• 03/10/2025 00:58

Invertir en salud a través de la moda. Por Nora Sesmero

(origen) Nora Sesmero Ago 12, 2025 , , , , , ,
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Por Nora Sesmero

“Estudios demuestran que las prendas y ropa de cama de lana y lino pueden mejorar la conciliación del sueño”, confirma el ingeniero textil, Daniel Palet.

Por ejemplo, en un ensayo con personas mayores de 65 años, quienes usaron pijamas de lana tardaron en dormirse un promedio de 12 minutos, frente a 22 con poliéster y 27 con algodón. Además, colchones y mantas de lana ayudan a regular la temperatura y humedad, favoreciendo la comodidad, e incluso alivian molestias musculares o articulares, comparte el experto.

Regulación natural de la humedad y la temperatura

Tanto la lana como el lino poseen la capacidad para absorber y liberar humedad —propiedad conocida como “absorción y desorción”— muy superior a las fibras sintéticas. “La lana puede contener hasta un 17% de su peso en agua sin sentirse húmeda, frente al 2–2,5 % del poliéster”, concreta Palet. Esto les permite mantener la piel seca, aportar confort térmico y adaptarse a climas fríos o cálidos.

De hecho, esta capacidad explica que se usen en condiciones extremas, como en el desierto o en zonas árticas, refrescando en calor y aislando en frío.

Confort en el contacto con la piel

Por otro lado, la suavidad de la lana depende del grosor de sus fibras: cuanto más finas (menos de 30 micras), menos “pican” y más agradables resultan. El lino, por su parte, ofrece una superficie lisa y fresca. Ambos materiales son más respetuosos con la piel que las fibras químicas, reduciendo el riesgo de irritaciones y alergias. Incluso se emplean en textiles para el tratamiento de quemaduras gracias a su tolerancia cutánea, destaca Palet.

Menor necesidad de lavado y resistencia a la suciedad

Además, la lana, en particular, tiende a atraer menos suciedad y resistir mejor las manchas que las fibras sintéticas, lo que reduce la frecuencia de lavado. Esto ahorra agua y energía, y también prolonga la vida útil de las prendas.

Impacto de los químicos en la producción

Y es que, aunque sean fibras naturales, durante su cultivo o procesado pueden incorporarse pesticidas, detergentes, aceites industriales y tintes químicos. Por eso, es importante informarse sobre los tejidos que vestimos y es recomendable realizar al menos dos lavados antes del primer uso para eliminar hasta un 90% de posibles residuos. También existen tintes naturales e investigación en este campo, como la posibilidad de obtener colorantes naturales obtenidos del alperujo de la aceituna o de subproductos del vino.

Ventajas del lino en cultivo y uso

Aunque el lino, igual que el cáñamo, requiere muy pocos aditivos químicos para su cultivo, lo que lo convierte en una fibra especialmente respetuosa con el medio ambiente. Su alta transpirabilidad y rapidez en gestionar la humedad lo hacen ideal para climas cálidos. Es cierto que con el tiempo puede perder algo de color, pero este envejecimiento aporta un aspecto rústico apreciado por muchas personas, asegura el experto.

Consideraciones para bebés y pieles sensibles

Cabe subrayar que la ropa infantil debería priorizar fibras naturales libres de químicos nocivos. Lana fina y lino son opciones antialérgicas, suaves y seguras para la piel delicada de los recién nacidos. Si bien la oferta es limitada y a veces costosa, su durabilidad y beneficios para la salud justifican la inversión.

Cultura textil y consumo responsable

De esta forma, recuperar el conocimiento tradicional sobre el cuidado y mantenimiento de los tejidos ayudaría a valorar su calidad y prolongar su vida útil. Asimismo, invertir en prendas de calidad, aunque supongan un mayor coste inicial, suele ser más económico a largo plazo.

Sin embargo, “hace años la lana era un producto valioso. Hoy su precio es tan bajo que esquilar una oveja no cubre ni el coste de la mano de obra, a pesar de que esquilar es una necesidad para el bienestar animal”, recuerda el director de la Real Federación Española de Asociaciones de Ganado Selecto (FEAGAS), Juan María Gallardo.

36 razas de oveja españolas al borde de la extinción

En España existen 43 razas autóctonas de oveja, de las cuales 36 están en riesgo de extinción. “Hablamos de razas que en algunos casos apenas cuentan con 600 u 800 ejemplares vivos. Se trata de proteger la biodiversidad ganadera que podría salvarnos en un futuro frente a enfermedades o crisis alimentarias”, explica Gallardo.

La más famosa, la merina, ha eclipsado históricamente a otras especies cuyas lanas han sido despreciadas para uso textil. Sin embargo, innovadores como la diseñadora María Clè han demostrado que incluso la fibra más “vasta”, como la de la oveja latxa, puede transformarse en prendas de diseño, señala.

“Si con la lana considerada peor para textil se han hecho cortinas y alfombras, es lógico pensar que con las razas intermedias, como la churra o la manchega, también se pueda innovar”, afirma Gallardo. El problema, añade, es la falta de financiación y de una industria coordinada para procesar estas lanas en el país.

Falta de infraestructuras

La situación se agrava por la carencia de infraestructuras: en toda España apenas quedan dos lavaderos industriales capaces de tratar lana en bruto. Esto obliga a los ganaderos a almacenar durante meses un material que hoy, paradójicamente, se considera un residuo.

El futuro de los ecosistemas

Más allá de la cuestión productiva, la supervivencia de estas razas está íntimamente ligada al futuro del medio rural. “Apoyar a estas ovejas es apoyar a familias enteras, a ganaderos que mantienen paisajes, ecosistemas y tradiciones como la trashumancia. Cuando una raza desaparece, no solo se pierde un patrimonio genético, se apaga un pedazo de vida rural”, apunta.

Gallardo defiende que la clave pasa por trabajar en red: unir ganaderos, asociaciones, lavaderos, diseñadores y marcas para generar valor local y reducir la dependencia exterior. La moda podría ser una aliada estratégica si apuesta de forma sincera por la lana nacional, evitando prácticas como enviar fibra a lavar a China para luego reimportarla.

“Las grandes marcas tienen la capacidad de ser altavoces masivos, pero deben hacerlo bien. No es greenwashing lo que necesitamos, sino un compromiso real con el kilómetro cero y con el compromiso social y ambiental”, subraya.

En un momento en que la industria textil busca fórmulas para reciclar fibras y reducir su impacto, la lana autóctona española se presenta como una oportunidad única: biodegradable, de calidad y vinculada al bienestar animal.

Como insiste Gallardo, “vestirse es un acto cotidiano y político. Cada vez que elegimos qué ponernos, decidimos a quién y a qué tipo de producción apoyamos”.

nsa / al

 


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Artículo de Nora Sesmero publicado en https://efeverde.com/invertir-salud-moda-lana-lino-nora-sesmero/