Hay años que pasan sin hacer ruido, como un expediente más en la estantería. Y hay otros que obligan a parar, respirar hondo y admitirlo: aquí ha ocurrido algo. Este año 2025 que ahora se cierra pertenece para SIMÓ Abogados, sin duda, a esta segunda categoría. Un año intenso, exigente, a ratos incómodo. Y precisamente por eso, decisivo.
Con la llegada de las fiestas y el inevitable cierre del año judicial, en SIMÓ Abogados Penalistas hemos hecho lo que debería hacer cualquier despacho que se tome en serio su oficio: mirar atrás sin complacencia, pero con honestidad. El balance es claro: un año con muchos retos, pero firmemente positivo.
Un año en el que seguimos creciendo
El contexto no ha sido amable. Cambios normativos, procedimientos cada vez más sofisticados y una litigiosidad que crece como la mala hierba en primavera han elevado el listón del ejercicio penal. El Derecho Penal actual ya no admite improvisaciones ni épicas de despacho: exige método, anticipación y una preparación casi obsesiva.
En ese escenario, el despacho no solo ha resistido, sino que ha crecido. Hemos mejorado de forma sostenida nuestra tasa de éxito, no por azar ni por épica, sino por algo mucho menos vistoso y más eficaz: revisar procesos internos, afinar estrategias desde el minuto uno y preparar cada asunto como si fuera único. Porque lo es.
Un año con casos complejos, con respuestas sin atajos
Extradiciones, tráfico de drogas, delitos contra la vida, delitos sexuales… En SIMÓ Abogados Penalistas hemos tratado procedimientos graves, con un peso jurídico y humano que no cabe en ninguna estadística. Lejos de disminuir, este tipo de asuntos ha seguido ocupando una parte central de nuestra actividad.
Especialmente lo hemos notado en nuestro despacho central en Madrid, donde la complejidad procesal alcanza niveles casi quirúrgicos. Aunque en Murcia, otra de nuestras sedes físicas, donde la cercanía con el cliente se vuelve tan importante como el dominio técnico, ha sido igualmente un año desafiante con casos difíciles.
No por tener estas localizaciones hemos evitado desplazamientos, sino todo lo contrario. Hemos viajado más que nunca y hemos defendido a nuestros patrocinados en casi cualquier rincón de España.
Cuando el Derecho toca el dolor de frente
Si hay un ámbito que nos ha dejado huella este año, ha sido la defensa de familias afectadas por accidentes de tráfico con resultado de fallecimiento. Son procedimientos donde el expediente pesa, pero el silencio pesa más. Donde el abogado deja de ser solo técnico y pasa a ser, inevitablemente, acompañante.
En varios de estos casos, las aseguradoras presentaron ofertas que rozaban lo insultante. Cantidades insuficientes, calculadas con falsedad aritmética aprovechándose del desconocimiento de las familias. Frente a eso, respondimos con técnica, periciales sólidas y una aplicación rigurosa de la ley. El resultado: indemnizaciones que, en algunos supuestos, multiplicaron por seis las propuestas iniciales.
Mirar al futuro sin triunfalismos
Desde la dirección del despacho, solo cabe una palabra que no se pronuncia lo suficiente en el mundo jurídico: gracias. A cada cliente, a cada familia, a compañeros de profesión, a cada persona que ha confiado en nosotros cuando el problema era real y el margen de error, mínimo.
El próximo año no lo afrontamos con promesas grandilocuentes. Lo hacemos con responsabilidad. Con el compromiso de seguir formándonos, intentar mejorar día a día, afinando nuestro trabajo y ejerciendo una defensa penal honesta, técnica y comprometida. Como debe ser.
Porque el Derecho Penal no va de ganar siempre. Va de estar a la altura cuando más se necesita.
¡Felices fiestas!
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