“¿Cómo nace El Refugio, me preguntas con una sonrisa? Pues parece que fue ayer cuando nos juntamos unas cuantas personas y creamos la protectora, allá por el año 1996; era Navidad. Con toda la ilusión del mundo, y gracias a que familia y amigos nos brindaron su apoyo económico haciéndose socios, comenzamos este apasionante proyecto que cumple, ahora, nada más y nada menos que 30 años de vida. ¡Madre mía, da vértigo! Es media vida…
Cuál fue el motivo que nos impulsó a emprender semejante andadura es sencillo de responder. En una ciudad como Madrid, en la que nací y continúo viviendo, siempre hubo perros y gatos abandonados. Lo que no existía entonces, ni de lejos, era la consciencia que nuestra sociedad tiene hoy en torno al problema del abandono y el maltrato animal. También había una gran carencia de información sobre qué ocurría con todos esos pequeños que habían sido abandonados.
Hacernos esa pregunta nos indujo a recabar información al respecto, y las respuestas que obtuvimos nos dibujaron una realidad que nos resultó insoportable. Cuando un perrito o un gatito abandonado eran recogidos por los servicios municipales correspondientes, los trasladaban a la Perrera Municipal. La de Madrid se encontraba ubicada en la localidad de Canto Blanco. Allí permanecían durante un plazo de 10 días, tiempo estimado legalmente suficiente como para que los supuestos dueños de aquellos animales pudieran reclamarlos, en caso de que hubiesen estado perdidos, en vez de abandonados. Entonces, todavía no se utilizaba el microchip para identificar a los animales, por lo cual el riesgo de no poder recuperar a un animal perdido era muy alto.
La antesala de la muerte
Quien abandona a un animal prácticamente lo está condenando a morir. El abandono era, y sigue siendo, la antesala de la muerte (mueren muchos miles de animales que no son rescatados). Nos pareció horrible y quisimos cambiar tan injusta realidad. Nos pusimos a la obra y creamos El Refugio. El principio fue emocionante pero difícil. Partíamos de cero en una España que, en aquel momento, era un desierto en cuestión de protección animal. Comenzamos a rescatar a los animales que veíamos por las calles; entonces era más habitual que ahora verlos en una ciudad como Madrid (no así en otros lugares de España). Las primeras necesidades urgentes afloraron de forma natural: necesitábamos un lugar con las condiciones adecuadas para poder acoger a los animales que íbamos rescatando, que eran muchos.
Entonces creamos nuestro Centro de Adopción: el lugar donde acogemos, cuidamos y queremos a diario a todos los peques que rescatamos, hasta que encontramos familias que los quieran adoptar (así sean semanas, meses o años).
Enfermos, atropellados, agredidos: muchos de los pequeños que rescatábamos llegaban a nuestros brazos en condiciones de salud lamentables. Ingreso hospitalario, intervenciones quirúrgicas y largos tratamientos para sanarlos nos llevaron a crear nuestro propio centro veterinario para atenderlos a todos, permitiendo así que nuestra labor fuese sostenible.
Visibilizar el maltrato
Poco a poco, la gente empezó a conocernos y a apoyar nuestra labor. Entonces no existían redes sociales. Fuimos pioneros en desarrollar una página web donde poder publicar a los animales que íbamos rescatando. Cuando YouTube inició su andadura, creamos el primer canal de televisión digital exclusivamente dedicado a la protección animal: elrefugiotv. Impulsamos infinidad de campañas de concienciación en las calles y en medios de comunicación. Estimamos imprescindible concienciar a la población sobre la posibilidad y necesidad de adoptar animales en vez de comprarlos, así como luchar contra la lacra que significan el abandono y el maltrato.
Nos marcamos como objetivo lograr que el hecho de abandonar a un animal fuese contemplado como delito por nuestro Código Penal. Comenzamos un prolijo periodo de trabajo con los grupos políticos que conformaban el Parlamento. Finalmente, lo conseguimos. El Refugio participó también en las posteriores modificaciones del mismo hasta su actual redacción, que contempla penas de cárcel para dichos delitos. Esto ha ayudado a conseguir muchas condenas por maltrato animal. Nuestro departamento jurídico está inmerso en numerosos procesos judiciales por maltrato y abandono animal.
