La nueva geopolítica global está marcada por la creciente polarización entre las grandes potencias, los conflictos regionales y la redefinición de las alianzas internacionales. Este panorama tiene un impacto significativo en los países occidentales como España, que tiene una posición estratégica en el ámbito de la defensa y la seguridad. Para entender cómo España responde ante esta nueva realidad, es necesario evaluar tanto las consecuencias positivas como los desafíos que surgen de los cambios en el orden mundial.
España se encuentra en una coyuntura geopolítica en la que debe adaptarse rápidamente a los cambios globales. Aunque existen ventajas relevantes, como el refuerzo de alianzas y la mejora de su posición táctica en el Mediterráneo, también afronta retos cruciales, especialmente en términos de modernización militar y autonomía energética. Para capitalizar las oportunidades y mitigar los riesgos, España debe seguir invirtiendo en tecnología, fortalecer sus relaciones internacionales y mantener una política de seguridad interna estable.
Pros: Oportunidades para España
1) Refuerzo de alianzas estratégicas
Una de las grandes ventajas que España obtiene de la nueva geopolítica global es el fortalecimiento de sus alianzas estratégicas, especialmente con la OTAN y la Unión Europea. Ante la creciente amenaza de potencias como Rusia y China, la cooperación entre los países miembros de la OTAN es más relevante que nunca. Pero la OTAN presiona para que los países miembros doblen sus aportaciones en Defensa, con nuevos objetivos de gasto que superan el compromiso anterior del 2% del PIB. Y España, actualmente a la cola en inversión dentro de la Alianza Atlántica, debe incrementar su presupuesto militar mientras equilibra las preocupaciones internas sobre el impacto el gasto social.
España, como miembro activo de esta organización, tiene la oportunidad de consolidar su papel dentro de la defensa colectiva del bloque occidental, tanto en el ámbito de la ciberseguridad como en el de la defensa convencional. La participación en ejercicios militares conjuntos y la mejora de las infraestructuras de defensa europeas refuerzan la posición estratégica del país.
2) Posicionamiento en la defensa del Mediterráneo
La ubicación geopolítica de España, una encrucijada sociocultural entre Europa, África y Oriente Medio, le confiere una ventaja estratégica para gestionar los desafíos de seguridad en el Mediterráneo. La región sufre problemas graves, como el tráfico ilegal de personas, el terrorismo, las migraciones masivas y los conflictos regionales. España puede aprovechar su proximidad para desempeñar un papel más destacado en las misiones de seguridad y estabilidad en estas zonas. Esto también abre oportunidades para colaborar con países del norte de África y el Medio Oriente, mejorando las capacidades de defensa en estas áreas críticas.
3) Diversificación de socios internacionales
A pesar de las tensiones con potencias como Estados Unidos o Israel bajo los gobiernos actuales, España puede buscar una diversificación de socios internacionales, lo que le permite una mayor flexibilidad en su política exterior. Esto incluye fortalecer los lazos con países de América Latina, África y Asia, especialmente en temas de defensa y seguridad cibernética, áreas donde España tiene una fuerte presencia. En un mundo multipolar, esta diversificación aumenta la resiliencia del país frente a presiones externas.
Contras: Retos y vulnerabilidades
1) Desafíos en la modernización de las Fuerzas Armadas
Uno de los principales retos para España es la modernización de sus Fuerzas Armadas. En un contexto de crecientes amenazas tecnológicas y militares, España recibe una constante presión internacional exigiendo que actualice sus capacidad defensiva, tanto en términos de equipamiento como de recursos humanos. La inversión en tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial y los sistemas de ciberdefensa, es crucial para mantenerse al día con las potencias más grandes. Sin embargo, el presupuesto insuficiente y la obsolescencia de una parte de su arsenal ponen en tela de juicio su potencial para responder eficazmente ante una agresión externa.
2) Dependencia energética y vulnerabilidad ante crisis globales
A pesar de sus avances en sostenibilidad, España depende en parte de fuentes de energía externas, lo que la coloca en una posición vulnerable frente a la incertidumbre geopolítica global. La inestabilidad de los recursos energéticos, especialmente tras los eventos derivados de la guerra en Ucrania, ha resaltado la necesidad urgente de una mayor autonomía energética. La dependencia de Rusia y otras potencias para el suministro de energía puede convertirse en un punto débil en términos de seguridad nacional. Ante este panorama, España deberá encontrar formas de diversificar sus fuentes energéticas y fortalecer sus infraestructuras críticas.
Cabe destacar que el 28 de abril de 2025, España sufrió el apagón eléctrico más grave de su historia, que alcanzó a toda la península ibérica y partes del sur de Francia y Portugal. El corte de suministro comenzó a las 12:33 horas y duró más de diez horas, dejando sin suministro a millones de personas y afectando en un primer momento a infraestructuras clave como hospitales, redes de transporte y servicios de emergencia.
3) Impacto de las tensiones internas
Por último, otro factor que podría limitar la capacidad de España en este nuevo entorno geopolítico es la inestabilidad interna. Las tensiones políticas y territoriales internas, como el conflicto catalán, podrían obstaculizar la unidad necesaria para hacer frente a los desafíos de seguridad y defensa. La cohesión política es fundamental para implementar estrategias de seguridad nacionales y externas coherentes. Si no se hace un esfuerzo para resolver estas discrepancias nacionales, la imagen de España como una nación unificada y fuerte en la defensa podría verse comprometida.
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