Karina Godoy
Madrid, (EFEverde).- El refugio climático y la guardería para plantas del Círculo de Bellas Artes de Madrid (CBA) afronta su recta final hasta la próxima temporada tras un verano marcado por el calor extremo, en el que más de doscientos ejemplares de plantas han encontrado cobijo y cuidados en este espacio singular.
Flores, macetas e incluso un árbol fueron llevados por los vecinos de Madrid para que fueran resguardados durante el periodo de vacaciones y que no precisen de una luz directa. Este es el segundo año consecutivo que la institución ofrece el servicio gratuito.
“Habilitamos un formulario para que la gente se pudiera inscribir y en muy pocas horas se completó”, comenta Pepe Tesoro, del área de Desarrollo Estratégico, por lo que se considera ampliar el espacio de recepción para el año que viene.
La guardería para plantas, que ya empieza a despedir a sus huéspedes, estuvo bajo el cuidado de profesionales que se encargaron del mantenimiento y la aplicación de tratamientos ecológicos, sobre todo a aquellas especies a las que les costó el cambio de ambiente. Por ello, el requisito para la recepción fue que las vegetaciones vinieran libres de plagas.
«Se nota mucho la relación emocional que las personas tienen con sus plantas, cuando las traen, cuentan la historias y agradecen el servicio de la guardería», refiere Tesoro mientras observa el despliegue de plantas en el entorno.

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El refugio climático concluirá su servicio este 8 de septiembre. El horario de acceso es de 11:00 a 21:00.
“Durante el verano lo que queríamos era habilitarlo como un espacio público, de entrada libre, para que la gente pudiera venir a refugiarse del calor. Entonces, tienes aquí de todo, hasta espacios de coworking, zonas de juegos de mesa, de ajedrez, también hacemos algunas actividades como talleres y están las zonas de descanso, como el siestódromo”, refiere el funcionario.
Uno de los espacios más solicitados fue el rincón del siestódromo, con hamacas y colchonetas diseñadas para que las personas puedan tener un espacio cómodo para la lectura, la meditación, o simplemente tumbarse.
Gran parte del mobiliario del refugio se ha elaborado con material reutilizado. Las instalaciones de la guardería estuvieron a cargo del colectivo Basurama, al igual que el siestódromo, cuyas hamacas fueron construidas con material de instalaciones deportivas, explica Tesoro.

Estas propuestas se ubican en el salón de baile, donde la belleza arquitectónica y la temperatura ideal se combinan para crear un ambiente relajado. Para su transformación en un área verde, además de las plantas procedentes de la guardería, se incorporaron especies ornamentales donadas por el Vivero de Estufas de la Comunidad de Madrid.
“Hay en la acción de parar una intención de resiliencia colectiva frente a la crisis ecosocial, una propuesta de modelos alternativos no productivos, no extractivistas, no eficientes y no individualistas. Ritmos que reivindican la calma, el descanso, lo tardo y reposado, la lentitud y el derecho a la pereza”, describe el comunicado del Círculo de Bellas Artes. EFEverde

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