Ana Tuñas Matilla
Analgésicos, antibióticos o ansiolíticos son los contaminantes químicos más presentes en las aguas superficiales de espacios naturales de alto valor para la biodiversidad, a las que llegan procedentes de vertidos de núcleos urbanos y depuradoras, según un informe de SEO/BirdLife en colaboración el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del CSIC.
La intensa actividad humana y el desarrollo industrial provocan la liberación continua de contaminantes químicos al medio que se dispersan en aguas y suelos provocando la bautizada como contaminación difusa, una contaminación que se distingue por la dificultad de identificar los focos y , por tanto, muy difícil de controlar y mitigar.
Para evaluar el impacto de la contaminación difusa en la biodiversidad, los responsables del informe tomaron muestras de agua, suelo y sedimentos en 28 IBA (Área Importante para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad) y un parque natural, en busca de 60 compuestos químicos.
Entre los compuestos rastreados: 21 fármacos de elevado consumo, dos compuestos relacionados con el estilo de vida (cafeína y nicotina), 14 pesticidas (insecticidas, herbicidas y fungicidas) y 25 compuestos perfluorados (PFAS), que son usados para fabricar el teflón y como aditivos en pesticidas, cosméticos, plásticos o textiles, entre otros materiales.
Muchos son contaminantes emergentes, sustancias químicas que no han sido ampliamente reguladas o monitoreadas en el pasado debido a su descubrimiento reciente, a su producción en pequeñas cantidades o a la falta de conciencia de su presencia en el medio ambiente. Esto hace que en muchos casos, viajen en las descargas de las depuradoras llegando al medio natural.
En la segunda edición dle informe, se ha hecho énfasis en el análisis de antibióticos por ser unos contaminantes emergentes que producen resistencia antimicrobiana y pueden afectar a microorganismos esenciales para el equilibrio ecológico y producen alteraciones en el desarrollo, reproducción o comportamiento de muchas especies.
Fármacos, en todas las aguas analizadas
En las muestras de agua analizadas, se detectaron 49 contaminantes de los 60 analizados y en el 100 % de los casos se hallaron fármacos con un rango de sumatorio de concentraciones totales entre 1 y 1002 ng/L.
Entre los fármacos y compuestos de estilo de vida, la cafeína, el paracetamol (analgésico) y los antibióticos sulfametoxazol y sulfapiridina destacan por su alta frecuencia de detección: estaban presentes en el 66,1 % de las muestras.
Les siguen el antibiótico ofloxacino (presente en el 58,4 % de las muestras), el tratamiento para el colesterol valsartan y el antibiótico claritromicina (54,8 %), el anti-epiléptico levetiracetam (51,6 %), el antibiótico cloranfenicol (50 %) y los antidepresivos venlafaxina y trazodona (46,7 %).
Según el informe, la cafeína es uno de los compuestos detectados a concentraciones más elevadas (una media de 11,0 ± 4,20 ng/L) y su distribución generalizada en las IBA es indicativa de la presión urbana.
Plaguicidas y PFAS, en el 81 %
Por otra parte, se encontraron 10 de los 14 plaguicidas analizados en el 81% de las muestras de agua analizadas a concentraciones entre 0,07 y 33,7 ng/L (Tabla 5).
Entre los compuestos destacan el metalaxil, un fungicida comunmente utilizado en agricultura y presente en el 50 % de las muestras, y el isoproturon, un herbicida utilizado en cultivos de cereales (41,9 %).
Los PFAS se hallaron en el 81 % de las muestras analizadas, con concentraciones de sumatorio de entre 0,01 y 127 ng/L, añade el documento, que señala que los perfluorados más ubicuos son el PFOA y el PFHxA, detectados en el 59,6 % de los casos.
Zonas más afectas
Aunque se ha detectado contaminación en las aguas de todas las IBA estudiadas, la del Delta del Llobregat (IBA 140, Barcelona) es con diferencia la zona dónde se han detectado un total de concentración más elevada (576 ng/L).
El perfil de contaminación en esta área está dominado principalmente por la presencia de fármacos (88 % del total de la contaminación). El cloranfenicol se ha detectado a concentraciones promedio muy elevadas (360 ng/L). Dado que el uso de este antibiótico está prohibido en ganadería, su presencia se atribuye al consumo humano. Las concentraciones de PFAS representan un 9,9% de la contribución total, y los pesticidas un 1,2 %.
