• 31/10/2025 05:30

España, el momento de mirar al sur: Proteger la Antártida es protegernos a nosotros mismos. Por Olivia Mandle

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Hay rincones en el mundo que parecen tan lejanos que, a veces, ni nos acordamos de que existen. Son lugares que sentimos ajenos, tan puros y remotos que cuesta pensar que tengamos algo que ver con ellos. Pero la verdad es que esos sitios son clave para que la vida siga tal y como la conocemos.

Uno de esos lugares es la Antártida. Allá, en el extremo sur del planeta, está uno de los ecosistemas más importantes y frágiles de la Tierra. Es como un corazón helado que regula las corrientes del océano, el clima y el equilibrio global.

Miles de especies —ballenas, pingüinos, focas y aves marinas— dependen de un pequeño ser que sostiene toda la cadena de vida: el kril antártico.

El kril es diminuto, casi ni se ve, pero es el alimento principal de ballenas azules, focas, pingüinos y un montón de peces y aves. Además, ayuda a frenar el cambio climático porque, mientras se alimenta y migra, captura carbono y lo lleva a las profundidades del océano, donde queda atrapado durante siglos.

La amenaza de la pesca industria

El kril es vida, es equilibrio, es clima. Pero está siendo arrasado por la pesca industrial. Los “supertrawlers” —barcos enormes, casi como rascacielos flotantes— recorren las aguas antárticas día y noche para capturarlo en masa. No lo hacen para alimentar a comunidades que lo necesiten ni por la supervivencia humana.

Lo usan para hacer suplementos de aceite, comida para mascotas o alimento para peces de piscifactoría. Todo por negocio.

Mientras tanto, los animales que dependen del kril —pingüinos que crían a sus polluelos, focas con sus crías, ballenas que viajan miles de kilómetros para alimentarse— se quedan sin comida.

Y lo peor es que esto pasa ante la mirada indiferente de la CCAMLR (Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos), el organismo que debería proteger la región.

Llevamos ocho años de bloqueos políticos, propuestas científicas paradas y países como Rusia y China vetando la creación de áreas marinas protegidas.

Mientras tanto, el ecosistema se viene abajo.

España y su papel en la conservación

España forma parte de esa comisión. Y ahora, más que nunca, toca decidir qué papel queremos jugar: ¿mirar para otro lado o liderar con responsabilidad? España tiene voz, tiene voto y tiene ciencia.

Nuestra comunidad científica lleva años investigando en la Antártida, aportando datos sobre el cambio climático y la acidificación de los océanos. Tenemos la autoridad moral y el deber político de exigir que la CCAMLR cumpla con su mandato de conservación.

No podemos seguir ignorando lo que pasa mientras la destrucción avanza.

La Antártida está viva y nos afecta a todos La Antártida no es un lugar vacío; está llena de vida. Su salud es la salud del planeta.

Cuando el hielo se derrite, sube el nivel del mar y nuestras costas se ven afectadas. Si desaparece el kril, perdemos una de las mejores herramientas naturales contra el cambio climático.

Cuando la Antártida se rompe, se rompe el equilibrio del mundo.

Proteger el Océano Austral no es algo lejano ni poético: es una cuestión de supervivencia, una medida urgente para el clima y una responsabilidad global.

Lo que España debe exigir:

• Cerrar de inmediato la pesca industrial de kril en el Océano Austral.
• Crear áreas marinas protegidas de verdad —no solo en el papel— en la Península
Antártica y otras zonas con mucha biodiversidad.
• Reformar el sistema de consenso en la CCAMLR, que ahora permite que solo dos
países bloqueen la protección de todo un continente.
• Cumplir el compromiso 30×30: proteger al menos el 30% de los océanos del planeta
antes de 2030.

La urgencia de proteger la Antártida

La urgencia de actuar: La Antártida nos está mandando señales claras. El hielo se derrite más rápido que nunca, los glaciares retroceden y los ecosistemas que dependían del frío están desapareciendo. Y nosotros seguimos negociando como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.

Pero no es así.

Cada minuto sin acción política real, sin valentía y sin ética, es un minuto perdido. Y el mundo ya no puede permitirse perder más.

Quienes defendemos el planeta no pedimos milagros, solo coherencia. Queremos que las decisiones se tomen basándose en la ciencia, no en intereses económicos.

No queremos que la Antártida acabe siendo otro ejemplo de lo que no supimos proteger.

A quienes representarán a España en la próxima reunión de la CCAMLR: el mundo os está mirando. La historia os juzgará por lo que hagáis, no por lo que digáis.

Este no es un mensaje de miedo, sino de esperanza activa. Todavía estamos a tiempo —si actuamos ya— de recuperar el liderazgo moral que tuvimos en conservación marina.

De alzar la voz por los que no pueden: los pingüinos, las ballenas, las focas… y por todos nosotros.

Cuidar la Antártida no es solo salvar un paisaje blanco en el fin del mundo.

Es proteger el corazón azul del planeta. Y ese corazón también late en nuestras costas, en nuestros mares y en nuestra vida.

España, es momento de mirar al sur. Escucha el silencio de un océano que pide ayuda. Y actúa.

 

Olivia Mandle es activista ambiental y por los derechos de los animales.

 


 

Sobre @CDOverdeArturo Larena director de EFEverde.como modera el coloquio del Foro Última Hora/Valores organizado por el Grupo Serra en Palma de Mallorca

Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de EFEverde

Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde.

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Este blog de «influencers verdes» ha sido finalista en los Premios Orange de Periodismo y Sostenibilidad 2023 en la categoría de «nuevos formatos».

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Artículo de Generico publicado en https://efeverde.com/espana-el-momento-de-mirar-al-sur-proteger-la-antartida-es-protegernos-a-nosotros-mismos-por-olivia-mandle/