Bilbao/Madrid.- El Patronato del Guggenheim de Bilbao ha acordado paralizar el proyecto de expansión del museo dentro de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, un espacio que cuenta con varias figuras de protección ambiental y que alberga un humedal que en el que habitan múltiples especies amenazadas.
Según los portavoces del Patronato, la «difícil» pero «responsable» decisión está motivada por la acumulación de dificultades, incertidumbres jurídicas y limitaciones territoriales, urbanísticas y medioambientales en torno al proyecto, incluido en los planes para impulsar la comarca de Busturialdea-Urdaibai.
La decisión llega tras dos años de reflexión, el plazo que se dieron los responsables del museo para decir si seguían adelante con la ampliación del museo ante la gran contestación social, ambiental y cultural que despertó el proyecto planeado en pleno corazón de la reserva de la biosfera, la única de la región y declarada por la UNESCO en 1984.
«El camino para hacerlo realidad sería muy largo, complejo y sin todas las garantías que requiere un proyecto de esta envergadura», por lo que se ha concluido que «poner el fin al proyecto es la mejor decisión, la más responsable», explicó tras la reunión del Patronato la diputada general de Vizcaya, Elixabete Etxanobe.
Según detalló, son varios los motivos que explican «la inviabilidad» del proyecto en un plazo de al menos diez años, que se sumarían a los 17 transcurridos desde que se ideara por primera vez (2008).
Una victoria social
Desde Greenpeace han apalaudido que el Patronato «haya abandonado de una vez por todas la idea de este proyecto destructor de la naturaleza» y ha subrayado que esta decisión no habría llegado sin la oposición social y el incansable trabajo que han llevado a cabo diferentes organizaciones ecologistas y vecinales, entre las que se encuentran la Plataforma Guggenheim Urdaibai Stop, Zain dezagun Urdaibai, Ekologistak Martxan, Greenpeace y muchas más.
Aunque se trata de una gran victoria, ha advertido la organización ecologista, todavía queda trabajo por hacer, ya que la Reserva de la Biosfera de Urdaibai sufre aún varias amenazas como, por ejemplo, que los Astilleros de Murueta, que habría acogido uno de los edificios del museo, operan con una concesión extingida lo que debería obligar a la empresa a cesar toda actividad y restaurar su el entorno su estado incial, una acción vital para frenar la pérdida de biodiversidad.
En 2024, Greenpeace interpuso una demanda ante la Audiencia Nacional contra el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Democrático y el Gobierno vasco por reducir, de 100 a 20 metros, la servidumbre de protección del dominio público marítimo-terrestre de Murueta (Vizcaya), uno de los emplazamientos elegidos para la ampliación del museo. La organización lo considera ilegal por incumplir la Ley de Costas
Según han explicado fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, la concesión de los astilleros se otorgó en 1943 y se extinguió en 2018 sin que la concesionaria solicitara su prórroga.
Dado que que el titular ha presentado una solicitud para ver si tiene algún derecho compensatorio según una disposición transitoria de la Ley de Costas no se puede decidir si deben retirarse las instalaciones mientras no se resuelva esta cuestión, según las mimas fuentes, que han apuntado que si en el futuro se presentara una nueva solicitud de concesión para mantener las instalaciones, y la actividad no entra en conflicto con la Ley de Costas, podría estudiarse y tramitarse conforme al procedimiento habitual.
La UNESCO seguiá el caso con atención
Desde la UNESCO, seguían con atención las preocupaciones planteadas respecto al proyecto y se se habían puesto en contacto con las autoridades españolas para conocer el caso y seguirlo «muy de cerca», según han asegurado fuentes del organismo internacional, que debía revisar la declaración de la reserva en 2031 (se revisan cada diez años).
Según expertos consultados por EFEVerde, Urdaibai podría haber perdido la distinción de Reserva de la Biosfera si la UNESCO hubiera considerado que la ampliación del museo en este enclave natural ponía en riesgo los principios que se deben reunir para lograr la declaración: mantener un equilibrio entre la conservación de la biodiversidad y el desarrollo de los territorios y de las personas que los habitan.
Ser declarado Reserva de la Biosfera es «voluntario» y no implica asumir ninguna disposición legal diferente a las leyes estatales, autonómicas y locales vigentes en cada emplazamiento.
Lograr esta distinción «te pone en el mapa» como destino sostenible, lo que es muy importante tanto a nivel turístico como para la comercialización de sus productos «verdes» y por ende, para la economía de una zona, han añadido.
150.000 visitantes (más) al año
Toda Reserva está dividida en tres zonas para cumplir los objetivos de conservación, desarrollo y apoyo logístico. El núcleo debe ser, necesariamente, un espacio protegido declarado por ley (parques nacionales, parques naturales, zonas Ramsar) y lo que se puede hacer o no se puede hacer en ella lo establece el plan rector de uso y gestión de ese espacio protegido, no lo decide la UNESCO.
Alrededor del núcleo, hay una zona tampón en la que se pueden permitir usos (en España normalmente coinciden con Red Natura 2000) y lo que dice la UNESCO es que la tiene que proteger al núcleo de impactos. Envolviendo la zona tampón está la zona de transición, que es la zona de desarrollo socioeconómico donde se deberían llevar a cabo las actividades económicas principales.
Sin embargo, entre las principales quejas al proyecto, figuraba que una de las instalaciones estaría en el núcleo de la Reserva de la Biosfera, concretamente en Murueta. Además, incluía otro edificio de exposiciones en Gernika y una lanzadera eléctrica que conectaría ambos espacios, además de poder recorrer el espacio a pie o en bicicleta. La previsión era recibir unos 150.000 visitantes al año.
Seguirán los trabajos en la zona
En 2023, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico concedió una subvención de 40 millones de euros a la Diputación Foral de Bizkaia para impulsar actuaciones singulares de desarrollo sostenible en el entorno del Estuario de Urdaibai (entre las que se incluía la ampliación del museo) que se concretaron en un convenio firmado por la entonces titular del departamento, Teresa Ribera, y la diputada general de Bizkaia.
Las actuaciones financiadas por el Ministerio MITECO se centran en la descontaminación de suelos industriales -la antigua de Dalia y los Astilleros Murueta, acciones de recuperación ambiental, y en una senda peatonal y un carril-bici en el mismo entorno y de conexión entre ambos espacios, por lo que, todo apunta a que se mantendrán pese a la paralización del proyecto museístico. EFEverde
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