Marcos Domínguez
Madrid, (EFEverde). – España acoge decenas de conflictos para los que tan sólo el diálogo y la negociación pueden abrir la veda a «imaginar un modo de prosperidad» alejado de la destrucción, destaca el periodista ambiental en La Vanguardia Antonio Cerrillo.
El también autor de ‘Emergencia climática’ y ganador del premio ganador del Premio a la Conservación de la Biodiversidad 2021 (Fundación BBVA) lo expresa así en una entrevista con EFEverde a propósito de ‘El mapa de la crisis ambiental en España’ (Icaria editorial), un libro colectivo coordinado por Cerrillo y en el que han participado también otros 15 periodistas.
Con un total de 20 artículos escritos por 16 coautores, esta obra pretende ser una radiografía de algunos de los conflictos ambientales que están marcando la actualidad, y que a su vez simbolizan un «momento crucial» que vive el país. En sus páginas se abordan asuntos más novedosos, como el impacto de las macrogranjas; algunos derivados de la transición ecológica, como los parques eólicos; y otros que son fruto de modelos asentados desde hace décadas, como la destrucción de las costas por el turismo.
«Hemos definido una veintena de litigios que representan la dificultad que hay entre un desarrollo armonioso y la preservación de los valores naturales del territorio», señala el coordinador con respecto a una transición verde libre de enfrentamientos.
Esto se debe a que en España «cuesta bastante entender el derecho ambiental» donde la legislación reciente, dictada por Europa, colisiona con la preexistente, arguye Cerrillo. «Entendemos todo lo que es el derecho laboral, el urbanístico y los litigios contencioso administrativos», pero los proyectos de ley que se hacen sobre el territorio «no se entienden suficientemente bien», asegura.
Mitigar los conflictos de la transición ecológica
Para Cerillo resulta fundamental fomentar el diálogo social porque en muchas de estas disputas que despierta la transición ecológica, este cambio hacia un modelo en teoría más sostenible parece «irreconciliable con la conservación» y por eso los nuevos paradigmas de desarrollo deberían ser «visibles culturalmente» y penetrar en el debate político.
Con esta obra le gustaría «que la defensa del medioambiente fuera más influyente» y, a partir de ello, transmitir «los valores que incorpora la información ambiental», resalta el periodista, sobre el rol de los informadores.
Este papel es especialmente relevante en la tarea pedagógica que debe hacerse sobre los conflictos existentes, algo importante para hacer frente al retardismo, considera Cerrillo, para quien el «retardismo» no es otra cosa que «negacionismo light» y que provoca que en España la inacción sea «el verdadero problema».
Parques eólicos: cuando la transición ecológica puede ser el problema
Además de coordinador, Cerillo ha elaborado varios de los capítulos del libro. Entre ellos, uno que muestra las tensiones que pueden generar los parques eólicos en el territorio, cuando la población cercana a ellos se siente invadida por estas instalaciones, y cuando reclaman además el impacto que los molinos tienen sobre el paisaje.
El periodista expresa que este despliegue de energías renovables «aun debe mejorar mucho» para convertirse en un modelo más «descentralizado» y «participativo» donde la población ciudadana también se implique en estos proyectos. Su mensaje muestra este debate intenso entre la necesidad de un cambio energético hacia fuentes limpias y el requerimiento de que sea compatible y armonioso con el entorno.
Costas y turismo: una larga degradación
Por su parte, la periodista ambiental Marta Montojo representa en su capítulo sobre el turismo y su impacto en las zonas costeras otro de esos grandes conflictos generalizados en España, el de una degradación que el litoral lleva décadas padeciendo.
La periodista muestra la complejidad de frenar un modelo turístico alimentado en parte por lo que la población considera como su «derecho» a viajar pero que acarrea un coste social para las personas, pues reduce la calidad de vida de los lugares turistificados -donde sólo genera trabajo precario y eleva los precios de la vivienda- y también supone un coste ecológico, especialmente en las costas, donde la abusiva edificación devora el litoral.
Su capítulo recorre varios litigios en torno a construcciones ilegales en las costas españolas: desde hoteles en Fuerteventura hasta las urbanizaciones turísticas en Girona, pasando por el Agarrobico en Andalucía o la polémica piscina de Pedro J. Ramírez en Mallorca.
Evidencia la necesidad de fomentar una forma de viajar más consecuente y alejada de las influencias de las redes sociales, y de dejar atrás esa idea de viaje como «consumo rápido de experiencias para alimentar la marca personal» que a su juicio impera hoy en día.
Las macrogranjas y su agresión al medio
Otro foco de conflictos en España es el de las macrogranjas, un concepto difuso al que intenta arrojar luz en este libro el periodista Raúl Rejón, quien muestra el impacto que pueden tener este tipo de industrias (10.000-12.000 cerdos) sobre el suelo y las emisiones contaminantes a la atmósfera.
Después de que en esta última década se haya multiplicado la producción en España debido a la exportación, Rejón pretende hacer entender a las administraciones «que no todo vale» con tal de aumentar las cifras de producción. Así como elevar su mensaje a los lectores para que entiendan que «la escala que estamos manejando ahora mismo son conflictos que pasan de molestia local a problemas globales».
Además de estos tres ejemplos, ‘El mapa de la crisis ambiental en España’, expone otros 17 litigios ambientales entre los que se encuentran Doñana, el Mar Menor, la minería, el lobo, los incendios forestales o la sequía, asuntos que, en palabras de la politóloga Cristina Monge «deben entenderse en un marco más amplio» porque se trata de algo global. EFEverde
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