Jóvenes, impulsados por las redes sociales y la frustración ante problemas sistémicos, tomaron las calles.

Fotografía: EFE/ José Méndez
La reciente Marcha de la «Generación Z» en México fue n eco de una tendencia global donde los jóvenes representan válvula de escape social y un termómetro de la polarización política.
La convocatoria digital fue masiva y el reclamo se centraba en un futuro más justo y la falta de lucha contra el narcotráfico.
Otra consigna recurrente durante la marcha fue “¡Carlos Manzo Vive!”, en rechazo al asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán.
México enfrenta una crisis de violencia crónica. Y La juventud es una de las principales víctimas y victimarias, viviendo bajo la constante sombra del crimen organizado. Estas manifestaciones se expandieron también contra lo que muchos percibían como un gobierno autoritario.
Así, la marcha de la generación Z se conviertió en protesta contra el Gobierno de Sheinbaum. La violencia es uno de los temas que más preocupan. Este sábado se reclamó por los altos números de homicidios y personas desaparecidas en México.
En principio, fue una marcha organizada por jóvenes de la generación Z, pero a ella se sumaron ciudadanos de diferentes edades y grupos con diversas causas —la inseguridad, la corrupción, los desaparecidos, el reciente asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo— y todos ellos, en mayor o menor medida, responsabilizaron al Gobierno de Sheinbaum de la persistencia de estos problemas.
Se estima que 17.000 manifestantes asistieron a marchar, dando cuenta que no eran “bots” los que organizaban la jornada.
Al ser preguntada sobre la convocatoria a la marcha de este sábado, Sheinbaum señaló que las personas tienen derecho a manifestarse, pero descalificó esta protesta con el argumento de que fue promovida por la oposición.
La marcha en la Ciudad de México transcurrió principalmente de forma pacífica hasta que, después de llegar al Zócalo. El recorrido comenzó en el Ángel de la Independencia y terminó en el Zócalo, donde el llamado ‘bloque negro’ de la manifestación golpeó con martillos y piedras las vallas.
Esto provocó un enfrentamiento entre este grupo y la policía capitalina, que lanzó gases lacrimógenos y de extintor. De acuerdo con medios de comunicación, paramédicos llegaron a la zona para atender a 20 heridos por golpes.
Un apartidista declaró que si realmente hubiera una aceptación por parte de ellos de que hay un problema de violencia, sería más fácil de tratar.
Por daños a edificios y agresiones a policías, 40 personas fueron trasladadas al penal de Puente Grande. Hay 4 adolescentes detenidos. Los mismos fueron puestos a disposición de un juez de control y oralidad, esto debido a los actos vandálicos registrados durante la movilización.
Se trata de 35 hombres y cinco mujeres, todos mayores de edad, a quienes se les imputa el delito de daño a monumentos arqueológicos, artísticos e históricos. A tres de quienes se encuentran en presidio se les acusa de daño en los inmuebles, mientras que a otras cuatro se les adjudican lesiones y agresiones en contra de policías.
Los cuatro adolescentes detenidos permanecen resguardados en un albergue y serán presentados este martes ante un juez especializado en justicia para menores.