Se trata de un espacio natural influido por una fuerte presión urbana y la presencia de efluentes de depuradoras, lo que representa una importante fuente de compuestos de origen urbano. Además, es adyacente al aeropuerto de Barcelona, que puede ser una fuente de PFAS.
La IBA del Mar Menor (IBA 169, Murcia) presenta una concentración total de 206 ng/L, con un perfil también dominado principalmente por fármacos (93,6 %), debido a los elevados niveles detectados del antibiótico cloranfenicol (promedio de 148 ng/L), y pesticidas (4%).
La zona de Mérida-Montijo (IBA 288, Badajoz), cercana a zonas industrializadas y a la descarga de una depuradora en el Guadiana, presenta una concentración total de 168 ng/L, con los fármacos a la cabeza (68,3%) y con concentraciones destacables del tramadol (analgésico) y levetiracetam (antibiótico). Los pesticidas y los PFAS representan una contribución del 18,9 % y 12,8 %, respectivamente.
Por su parte, la IBA de Cortados del Jarama (IBA 73, Madrid) presenta una concentración total de 164 ng/L atribuida principalmente a compuestos farmacéuticos (79,6 %), con concentraciones elevadas del fármaco antihipertensivo valsartán; y PFAS (20,3 %). Este perfil de contaminación es consistente con una fuerte presión urbanística.
En la IBA Olivenza-La Albuera (IBA 276, Badajoz), se ha detectado una concentración total de 163 ng/L, con una contribución de fármacos del 59 % y de PFAS del 30,6 %. Los pesticidas representan solo un 1 %, aunque destacar la presencia del fungicida metalaxil en todos los puntos muestreados, posiblemente por su uso en cultivos de hortalizas adyacentes a la zona de muestreo.
¿Y en suelo y sedimentos?
En suelos se detectó la presencia de PFOS (sulfonatos de perfluorooctano) en el 88 % de las muestras, con un promedio de 3226 ng/kg, y un rango de concentraciones que oscilan entre 70,1 ng/kg y 42048 ng/kg.
Los niveles más elevados de PFOS en suelo se han detectado en la IBA de Urdaibai-Matxitxako, caracterizada por una elevada presión urbana y turística, y en la del Mar Menor, catalogada «en peligro» por SEO/BirdLife y con un punto negro de contaminación: la zona del canal de entrada de agua al mar.
En sedimentos se ha encontrado PFOS en el 95 % de las muestras analizadas en una concentración media de 992 ± 232 ng/kg, y un rango entre 29,8 y 8290 ng/kg.
En este caso, la concentración máxima se ha detectado en la IBA Mar de l’Empordà, en la desembocadura del rio Ter.
Conclusiones
Para los responsables del informe, el estudio demuestra la presencia de una contaminación difusa en las IBA de España y haber detectado fármacos, PFAS y pesticidas en todas las zonas analizadas pone en evidencia la necesidad de valorar el impacto de la contaminación en las estrategias de conservación de los espacios naturales.
Entre las familias de contaminantes, los fármacos y compuestos de estilo de vida son los que presentan una mayor contribución a la degradación de la calidad del agua en las IBA y su origen se asocia principalmente a los núcleos urbanos y las descargas de depuradoras.
Los compuestos perfluorados (PFAS) también muestran una presencia notable en las IBA, con concentraciones generalmente bajas en agua, pero con una marcada acumulación en suelos y sedimentos. Esto refleja su alta persistencia y resistencia a la degradación en el medio natural, lo que representa un riesgo potencial a largo plazo para los ecosistemas, especialmente para la fauna, que fácilmente los pueden acumular a través de la dieta.
En contraste, los pesticidas se detectaron basicamente a niveles de traza, con concentraciones elevadas principalmente en zonas agrícolas. A diferencia de los fármacos y los PFAS, cuya liberación al medio es continua y constante, la presencia de pesticidas está directamente relacionada con su aplicación estacional en los distintos cultivos.
Los datos ponen sobre la mesa la importancia de monitorizar la presencia de contaminantes en zonas de elevado valor ecológico y paisajístico con el fin de identificar las posibles fuentes de contaminación y garantizar la conservación efectiva de las IBA frente la contaminación ambiental. EFEverde
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