Todo lo que han escrito Steve Keen, Marc Chesney y Michael Hudson, sobre los daños de la financiarización de la economía, la perversidad de los paraísos fiscales y la impotencia de los Gobiernos ante los fondos especulativos, queda ejemplarizado en el caso Celsa. Una siderúrgica creada en 1967 por los hermanos Francisco y Josep María Rubiralta en Castellbisbal (Barcelona). Su actividad principal es la fabricación de acero a partir del aprovechamiento de chatarra. Un material básico para la producción de hormigón armado en la construcción y cables para puentes colgantes. En 2003 inició su internacionalización y hoy cuenta con 120 centros de trabajo en siete países, fabrica ocho millones de toneladas de productos reciclados, factura más de 4.000 millones de euros anuales y cuenta con 28.592 puestos de trabajo directos e indirectos. La mayor parte de los beneficios han sido reinvertidos.