• 09/12/2025 12:00

Cambiar la forma de medir el bienestar, la clave para dejar de degradar el planeta y generar más riqueza

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Ana Tuñas Matilla

Cambiar la forma de medir el bienestar y el progreso es clave para incentivar al mundo a transformar el actual modelo económico, basado en el sobreconsumo y culpable del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la degradación del suelo y la desertificación, la contaminación y la generación de residuos, la grandes crisis ambientales que amenazan a la humanidad y que causan millones de muertes y de pérdidas.

Invertir en en frenarlas aportaría billones a la economía mundial, reduciría muertes evitables y sacaría a cientos de millones de personas de la pobreza y del hambre, según la séptima edición del Global Environment Outlook (GEO-7) del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Que se quiera destinar fondos al cambio de paradigma que permitiría luchar contra las grandes crisis ambientales que amenazan a la humanidad pasa por abandonar el PIB como único indicador del bienestar económico e incorporar nuevas métricas que midan la salud del capital humano y natural. El objetivo,  transformar el actual modelo de producción y consumo por uno que respete los limites planetarios.

Habilitar nuevas métricas de desarrollo humano en la formulación de políticas económicas incentivaría a avanzar hacia una economía circular, reduciendo con ello el consumo de recursos y la generación de residuos; así como a acelerar la descarbonización, desarrollar una agricultura sostenible y restaurar los ecosistemas degradados, concluye el informe.

Entre esas nuevas métricas, figura, por ejemplo, el Indice de Desarrollo Humano (HDI, por sus siglas en inglés), creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y que mide el progreso general en tres aspectos clave del desarrollo humano: salud y longevidad, conocimiento y nivel de vida digno.

Los beneficios económicos del cambio se notarían a partir de 2050, alcanzarían los 20 billones de dólares anuales en 2070 y los 100 millones en 2100, el equivalente al 25 % del gasto mundial necesario para la transformación que se necesita para garantizar el futuro de la humanidad.

Invertir en un planeta más sano, también evitaría hasta 9 millones de muertes prematuras para 2050, solo por contaminación. Para ese mismo año, casi 200 millones de personas podrían salir de la desnutrición y más de 100 millones de la pobreza extrema.

Crisis interconectadas

Para la elaboración de GEO-7, 287 científicos de 82 países han revisado por pares más de 7.000 artículos y evidencias científicas relacionados con la degradación ambiental y han concluido que las cinco crisis que amenazan a la humanidad están interconectadas pero, también, que hay una salida y que estamos a tiempo.

«Tenemos una ventana de oportunidad si combinamos el cambio de comportamiento de los seres humanos con el uso de tecnologías más eficientes», ha asegurado uno de los codirectores de GEO-7, el ex ministro de Ambiente y energía de Costa Rica Edgar Gutiérrez-Espeleta, que ha advertido de que ese cambio requiere «coraje, firmeza y liderazgo».

GEO-7 buscaba reconocer que tenemos cinco grandes crisis ambientales en el planeta (cambio climático, pérdida de biodiversidad, desertificación y degradación de suelos, contaminación y residuos), que hay que resolver y que debemos visualizar como una sola porque están interconectadas y se alimentan e impactan unas a otras, ha explicado en una entrevista con EFEverde.

Tener esta visión es importante para «entender que la toma de decisiones para resolver estas crisis ya no puede ser sólo cuestión de los ministros de Medio Ambiente», sino que tienen que verse en el contexto de todo un gobierno y ser eje transversal porque afectan absolutamente a todo: economía, salud humana, infraestructuras, etc.

«Si seguimos manteniendo las misma forma de hacer las cosas es muy seguro que nos vamos al abismo en un futuro no muy lejano (…)», ha afirmado el experto tras asegurar que urge una «transformación fuerte de cómo usamos los recursos planetarios».

Revelarse y exigir cambios

Buscar soluciones para evitar la extinción -a la que nos encaminamos si mantenemos el actual ritmo de consumo de recursos- es responsabilidad de toda la sociedad, gobiernos y ciudadanos, quienes, ha aseverado, son los que realmente tienen el poder de revelarse y exigir cambios.

«Hay que empezar a actuar de forma colectiva, no esperar a que las soluciones vengan de arriba hacia abajo, tenemos que hacer presión de abajo a arriba (…) Debemos tener consciencia de que el grupo de arriba, el que decide, está influido por grandes intereses económico y grandes corporaciones.

Además de cambiar nuestra forma de vida, debemos cambiar nuestra relación con la naturaleza, a la que debemos dar espacio para que pueda recuperarse.

Otro de los desafíos del ser humano, ha añadido, es empezar a pensar en el largo plazo, sobre todo para la clase política, que debe dejar de pensar a cuatro años vista (ciclo electoral), para pensar a medio y largo plazo y entender que los recursos no son infinitos y que por eso hay que usarlos de forma muy inteligente.

