Ana Tuñas Matilla
La Unión Europea abandera la lucha mundial contra el cambio climático y pone a disposición de los Estados miembro miles de millones de euros para acelerar la transición energética, unos fondos que, sin embargo, no están llegando a muchos proyectos que permitirían agilizar el cambio y en los que la banca tampoco está entrando.
Una de las claves para «desatascar» esta situación pasaría por impulsar normativamente la microfinanciación colectiva o «crowdfunding», algo en lo que España está a años luz de países como Francia u Holanda, según el consejero delegado de la plataforma de inversión Enerfip España, Eduardo Calderón.
La plataforma intermedia entre inversores y promotores y ofrece la posibilidad de participar, desde sólo 10 euros, en proyectos que buscan reducir la huella de carbono y que, por su tamaño o perfil de riesgo, están teniendo más dificultades para acceder a la financiación.
La lentitud administrativa
Sólo en 2023, canalizaron 150 millones de euros hacia proyectos que sin ese apoyo no serían viables o se realizarían mucho más tarde pese a ser necesarios, según Calderón, que ha explicado que la digitalización les permite gestionar cantidades de dinero muy pequeñas de forma mucho más ágil y eficiente que pueden hacerlo las administraciones públicas, que son las que reparten los fondos europeos.
En cuanto al tipo de activos en los que invierten, ha explicado que actualmente están centrados en aquellos relacionados con la reducción de emisiones porque es el campo en el que más regulación existe y, por tanto, hay más garantías de rentabilidad.
Pero, ¿es necesario ofrecer rentabilidad para querer cambiar las cosas?
En respuesta a esta cuestión, Calderón ha señalado que la cartera de clientes de Enerfip se divide a partes iguales entre dos tipos de inversores.
Por un lado, están aquellos que nos ven como una solución para mejorar la rentabilidad de sus ahorros mediante un subyacente sostenible y, por otro, aquellos que están dispuestos a perder dos o tres puntos rentabilidad siempre y cuando el proyecto les motive.
Aquí, gana muchos puntos la microfinanciación de proyectos «locales», pues permiten a las personas impulsar acciones de mejora dentro de su círculo más conocido.
En España, el sector del crowdfunding ha tenido por ahora muy poco recorrido en comparación con otros países. Así, mientras en nuestro país mueve apenas 300 millones de euros al año, en Alemania ronda los 1.500 millones, en Francia supera los 2.000 millones y en Holanda los 2.500.
Pero, ¿por qué impulsarlo?
«Somos una herramienta más, somos una gota más en un océano en el que todos tenemos que estar remando. No somos imprescindibles (…) pero de verdad creo que jugamos un papel importante a la hora de concienciar. El hecho de poder sentirte parte del cambio, aunque sea con 10 euros, creo que permite identificar temas y concienciar», ha dicho Calderón al respecto.
Estamos en cifras diez veces inferiores a las de nuestros vecinos del Norte de Europa (…) y, para que el crowdfunding despegue se necesita mucha pedagogía y que el Gobierno apueste por impulsarlo con medidas regulatorias, ha aseverado.
Esto sería de gran ayuda, por ejemplo, para que los promotores de proyectos renovables (eólica y solar) lograran el apoyo efectivo de las comunidades locales.
Sin embargo, en la actualidad, hay muchos proyectos muy interesantes para que inviertan los ciudadanos que se están publicando y que «no levantan absolutamente nada de dinero porque el marco regulatorio no invita a que el promotor sea generoso» con el inversor, ha lamentado Calderón.
«Tú sólo tienes la obligación de ofrecer esa posibilidad de participación, pero no tienes obligación de hacerlo atractivo ofreciendo rentabilidades adecuadas», según el ejecutivo. EFEVerde
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