Por Mabe Molnar/Fotografías cedidas por: AEAFMA
Son 12 Agentes, 11 hombres y una mujer. Dirigen los medios de extinción en la “zona 0” del incendio y son responsables de la seguridad y de las maniobras de lucha contra el fuego. Muchas veces fuera del foco mediático, la realidad es que su papel es fundamental en la lucha contra el fuego. En EFEverde.com hemos querido conocerlos un poco más y hablar de su trabajo.
Este verano se ha hablado mucho de incendios forestales en Tenerife. El gran incendio del año pasado ha condicionado la opinión pública y ha despertado el interés de los medios en este tipo de emergencias. Sin embargo, poco se ha hablado de este grupo de 12 Agentes de Medio Ambiente, especializados en la materia, y que son responsables de las labores de prevención y extinción en primera línea. Cuando arden nuestros montes, allí están pendientes de la velocidad de propagación y de la longitud de llama, observando y prediciendo el comportamiento del fuego, tomando decisiones y velando por la seguridad de todas las operaciones de extinción.
Juan Miguel
Hemos quedado con Juan Miguel en la zona de Las Lagunetas. Es uno de los Agentes con más experiencia y habitualmente desempeña su trabajo en la zona Este, una de las tres áreas forestales en las que está dividida la isla. Nos cuenta que “es el responsable de configurar el operativo desplegado en su territorio, distribuyendo los medios existentes cada día y asignando zonas de vigilancia”.
El personal de su territorio está bajo su mando directo y cada agente responde de las actuaciones del mismo. El día a día de estos Agentes es ajetreado. Se encargan de “tutelar las actividades de riesgo mediante autorizaciones de quemas, realización de informes para autorización de fuegos artificiales, supervisión y vigilancia de todo tipo de prácticas de riesgo, etc”. También realizan la formación teórica y práctica del personal a su cargo. Eso, hasta que llega la alarma. Una vez se confirma la emergencia, nos cuenta que “su función es la de dirigir la extinción en un primer ataque o ser el Jefe del Sector en un gran incendio forestal”.
María, la única mujer
María es la única mujer y una de las últimas en llegar a un trabajo históricamente masculinizado. Ella desarrolla sus labores de mando en la zona Centro. Nos cuenta que en el día a día hay mucho trabajo, pero hace hincapié en la importancia de la toma de decisiones: “En caso de alarma somos quienes decidimos qué medios movilizar, decidimos las estrategias en un primer ataque y, en un gran incendio, como jefes de sector, estamos continuamente tomando decisiones sobre las tácticas y maniobras a desarrollar.
Se trata de estar continuamente analizando el comportamiento del fuego y su evolución para, en base a ello, ir tomando las decisiones que creamos necesarias para la extinción del incendio, priorizando siempre en la seguridad de las personas”. Todo esto lo hacen en unas condiciones extremas, no solo por el calor y el riesgo, sino por la inmediatez y el estrés que se derivan de una emergencia de este tipo.
Jonás, apagar el fuego, volver a casa
“La segunda cosa más importante en un incendio es apagar el fuego. La primera es que todos podamos volver a casa”. La frase es de Jonás, agente en la tercera zona de la isla, la Oeste. Nos enseña parte de la zona de interfaz urbano-forestal del municipio de Icod de Los Vinos, donde las casas y fincas habitadas se mezclan con el monte y con terrenos agrícolas abandonados. “Una bomba de relojería”, nos dice.
“Por suerte las administraciones se están poniendo las pilas, pero queda mucho trabajo por hacer para no tener que lamentar una verdadera catástrofe si un gran incendio, como los actuales, golpea de verdad una zona como esta”.
A la pregunta sobre cuál es la parte más difícil de su trabajo, nos dice que “decidir y coordinar con seguridad las maniobras de diferentes medios en un incendio, intentando siempre maximizar su eficacia, no es tarea fácil”. “En tu sector puedes tener asignados medios de la propia isla, de otra isla, de la UME, de refuerzo del Gobierno de Canarias, BRIF del Ministerio… Cada uno con sus características y singularidades. Sin duda son ellos los que apagan el fuego, los y las brigadistas, pero es necesaria una planificación y un orden que cumpla con los objetivos y la estrategia determinada desde la Dirección de Extinción”. Coincide en este extremo Juan Miguel, que nos cuenta como en su desarrollo profesional intenta aumentar la interoperabilidad de los recursos que dirige para poder ser más eficientes cuando se trabaja con diferentes agencias de emergencia.