El informe concluye que, aunque a corto plazo habrá que pagar precios más altos y tener menos ganancias, invertir en la transformación que necesita el planeta supondrá beneficios «monetarios» a medio y largo plazo.

El sector privado también quiere cambiar

«En el sector privado hay muchas gente que quiere cambiar la cosas, que es consciente de que hay que sacrificar ganar menos a corto plazo para luego ganar más, pero necesitan un disparador que les permita tener confianza y lanzarse», ha apuntado el ex ministro.

En cuanto a la necesidad de «no seguir idolatrando el PIB per cápita», el ex ministro ha explicado que lo que están diciendo «es que es posible vivir mejor con menos» y que cada país tiene que hacer su aportación teniendo en cuenta su punto de partida de cada uno.

«Los países ricos e industrializados deben empezar a cambiar sus hábitos de consumo, mientras que los más pobres deben empezar a adquirir tecnologías más eficientes»

Pero, ¿es posible el cambio?, le preguntamos. Su respuesta: no queda otra.

«Hay muchos intereses detrás de todo, la codicia económica es muy fuerte (…) pero creo en la capacidad de los pueblos de cambiar las cosas, de revelarse (…) Las corporaciones tiene que empezar a ceder, viven en una burbuja en la que tienen de todo pero la gente común tiene que salir a la calle, soportar el calor, respirar la contaminación, tener menos alimentos y por eso empieza a revelarse y hacer presión»

Las vías para la transformación

El informe presenta dos vías de transformación: cambios de comportamiento que reduzcan el énfasis en el consumo material y cambios basados en el desarrollo tecnológico y las mejoras de eficiencia.

Seguir estas vías requerirá cambios profundos en cinco áreas clave: economía y finanzas, materiales y residuos, energía, sistemas alimentarios y medio ambiente.

En economía y financias, la transformación pasar por ir más allá del PIB y evolucionar hacia métricas de riqueza inclusiva, valorar correctamente los bienes internalizando externalidades, y eliminar y reorientar subsidios, impuestos e incentivos con impactos negativos sobre la naturaleza.

En materiales y residuos, urge diseñar productos de forma circular, con transparencia y trazabilidad, orientar inversiones hacia modelos circulares y regenerativos, y cambiar patrones de consumo mediante nuevas mentalidades orientadas a la circularidad.

La transformación del sistema energético debe ir encaminada a su descarbonización, la mejora de la eficiencia, promover cadenas de valor de minerales críticos social y ambientalmente sostenibles, y abordar el acceso a la energía y la pobreza energética.

Cambiar el sistema alimentario pasa por adoptar dietas saludables y sostenibles, mejorar la circularidad y la eficiencia de producción y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

En medio ambiente, hay que acelerar la conservación y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas, apoyar la adaptación climática con soluciones basadas en la naturaleza e implementar estrategias de mitigación del cambio climático.

El informe hace un llamamiento a codiseñar e implementar de manera conjunta estas soluciones, teniendo en cuenta el conocimiento indígena y local, algo que consideran crucial para transiciones justas que aborden la sostenibilidad ambiental y el bienestar humano.

 

Lo que nos está costando el actual modelo

El documento recopila el coste que supone el modelo de desarrollo actual:

Las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado un 1,5 % anual desde 1990, alcanzando un máximo histórico en 2024 (que se superará en 2025).

La factura por fenómenos meteorológicos extremos atribuibles al cambio climático ha sido 143.000 millones de dólares anuales en los últimos 20 años.

Entre el 20 y el 40 % de la superficie terrestre está degradada, afectando a más de 3.000 millones de personas.

Uno de los ocho millones de especies que existen está en peligro de extinción.

La contaminación causa 9 millones de muertes al año y su sanitario por fue de 8,1 billones de dólares en 2019, equivalente al 6,1 % del PIB mundial.

Lo que nos costará mantenerlo

La situación empeorará drásticamente si se mantiene el actual modelo de desarrollo:

El calentamiento global superará los 1,5°C a principios de la década de 2030, superará los 2°C en la década de 2040 y continuará aumentando. Esto podría reducir el PIB mundial anual en un 4 % para 2050 y un 20 % para finales de siglo.

Si se mantiene la degradación de los suelos, cada año se perderá un área fértil equivalente al tamaño de Colombia o Etiopía, mientras que el cambio climático podría reducir la disponibilidad de alimentos por persona en un 3,4 % para 2050.

Los 8.000 millones de toneladas de desechos plásticos seguirán acumulándose, generando pérdidas económicas relacionadas con la salud de 1,5 billones de dólares anuales debido a la exposición a sustancias tóxicas presentes en los plásticos. EFEverde

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Artículo de Ana Tuñas Matilla publicado en https://efeverde.com/cambiar-la-forma-de-medir-el-bienestar-para-dejar-de-degradar-el-planeta-y-generar-mas-riqueza-a-futuro/