Casos emblemáticos
Conseguimos la primera condena en España con el caso de Perrita Nena, que fue rociada con ácido por un desalmado, en la provincia de Segovia. También conseguimos meter en la cárcel a Carmen Marín, “La Exterminadora de Parque Animal”; una supuesta protectora de Málaga que ejecutó a cientos de pequeños de forma terrible. Ahora mismo estamos inmersos en más de 100 procedimientos penales, civiles y administrativos en materia de abandono y maltrato animal.
Habiendo convertido el maltrato en delito, nuestro siguiente gran reto fue convertir el sacrificio de animales abandonados en ilegal. El 12 de marzo de 2015 lo logramos en la Comunidad de Madrid, donde obtuvimos una aprobación histórica de toda la Asamblea de Madrid a la Iniciativa Legislativa Popular #sacrificiozero, que impulsamos desde El Refugio.
Esto significó un “antes y un después” en materia de protección animal en España, pero no nos detuvimos ahí y seguimos luchando hasta conseguir que el sacrificio cero de animales abandonados fuese prohibido a nivel nacional, hito que tuvo lugar el a 29 de septiembre de 2023, cuando dicha prohibición quedó contemplada por la reciente Ley de Bienestar Animal. La participación de El Refugio fue decisiva.
Fue también una campaña de El Refugio, y una ronda de reuniones con distintos estamentos, la que propició que la Comunidad de Madrid abriese de una vez por todas las puertas del Metro de Madrid a viajeros con sus perritos. Fue una medida recibida con gran alegría por la ciudadanía, que mejoró la calidad de vida de personas que conviven con animales y propició su mejor integración en la vida de la ciudad. Hoy, cuando viajas en Metro de Madrid y sube al vagón una persona junto a su perrillo, es difícil encontrar en el resto de viajeros a alguien a quien no se le dibuje una sonrisa…
Decadas de vida y esperanza
¡De esto iba el sueño de El Refugio! De proteger y mejorar las vidas de los animales que habían sido injustamente abandonados o maltratados, de crear leyes que persiguieran a los canallas que lo hacen, y de buscar a seres humanos de buen corazón que quieran vivir junto a estos peques una vida sana, segura y feliz. Después de 30 años dedicados a esto, dudamos que exista en el mundo algo más bonito, importante, reconfortante y necesario que salvar una vida. Y otra, otra y otra más, y todas las que tus posibilidades te permitan. Me viene a la mente aquella definitiva frase de Pau Donés, poco antes de fallecer: “Vivir es urgente”.
Pero no habríamos podido escribir este artículo si El Refugio no hubiese tenido el apoyo necesario para hacerlo. Apoyo que nunca provino de subvenciones oficiales ni de empresas privadas. Nunca quisimos que nuestra labor pudiera depender de ellas, porque de haberlo hecho, también de ellas hubiese podido depender nuestra libertad de acción a la hora de denunciar actos que atentasen contra los derechos de los animales, independientemente de quién los cometa.
Por ello, y como si las personas que formamos el equipo de El Refugio fuésemos un solo corazón, lo abro aquí y ahora, de arriba abajo, para decir a nuestr@s soci@s que son el alma de toda esta labor. Personas que sintieron que nuestra labor es bonita y creyeron que merecía la pena echarnos una mano.
Queremos decirles a tod@s que los miles de vidas que han contribuido a salvar a lo largo de estos 30 años les han dado unas alas que les pertenecen, y que les harán sentir la levedad y la paz que tan solo otorgan el hecho de haber ayudado a quien lo necesitó. Esperamos que la vida nos conceda la oportunidad de seguir haciéndolo, mientras sigamos vivos.
¡¡Abrazos, salud y muuucha Vida!!”
Nacho Paunero, presidente de la protectora El Refugio
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