• 04/11/2025 07:36

Del “Made in China” al “Patented in China”: Que debe imitar la UE del liderazgo chino en patentes

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Alejandro Falcón, socio director de Falcón Abogados

Alejandro Falcón

A lo largo de mi trayectoria profesional asesorando a empresas chinas que deciden invertir en España, he podido observar de primera mano cómo China ha pasado de ser considerada una potencia manufacturera a convertirse en el mayor generador de patentes del mundo.

Las patentes incentivan la innovación al asegurar propiedad y exclusividad sobre los resultados, actuando como un “premio” que se concede al inventor. China en las últimas décadas ha sabido explotar este instrumento mejor que nadie, transformando la protección jurídica en activos intangibles y en ventajas comerciales y estratégicas.  

Algo que he sido testigo y aprendí rápidamente como abogado de patentes es que la creatividad e innovación solo genera valor cuando se convierten en un activo legal y este se monetiza.

China líder mundial de patentes.

Los últimos datos publicados la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), son contundentes: En 2024 China presentó 70.160 solicitudes internacionales de patente (PCT), lo que supone un el 25,6 % del total mundial (273.900). Le siguieron Estados Unidos, con 54.087 solicitudes (19,7 %), y Japón, con 48.397 (17,7 %).

PCT

A nivel nacional, la oficina de patentes China recibió 1,68 millones de solicitudes de invención, casi la mitad del total mundial (47,2 %) una cifra que pone de relieve su supremacía innovadora.

De la información que proporciona el World Intellectual Property Indicators de 2024, así como otros indicadores de patentes, se deduce que más del 60% de las solicitudes internacionales PCT procedentes de China pertenecen al sector digital, energético y de movilidad.

Las empresas chinas exportan su tecnología patentada, es decir, licencian sus patentes a empresas europeas y estadounidenses, dejando en evidencia que hace años dejaron de ser solo fabricantes.

De la imitación a la innovación.

De la interacción profesional que, tenido en materia de patentes, me he encontrado en muchas ocasiones con lo que llamo un “muro intelectual”:  barrera de prejuicios que tienen muchos empresarios y juristas europeos sobre todo de cierta edad, que subestiman la capacidad de innovación de China.  

Es un paradigma que hemos heredado de cuando China era visto como un gran taller mundial que solo fabricaba. Quienes trabajamos de cerca con compañías chinas sabemos que esa percepción no corresponde con la realida. Hoy China invierte, patenta y compite a nivel mundial con una disciplina y una estrategia que Europa no puede ignorar y menos despreciar.

Durante años, en nuestro imaginario ha sobrevolado la percepción de que el éxito chino se debía a la copia y a los costes bajos. Es cierto que, en etapas anteriores, coexistieron incentivos a la imitación, una protección endeble de la propiedad intelectual desigual y cierta tolerancia a ciertas prácticas irregulares. Esa narrativa ya no es válida: el marco jurídico se ha endurecido y la defensa judicial y gubernamental de patentes es real en China.

Desde la puesta en práctica del plan “Made in China 2025”, Pekín promovió una transformación de su tejido industrial a favor de sectores de alto valor añadido: inteligencia artificial, biotecnología, baterías, energías limpias, software y vehículos eléctricos.  

La propiedad industrial e intelectual está en la base de esa política. Las empresas chinas han interiorizado que una patente no es solo una herramienta jurídica, sino un instrumento de poder económico. Las carteras de patentes se gestionan como activos financieros, se valoran en operaciones de fusiones y adquisiciones, y se utilizan como palanca de negociación de acuerdos trasnforterizos.

Falsos mitos sobre China y la IP.

En Falcón Abogados vemos como grupos chinos que vienen a Europa llegan con una estrategia de protección perfectamente trazada desde el filing secuencial en materia de internacionalización de patentes (China → PCT → vía europea → fase nacional), hasta una gestión avanzada de sus secretos empresariales, y en donde la valoración de sus intangibles es fundamental en su valor patrimonial. Cumplen con la normativa en materia de patentes, marcas y otros activos intangibles, conviertiendo esa innovación en ventaja competitiva medible.

China cuenta con un sistema judicial específico para la propiedad industrial e intelectual. La creación de tribunales especializados en las grandes ciudades y una sala de apelación centralizada en el Tribunal Supremo ha dotado de seguridad y profesionalización a los procedimientos, dotando al sistema de protección de mecanismos que garantizan la protección de los derechos de patentes, marcas y otras modalidades registrales de IP.   

Desde nuestra práctica en España al asesorar a empresas chinas, observamos un patrón común que se repite: precisamente porque durante años han cargado con la sospecha de “mala fe”, hoy exhiben una disciplina ejemplar en materia de PI. En este sentido, dentro de sus protocolos de actuación suele integrarse el freedom-to-operate antes de lanzar productos, realizan clearances de marca y otros activos, incorporan cláusulas de PI. Esa misma cultura se extiende a otras áreas jurídicas  Europa: imitar para innovar.

Según el informe European Patent Office (EPO) de 2024, la empresa que presentó más solicitudes de patente europeas fue Samsung Electronics Co., Ltd. (Corea del Sur) con 5.107 solicitudes. Le siguió Huawei Technologies Co., Ltd. con 4.322, cifra esta última que duplica a la totalidad de patentes europeas de origen español.  

epo

No se trata de ser como los chinos, si no de hacerlo mejor: tenemos una tradición científica consolidada de siglos, un talento creativo inagotable y unos valores propios que hicieron en su momento que fuéramos lideres mundiales. Debemos extraer y aplicar lecciones prácticas del enfoque chino en innovación y gestión de la propiedad industrial, ya que los ha llevado a convertirse lideres absolutos.  

La creatividad en Europa y, en particular, en España no es el problema, es la carencia de una cultura de protección y monetización de la propiedad industrial e intelectual: en demasiadas empresas, la patente se percibe como gasto y no como inversión.  

La patente es un activo con valor económico y funciona como arma de negociación comercial, para ello hay que crear ecosistemas de innovación que deben incluir a empresarios, expertos en marketing, juristas, ingenieros, economistas y tecnólogos en el mismo ciclo de decisión. El modelo chino demuestra que la coordinación es tan importante como la invención.

Las universidades y las empresas al igual que sucede en China deben operar bajo un modelo cooperativo orientado a resultados de investigación protegibles y rentables, y donde el resto de las instituciones públicas, solo deben dejar hacer y no inmiscuirse en esa actividad innovadora. La patente debe ser el termómetro que debe medir la rentabilidad y eficiencia de cada unidad de investigación pública o privada.  

Conclusión: competir con patentes.

China ha pasado del Made in China” al “created & patented in China ya que ha interiorizado que la innovación solo genera poder cuando se protege y se monetiza.

Del mismo modo que se gestionan los activos financieros, hay que patentar, gestionar y valorizar la innovación: en la actualidad existen herramientas jurídicas sólidas y capital humano de primer nivel; no obstante, lo que falta es una política unificada, orientada a resultados económicos y no a la mera filantropía.

Europa, si quiere volver a ser una súper potencia en innovación debe aprender sin complejos del gigante asiático al igual que ellos lo hicieron anteriormente.

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Artículo de Redacción publicado en https://www.lawyerpress.com/2025/11/04/del-made-in-china-al-patented-in-china-que-debe-imitar-la-ue-del-liderazgo-chino-en-patentes/