Belinda Saunders
Directora de Sostenibilidad de BlaBlaCar
Cuando hablamos sobre cómo afrontar la crisis climática, la inversión y los esfuerzos se focalizan en ese gran “¡eureka!, es decir, avances tecnológicos y descubrimientos revolucionarios que supuestamente “resolverán” un problema climático de forma innovadora y eficiente. Si bien es comprensible, e incluso atractivo, adoptar este enfoque, éste puede conducir a la inacción mientras se “esperan” estos hitos.
El problema es que, según la ciencia más reciente, la temperatura media global superó el umbral de 1,5°C. En otras palabras, ya no tenemos el lujo del tiempo. Si queremos lograr un cambio suficiente y lo bastante rápido, debemos actuar en paralelo.
Particularmente en el sector del transporte, industria responsable del 37% de las emisiones de CO2 anualmente, con el transporte terrestre constituyendo el 76% de estas, según la IEA. Si bien las soluciones tecnológicas, incluidos los vehículos eléctricos y el hidrógeno, son cruciales para descarbonizar el sector, aún no son accesibles para todas las personas y para todos los lugares.
Existen considerables limitaciones infraestructurales y financieras que crean barreras a nivel regional e individual. Además, estas tecnologías no abordan uno de los principales problemas al enfrentar la crisis climática: la necesidad de cambiar nuestros hábitos de uso y consumo.
Mientras la tecnología, los gobiernos y los actores del sector privado continúan invirtiendo y desarrollando nuevos avances tecnológicos e infraestructura de apoyo, tenemos la obligación de implementar medidas que puedan tener un impacto real.
Necesitamos repensar las normas y ser inteligentes sobre cómo podemos reducir los recursos y las emisiones globales.
El transporte terrestre y su impacto
El enfoque a corto y medio plazo no debe estar en reinventar, si no en optimizar. Cuando se trata de soluciones para reducir el transporte en carretera, compartir coche (carpooling) es una de las formas más sencillas de lograr esto.
Sobre todo si tenemos en cuenta que el vehículo privado pasa el 95% de su vida útil aparcado y transporta, de media en Europa, sólo 1,5 personas por desplazamiento.
Viajar con desconocidos no es algo nuevo. Se ha hecho de distintas maneras y en distintos países a lo largo de la historia: con carros con mulas, el clásico autostop, anuncios patrióticos en periodos de guerras fomentando la práctica…
Y hace casi ya dos décadas la práctica se consolidó con BlaBlaCar, que hace uso de la tecnología para convertir un recurso ineficiente – el vehículo privado – en una solución sostenible, accesible y colaborativa.
El impacto de compartir coche es tangible y cuantificable. En 2024, BlaBlaCar ayudó a evitar 2.5 millones de tCO₂e, siendo el carpooling responsable de la mayor parte de esta cifra.
En los últimos años también ha demostrado el alcance global de esta solución, como lo atestigua la presencia de BlaBlaCar en más de veinte países en todo el mundo.
El carpooling no solo es una solución sostenible infinitamente escalable, sino también accesible, asequible e inclusiva.
Hoy, la transición global hacia la movilidad sostenible corre el riesgo de crear un sistema de dos niveles donde las soluciones de bajas emisiones (como los vehículos eléctricos y el tren de alta velocidad) estén predominantemente disponibles para los residentes en centros urbanos, dejando atrás a las comunidades rurales, periurbanas y de bajos ingresos.
Compartir coche es una forma viable de posibilitar una transición justa y garantizar que los beneficios económicos y ambientales de los viajes con bajas emisiones puedan ser compartidos por todos, en todas partes.
Movilidad sostenible
Mientras la crisis climática acelera, y se hace cada vez más difícil de revertir, tenemos la responsabilidad colectiva de aprovechar al máximo los recursos que ya tenemos disponibles. Innovando en tecnología, sí, pero también poniendo el foco en potenciar cambios de conducta y comportamientos más sostenibles.
¿Qué significa esto en la práctica? Como individuos, significa considerar compartir coche en cada trayecto que vayamos a realizar, ya sea como conductor o pasajero.
Para los gobiernos, significa promover e integrar el carpooling en los planes de transporte o a través de iniciativas como los Certificados de Ahorro Energético en España.

En última instancia, necesitamos tomar en serio las soluciones de movilidad compartida.
Compartir coche ofrece un camino simple y efectivo hacia una movilidad más sostenible sin tener que reinventar la rueda.
Es una herramienta poderosa hacia un futuro sostenible e inclusivo: aprovechémosla al máximo.
Belinda Saunders es directora de Sostenibilidad de BlaBlaCar.

Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de EFEverde
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