
El Juzgado Mercantil número 2 de Palma de Mallorca ha perdonado una deuda de 39.503,45 euros a una vecina de Llucmajor, madre de dos hijos, que se encontraba en situación de insolvencia tras pedir una excedencia en su trabajo para cuidar de su hijo mayor, a raíz de un grave accidente de su padre. En este sentido, el juez exonera del pasivo insatisfecho a la clienta de Bergadà Abogados, boutique legal especializada en Derecho concursal, gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad.
Cabe remontarse al año 2017, cuando solicitó una excedencia laboral para trasladarse a Alicante para hacerse cargo del cuidado de su hijo mayor, que hasta ese entonces estaba bajo el cuidado de los abuelos por su situación económica y laboral. Un accidente laboral de su padre impidió que los abuelos pudieran seguir cuidando al menor.
Durante ese periodo, realizó trabajos esporádicos, sin poder reincorporarse de formar estable al mercado laboral con una jornada completa debido a sus responsabilidades como madre y la falta de red de apoyo familiar o social. “Tuve que pedir préstamos para cubrir los gastos diarios, pero me empezaron a ahogar. Hasta el punto que fue imposible de pagar porque se había hecho una bola de nieve muy grande”, recuerda. Los ingresos fueron insuficientes para cubrir las deudas, ya que los destinaba a necesidades básicas como alimentación, alquiler, suministros y ropa para su hijo. “Fue una pesadilla, por lo mal que lo pasé, ya que no había manera de pagar las deudas”, añade.
La abogada que ha llevado el caso y socia fundadora de Bergadà Abogados, Marta Bergadà, señala que “esta historia refleja cómo decisiones tomadas por amor y responsabilidad familiar pueden derivar en una espiral de endeudamiento si no existe una red de apoyo. No es una cuestión de mala gestión, sino de pura supervivencia.”
Al regresar a Mallorca, la pandemia del Covid-19 truncó sus planes de reincorporarse al trabajo, siendo finalmente despedida por el cierre de la empresa. Para subsistir junto a su hijo, y poder cubrir todas las necesidades básicas, recurrió a varios microcréditos. “Con el coronavirus todo se fue complicando aún más”, expresa la mujer.
Pese a encontrar empleo, su salario fue insuficiente para hacer frente a los gastos ordinarios. Ante la imposibilidad de asumir las obligaciones, pidió ayuda económica a su hermana, a quien compensó entregándole su vehículo como forma de pago por el dinero prestado. No obstante, el coche estaba a su nombre y las multas de tráfico y aparcamiento generadas por parte de su hermana, y una por conducción negligente de la misma, recayeron sobre la mujer, agravando su precaria situación financiera.
Con una reducción de jornada para atender a la crianza de su segundo hijo de apenas un año, tuvo que alquilar una habitación de su domicilio. Además, éste tenía condiciones muy precarias, sin mobiliario ni electrodomésticos y requería diversas reformas, que ella asumió con recursos propios y de manera progresiva.
En una situación de insolvencia y desesperación, empezó a buscar soluciones y descubrió la Ley de la Segunda Oportunidad. “Primer contacté con un despacho de abogados que no me dio mucha confianza. Me decía que el procedimiento podía durar entre tres y cuatro años, yo me tenía que hacer cargo de muchas cuestiones, como buscar numerosa documentación, que desconocía cómo hacerlo, y desistí”, argumenta.
Siguió buscando información por Internet hasta que un día conoció a Marta Bergadà y a Bergadà Abogados. “Desde un primer momento, la atención fue muy buena y me facilitaron mucho las cosas, ya que se hicieron cargo de todo. Era algo que me tenía muy agobiada, porque no sabía cómo empezar”, expresa. El primer contacto fue el pasado mes de febrero y en abril se inició todo el procedimiento, “ya que vimos que era una deudora de buena fe que lo había pasado muy mal”, expresa la abogada.
Durante el procedimiento, la clienta confió plenamente en el equipo de Bergadà Abogados. “No me he tenido que preocupar de nada. Sabía que iba a salir bien y que mi situación se iba a solucionar”, manifiesta la mujer. Cabe decir que también sufrió el acoso telefónico de las empresas de recobro de deudas y de las entidades bancarias, “algo que me tenía abrumada”, puntualiza. Marta Bergadà recuerda que “es crucial que los consumidores sepan que tienen derechos que protegen su privacidad y dignidad”.
Todo cambió recientemente, cuando el titular del Juzgado Mercantil número 2 de Palma de Mallorca perdonó a la clienta de Bergadà Abogados una deuda de 39.503,45 euros. “Aún no me creo que se haya resuelto todo en un tiempo muy rápido. Fue inolvidable cuando me llamaron de Bergadà Abogados para decirme que se me había exonerado el pasivo insatisfecho. Había luchado mucho por salir adelante y nadie me había podido ayudar hasta ahora. Por eso, necesito empezar mi vida poco a poco y cumplir con mi ilusión de tener una vivienda propia. Estoy muy contenta, alegre y agradecida a Marta Bergadà y a su equipo, porque lo había pasado mal”.
Por su parte, la letrada expresa que “siempre peleamos todos nuestros casos y en este se daba la circunstancia que había una madre que lo había dado todo por sacar a su familia adelante. Que ahora pueda vivir sin miedo a embargos ni amenazas de impago es el mayor logro”. En cuanto a la Ley de la Segunda Oportunidad, Marta Bergadà recalca que “alivia la carga financiera y devuelve a las personas su dignidad, tranquilidad y posibilidad real de reconstruir su vida. Este procedimiento no es sólo jurídico, es profundamente humano, y muestra que siempre hay salida para quienes han caído en la deuda por causas que escapan a su control”, concluye.
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