• 04/11/2025 17:46

China lidera la carrera verde, pero el carbón sigue marcando su temperatura

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Guillermo Benavides

Pekín, 4 nov (EFE).- China llega a la cumbre climática de Belém como actor imprescindible y al mismo tiempo cuestionado, decidida a consolidar su imagen de potencia verde, aunque su modelo energético siga anclado en el carbón.

El país, primer emisor mundial de gases de efecto invernadero y mayor inversor global en energías renovables, busca equilibrar la ambición climática con la estabilidad económica.

En vísperas de la COP30, el desafío para Pekín no es solo técnico, sino político: demostrar que su “liderazgo verde” puede sostenerse sin renunciar al carbón que alimenta su crecimiento.

Metas 2035 y diplomacia verde

El viceprimer ministro Ding Xuexiang, miembro del Comité Permanente del Politburó, representará a China el 6 de noviembre en la jornada de líderes de la COP30 como enviado especial del presidente Xi Jinping.

La Cancillería china aseguró en rueda de prensa que el país “está dispuesto a infundir mayor impulso a la gobernanza climática global con sus logros y soluciones” y que “espera colaborar con todas las partes para defender el multilateralismo, fortalecer la solidaridad y promover la transformación global hacia un mundo verde y bajo en carbono”.

En septiembre, el Gobierno presentó sus nuevas metas para 2035: reducir entre un 7 y un 10 % las emisiones respecto al pico previsto antes de 2030 y elevar la proporción de energía no fósil por encima del 30 % del consumo total.

“China ha presentado su nueva contribución nacional y ha construido el sistema de energía renovable más grande y de crecimiento más rápido del mundo”, afirmó Xi en la cumbre de APEC celebrada en Corea del Sur.

Según la prensa oficial china, el próximo Plan Quinquenal (2026-2030) avanzará hacia una transición “limpia, baja en carbono, segura y eficiente”, priorizando “construir lo nuevo antes de desmantelar lo viejo”.

El discurso combina prudencia y proyección global: una transición “gradual y ordenada” que busca compatibilizar crecimiento y reducción de emisiones, en línea con el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” que Xi reiteró en foros internacionales.

Liderazgo verde y dilema fósil

China concentra la mayor capacidad eléctrica del planeta, pero también la mayor dependencia del carbón.

Según la Administración Nacional de Energía, las fuentes renovables representan ya el 56 % de la capacidad instalada, aunque las emisiones del sector energético aumentaron en 2024 un 0,4 %.

La Academia China de Ingeniería calcula que el país “ha desarrollado menos de una décima parte de su potencial técnico renovable”, pero los combustibles fósiles siguen siendo el pilar de su seguridad energética.

Un informe del Ministerio de Ecología y Medio Ambiente advierte de que “el desafío entre conservar un alto ritmo de crecimiento económico y recortar emisiones convierte las metas medioambientales en un complicado objetivo”.

La cartera medioambiental mantiene su meta de erradicar la “contaminación severa” en las principales ciudades durante 2025, con un promedio nacional de PM2.5 de 29,3 microgramos por metro cúbico, según los últimos datos oficiales.

“El cielo azul no se espera, se lucha por él”, declaró en febrero Li Tianwei, director del Departamento de Medio Ambiente Atmosférico.

El informe Lancet Countdown 2025 alerta de máximos históricos en ocho indicadores de riesgo sanitario, del estrés térmico a la pérdida de sueño, y una exposición a lluvias extremas y sequías que se ha duplicado en tres décadas.

Incluso las iniciativas de eficiencia presentan dilemas ambientales: la nueva Ruta de la Seda Polar, que completó en octubre su primer viaje hacia Europa a través del Ártico, promete menores costes y emisiones, pero depende del deshielo acelerado.

“El Ártico no reemplazará mañana al canal de Suez, pero se convertirá en un complemento importante”, señaló a The Paper Malte Humpert, del Arctic Institute.

Diplomacia climática y cooperación Sur–Sur

En un escenario marcado por tensiones geopolíticas y el repliegue de Occidente, Pekín intenta reforzar su imagen de socio confiable para el Sur Global.

El Ministerio de Comercio publicó el 30 de octubre nuevas directrices para “acelerar el comercio verde y bajo en carbono”, con medidas para capacitar a empresas, certificar productos sostenibles y fijar mecanismos de precio del carbono.

La iniciativa refuerza su proyección como proveedor de bienes públicos verdes -energías limpias, datos satelitales y logística baja en carbono- para otras economías en desarrollo.

Como parte de esa estrategia, investigadores internacionales subrayaron en Nature Geoscience la necesidad de abrir el acceso a los datos de observación terrestre generados por los satélites Fengyun, Gaofen o TanSat para “enriquecer el registro global y reforzar el papel de China en la cooperación espacial y la lucha contra el cambio climático”.

 


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