La gestión del día a día de la profesión legal ha estado siempre marcada por un gran reto común para abogados y procuradores; la recogida manual de comunicaciones judiciales y el registro de sus datos con un teclado.
Un enorme cuello de botella que les ha obligado a convertirse en una suerte de mensajeros y mecanógrafos, reduciendo así el tiempo que dedican a lo que verdaderamente aporta valor: interpretar leyes, tomar decisiones y atender a sus clientes.
EL GRAN MURO QUE HA IMPEDIDO CRECER A PROCURADORES Y ABOGADOS
La alta dependencia del trabajo manual en los despachos, por tanto, es uno de los mayores obstáculos con el que los juristas tienen que lidiar a diario en el desempeño de su profesión.
Resoluciones judiciales, traslados, acuses… incluso la información de los propios clientes les exigen detener su labor jurídica para extraer todos esos datos y registrarlos a mano.
El resultado: consumo de ingentes cantidades de tiempo en trabajo manual, anotaciones en bruto, muchas veces incompletas e inconexas, acumuladas en diferentes carpetas y formatos y errores que repercuten en todo el proceso y la cadena legal.
Un resultado que dificulta enormemente a procuradores, gestores legales y abogados enfrentarse a su día a día, informar puntualmente a sus clientes y tomar decisiones estratégicas.
Sin duda, un gran muro invisible que, además, impacta directamente en la cuenta de resultados de los despachos frenando su crecimiento de forma exponencial.
ADIÓS AL TECLADO: UNA NUEVA ERA EN EL SECTOR LEGAL
Precisamente por eso, en los últimos años han ido surgiendo diferentes herramientas, la mayoría enfocadas en la gestión de expedientes, que han tratado de superar este gran desafío. De hecho, son muchas firmas las que ya las han incorporado y, aunque han experimentado una mejora en términos de eficiencia y organización de la información, todas se enfrentan a la misma dificultad: introducir datos a mano. Es decir, todas ellas siguen teniendo que dedicar la misma gran cantidad de tiempo en registro manual y siguen sin poder tener toda la información que reciben y gestionan completa y estructurada.
O, al menos, hasta ahora. Y es que recientemente han ido surgiendo las primeras soluciones que por fin son capaces de recoger y registrar la información que recibe y gestiona un despacho sin introducir ni un solo dato a mano. Resoluciones judiciales, traslados, acuses, señalamientos, vencimientos, cuantías, recursos… hasta sus propias tareas.
Soluciones capaces de recoger al instante esa información desde cualquier plataforma de comunicación legal (Lexnet, eJusticia…), extraer automáticamente y de forma estructurada todos los datos y alimentar con ellos una auténtica mina de información.
Una mina de información de la que por fin todos los miembros que forman parte de la cadena de operación legal (gestores, procuradores y abogados) pueden beneficiarse, compartiendo de forma privada, segura y solidaria dichos datos.
En definitiva, soluciones que derriban ese muro invisible, permitiendo a los profesionales del sector legal por fin dedicarse a lo que realmente aporta valor a su profesión; interpretar, decidir, ganar casos y dedicarse de verdad a sus clientes.
Un ejemplo de estas soluciones nuevas en su especie es Sherwood, el gestor de operaciones legales en modo servicio desarrollado por la legaltech Little John que ya permite a cada día más despachos, con independencia de su tamaño y de sus recursos, gestionar de forma integral todas sus operaciones legales al completo sin introducir ni un solo dato a mano, diciendo (casi para siempre) adiós al teclado.
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