Si hay algo en lo que coinciden los tres es en la importancia del trabajo en equipo. “No concibo un buen trabajo si no se tiene como premisa el trabajo colectivo. En el operativo BRIFOR trabajan grandes profesionales con mucha experiencia a los que siempre hay que escuchar, sobre todo cuando vas a tomar decisiones de las que eres responsable, pero de las que dependemos todos y todas”, nos cuenta María. Para Juan Miguel es “un privilegio poder trabajar con los diferentes equipos de personal de emergencias ejerciendo un liderazgo asertivo”.
Vocacional
El trabajo de este grupo de Agentes de Medio Ambiente tiene un marcado carácter vocacional. El amor por la naturaleza y la vocación de servicio ante las emergencias están en su ADN. María recuerda con cierta emoción y orgullo como ante grandes incendios, compañeros brigadistas y agentes han regresado incluso de las vacaciones en las que estaban con sus familias para unirse al frente. “Si eso no es vocación…”, nos dice. Se juegan el pellejo dirigiendo la extinción en primera línea, pero aún así desechan el calificativo de héroes. “No somos héroes. Somos profesionales que hacemos nuestro trabajo lo mejor que podemos. Es cierto que a veces con mucho riesgo, como todo el personal de primera línea, pero preferimos el reconocimiento profesional y que existan cuantos más medios mejor para luchar contra el fuego, antes que otros halagos desmedidos”, opina con gesto serio Jonás.
Juan Miguel cree que “la sociedad desconoce en gran medida nuestro trabajo, ya que la figura del Agente de Medio Ambiente históricamente ha tenido poco protagonismo mediático, más aún en el caso de los Agentes especializados en incendios, que estamos englobados dentro del Operativo BRIFOR en el que desde fuera todos somos lo mismo”.
Algo más positiva se muestra María, para quien “afortunadamente cada vez nuestro trabajo se conoce más y mejor”. Ella defiende que queda mucho por hacer en este sentido, pero que en los últimos años se está empezando a dar mayor visibilidad al colectivo. Considera que “aunque se nos ningunee en ocasiones en favor de otros colectivos más visibles y rápidos a la hora de colgarse medallas, las redes sociales y el buen hacer de los compañeros están consiguiendo que se nos conozca y se nos valore más”.
También nos hablan de momentos negativos y de mucha tristeza. “La comprobación y valoración de daños tras un incendio, cuando ha afectado a viviendas y bienes en la zona de interfaz y te enfrentas al dolor y angustia de los afectados, es sin duda lo peor de este trabajo”, relata Juan Miguel.
Acabar con el monstruo
Los tres protagonistas coinciden en que para ellos lo mejor es no tener que actuar en emergencia y que funcione al 100% la prevención, pero esto es imposible. “Los mejores momentos son cuando atajas rápido el conato y das por controlada la situación”, nos dice Jonás. “Ver las caras de satisfacción del personal que lo ha dado todo y comprobar que la cosa ha salido bien es fantástico”. Eso sí, cuando el conato se convierte en un incendio más grande y lo logramos controlar, “la sensación es agridulce. Por un lado, con la alegría de haber acabado con el monstruo, y por otro con la tristeza de ver en primer plano la desolación que el fuego deja tras su paso”.
En el otro lado de la balanza, Juan Miguel se emociona al recordar la acogida que han tenido en los colegios tras el gran Incendio de Arafo del año pasado. El operativo BRIFOR lleva a cabo un programa educativo bajo la denominación de “Con el monte no me descuido”, en el que participan los y las agentes. “El agradecimiento de los niños y niñas, sus miradas, las frases que nos han dedicado… Ha sido todo muy emotivo”. “Jonás comenta que “a veces uno se emociona, claro que sí, somos personas. Recuerdo especialmente un día que regresaba después de muchas horas de trabajo en el incendio de Los Realejos. Iba reventado. Pasé por la zona de Las Llanadas y vi unas pancartas improvisadas con sábanas y mensajes de apoyo, la gente que quedaba en la calle nos animaba. Son momentos en los que uno se emociona y a veces es imposible que no te salga una lágrima”.
Y así nos despedimos de ellos y ella, mientras nos recuerdan que solo son una muestra de un colectivo formado por 12 grandes profesionales, defendiendo que el operativo BRIFOR trabaja todo el año con enorme profesionalidad y compañerismo. “A pesar de que trabajamos a partir de situaciones dramáticas, es muy motivador ver cómo todos y todas se dejan la piel en cada incendio. Ser testigo de esa motivación y esas ganas, es a veces lo mejor de nuestro trabajo”, concluye María. EFEverde
Por Mabe Molnar/Fotografías cedidas por: AEAFMA / Editado y publicado por Arturo Larena
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