumento de la desigualdad ambiental: quienes viven en zonas más contaminadas tienen menos acceso a diagnóstico, tratamiento y espacios verdes.
¿Qué podemos hacer?
A nivel individual, las recomendaciones ya son conocidas: consultar los niveles de polen, protegerse en las horas de mayor exposición, purificar los espacios interiores y acudir a profesionales sanitarios.
Pero el verdadero cambio es estructural. Necesitamos repensar nuestras ciudades con un enfoque ecosistémico: más vegetación nativa y menos asfalto, menos tráfico y más movilidad activa, mejor calidad del aire y más justicia ambiental.
La alergia no es solo una molestia estacional: es un síntoma de un ecosistema urbano desequilibrado. Y como ocurre con todos los síntomas, ignorarlo solo empeora el diagnóstico.
Sobre la autora
Freyja Perez es CEO de SnailStep y embajadora del Pacto Climático de la Unión Europea
SnailStep es una plataforma dedicada a la salud urbana, la movilidad activa y el bienestar comunitario. Lidera proyectos europeos centrados en innovación urbana y justicia ambiental.
Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de EFEverde
Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde.
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