Hay pueblos que pierden las guerras y pueblos que, peor aún, pierden el relato de sí mismos; España pertenece trágicamente a esta segunda estirpe, la de quienes han consentido que su pasado sea narrado por la voz del adversario y repetido, con fervor penitencial, por los propios hijos. Contra esa amnesia culpable y ese masoquismo […]