• 20/12/2025 19:14

Ante las compras navideñas, «hibernemos». Por Nora Sesmero

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Por Nora Sesmero

Gema llega a la conversación como quien siente todo el peso del año. “Con paciencia, una cosa cada vez”, dice y, cuando escucho su comentario, me recuerda a la necesidad mamífera de hibernar. Afuera, diciembre aprieta y las campañas navideñas empujan al carrito de la compra. Dentro, Gema propone frenar. Respirar. Volver a elegir.

Gema Gómez es, en el sector textil español, una de las expertas más consultadas en sostenibilidad, circularidad y el incipiente campo de la regeneración. 

Como muchos de los profesionales del sector, empezó trabajando en grandes empresas y en 2011 decidió empezar a guiar a emprendimientos con un enfoque crítico respecto al impacto socioambiental de la industria.

Qué tiene verdadera importancia en nuestras vidas

Antes de entrar en materia, hablamos de la vida… Y cerramos la conversación de la misma forma, porque hay que darle importancia a lo importante. Quizá por eso, cuando se le pregunta cómo cambiar hábitos de compra en Navidad, no responde con un decálogo frío. Responde con profundidad. 

“El consumo masivo gasta millonadas en marketing”, recuerda. “Y si todos consumimos como lo hacemos es porque al final el dinero es poder”, en su voz no hay culpa, hay diagnóstico: en redes sociales, el scroll no es inocente. “Las estrategias de neuromarketing son impresionantes…”, ante estos estímulos lanza una idea: crear campañas públicas y medidas contundentes que contrarresten el marketing masivo. 

De repente, Gema dibuja en su cabeza un catálogo de juguetes con productos de belleza para niñas que ha visto en los últimos días: “Que las niñas se tengan que empezar a cuidar la piel con cinco años… me parece una atrocidad”, dice señalando un ejemplo de este marketing nocivo incluso para los más pequeños. 

Aquí es donde hay que parar y empezar a consumir de otra forma: “Una de las primeras cosas es preguntarnos si de verdad necesitamos algo”, recuerda. Otra propuesta es cambiar el enfoque de nuestras compras: “Regalar experiencias… muchas veces estamos más ávidos de pasar tiempo con los nuestros”. 

También aterriza gestos simples: «¿de verdad hace falta un vestido nuevo para una cena? Siempre podemos acudir a opciones como alquilar, comprar de segunda mano…”. 

Los no-negociables: Ojo a estos tejidos

En la lista de “evitar”, Gema no duda: “Todo lo que tenga brillo y lentejuelas”. Lo explica de forma simple: al final de la vida útil, estos materiales son un gran estorbo. “Son trocitos de plástico e ir separando uno a uno es una locura”, afirma. Por no hablar de su contaminación socioambiental… Frente a ellos, reivindica materiales nobles como la lana y mostrar elegancia gracias a joyas o accesorios que ya tengamos en nuestros armarios: objetos que duren y que no queramos soltar.

Cuando le pregunto cómo legislar, la experta proyecta una palabra fundamental en nuestras cabezas: “La clave es la calidad, nuestra principal guía: la ley de ecodiseño”. Durabilidad física, sí, pero también “durabilidad emocional”: que la prenda tenga sentido, que se sienta propia. “Cuando tienes un producto así, te sientes como una reina y no te vas a deshacer de ello tan fácilmente”, enfatiza.

Y luego llega la parte que cuesta mirar: lo que tiramos no desaparece. Su trabajo a través de la Asociación de Moda Ética y Sostenible con la ONG ganesa que investiga el impacto socioambiental de los excedentes de la moda rápida, The Or Foundation ha puesto imágenes y nombres a una realidad que en Europa se maquilla con buenas intenciones. 

El gran no-negociable

“Nos hemos dado cuenta de que la aplicación en torno a la legislación de responsabilidad ampliada del productor… no está siendo sincera. Porque nuestros problemas los estamos exportando”, subraya. Habla de esos fardos que nos resultan lejanos, pero que se abren cada día en lugares como Acra (Ghana) y otros destinos del residuo textil europeo.

The Or Foundation declara que, en el acto de abrir esos fardos, “el 40% de la ropa ya es residuo” por la pésima calidad de los tejidos. Gema menciona aquellas playas donde cada semana se retiran toneladas de ropa, y que se asemejan a lugares donde esto también ocurre en España. 

En definitiva, pone en el centro una pregunta incómoda, pero urgente: ¿cómo llamamos circular a un sistema que manda lo que no quiere gestionar a lugares sin infraestructura para gestionarlo?

Al final, Gema solo pide que la Navidad no se refleje en la velocidad de las máquinas, sino en momentos de recordar qué importa junto a nuestros seres queridos. Y, con paciencia, con un paso detrás de otro, empezar a vivir con coherencia a lo que nos pide el corazón.

nsa / fch

 

 


 

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Artículo de Nora Sesmero publicado en https://efeverde.com/ante-compras-moda-sostenible-ropa-navidad/