Por Sheila Noda y Nora Sesmero
Madrid, 22 oct (EFEverde).- El problema de la crisis ecosocial es que no percibimos sus efectos, en cambio las imágenes son imborrables y ver lo que ocurre en otras partes del mundo nos permite empatizar y anticipar lo que nos podría suceder, explica a EFEverde Marta García Larriu, directora del Another Way Film Festival, evento de cine documental sobre progreso sostenible de Madrid.
La muestra conformada por 37 títulos, repartidos entre documentales, películas de ficción y cortometrajes en torno a temáticas como el cambio climático, la globalización, los derechos humanos, nuestra relación con el entorno rural, el activismo y la justicia climática, desde el 16 hasta este 22 de octubre, ha apostado por promover el diálogo y convocar a la acción.
Centrados en soluciones
“El debate ya no está en torno a si existe o no crisis climática, si la causa el hombre o no; ahora el debate se está centrando en las soluciones, porque ya aceptamos o tenemos claro que hay una crisis ecológica y que podemos hacer algo al respecto”, señaló García.
Para lograr este propósito, desde el festival y tras la presentación de las películas se realizaron paneles con expertos que permitieron conectar con las diferentes situaciones e incentivar la toma de conciencia. “Nos sentimos responsables de provocar muchísimas emociones y queríamos canalizarlas hacia un futuro constitutivo común”, comentó su directora.
Respecto a la historia del cine documental ambiental apuntó que en sus comienzos se trataba más de observar la belleza de la naturaleza y poco a poco se han convertido en documentales de denuncia abordando la relación de las personas con el medio, “antes era una observación de la vida exótica y ahora estamos en la era del activismo y la denuncia”, acotó .
Las investigaciones han contribuido mucho en su desarrollo, porque cada vez hay más información y también las ONGs están viendo la utilidad de hacer documentales para transmitir mensajes y destapar historias, eso hace que las obras tengan mayor alcance, intensidad y calidad en su producción, expresó.
Salvaxe, salvaxe
Desde la conexión que existe entre las diferentes especies con el lobo ibérico, su presencia, simbolismo, pero también desde sus ausencias, se teje la trama de Salvaxe, salvaxe, del realizador Emilio Fonseca. Este ensayo fílmico se presentó en el Another Way Festival y con anterioridad recibió el premio al mejor largometraje documental en el Festival de Cine de Málaga (2024).
En diálogo con EFEverde.com su director relató su fascinación por esta especie, “un animal muy importante en Galicia, pero también en toda España y Europa”, por lo que al concebir la pieza quería aportar una mirada diferente y “usar el poder del cine para hacer sentir y despertar emoción”.
Distante de la estructura convencional de un documental de naturaleza y de la simulación de comportamientos y sonidos, la pieza mantiene el compromiso con la realidad, los datos y la esencia del lobo, al ser un animal esquivo. “La muestra renuncia a la espectacularización de la violencia y a obtener primeros planos de animales increíbles, obtenidos en cautividad”, precisó.
Salvaxe, salvaxe llegó a más públicos de los que pensaba Fonseca y es que, a pesar de su carácter experimental, tanto niños como personas mayores entendieron perfectamente el discurso.
“Es una película que en cine captura más al espectador y permite la inmersión sensorial en los montes y las experiencias que propone”, expresó Fonseca, quien considera que en los últimos años hay bastante innovación en el cine, en especial en el campo del documental, y las personas agradecen imágenes diferentes.
Con relación a la conciencia ambiental, en su opinión, la catástrofe climática está cada vez más presente, “estamos viviendo la sexta gran extinción masiva de especies desde que existe el planeta y la más rápida y la única causada por una sola especie; entonces va habiendo interés por superar la visión antropocéntrica de que el planeta es nuestro y que solo importamos los humanos”.
Made in Ethiopia
Esta obra fue la protagonista del festival, con un enfoque social aborda la inversión china en la industrialización etíope y la idea de si «un futuro mejor» es posible para el país. Campesinos, inversores, trabajadoras de las fábricas chinas y responsables de los gobiernos se ven representados en la narración.
“Para construir el parque industrial del documental se explotaron tierras agrícolas dónde se ve que hay un cierto nivel de biodiversidad y dónde las comunidades que viven allí tienen una conexión y respeto con la naturaleza, también a nivel espiritual”, comentó a EFEverde.com el director de Made in Ethiopia, Max Duncan.
El documentalista confesó lo que pudo observar durante el rodaje: “se ve también el impacto en la comunidad local de la polución en el aire y en el agua por la fábrica de vaqueros, por ejemplo”.
“Ahora los inversores chinos hablan mucho más que hace 10 o 20 años de proyectos pequeños y sostenibles, pero igual no es la consideración principal de las empresas. Están allí porque la mano de obra es barata y para ganar dinero. Y para el gobierno, primero es importante industrializar para salir de la pobreza y luego el medio ambiente”, aseveró.
El director opina que, ahora, las energías renovables son “mucho más baratas para los países en desarrollo” y que, de esta manera, tendrían “la posibilidad” de industrializar de forma “más limpia”.
Finalmente, el cineasta pone atención a las preguntas que deja en el ambiente el filme, “¿qué tipo de futuro puede tener esa gente?, ¿qué futuro queremos tener nosotros?, ¿qué sociedades queremos construir?”.EFEverde
Made in Ethiopia inaugura la décima edición de Another Way Film Festival
sna-nsa /al
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