La ciudad amazónica de Belém (Brasil) acoge la cumbre climática de la ONU (COP30), el foro anual mundial más importante del sector y lo hace dispuesta a celebrar los diez años del Acuerdo de París: una fecha que sirvió como aldabonazo internacional para trabajar en serio por la sostenibilidad del planeta. Sin embargo, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha dado vía libre a nuevas exploraciones petrolíferas en el Margen Ecuatorial. Estas exploraciones afectan a cinco estados, tres de ellos ubicados precisamente en la Amazonía. Se estima que la explotación de los yacimientos locales podría generar más de 30.000 millones de barriles y convertir al país en el cuarto mayor productor de oro negro de la Tierra. El pasado mes de octubre, la empresa estatal Petrobras comenzó ya con sus excavaciones en el océano Atlántico, a unos 500 kilómetros del río Amazonas. Lula da Silva ha insistido en que Brasil necesita seguir con la exportación de petróleo para conseguir el dinero que permita materializar la transición hacia las energías renovables, pero su estrategia ha decepcionado a las organizaciones ecologistas y cuestionado su compromiso ambiental. Un vertido en la zona podría afectar a especies marinas como los arrecifes de coral, a la fauna y flora amazónicas y a los indígenas que viven en estos territorios.
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(*) Pedro Pablo G. May es periodista y escritor. También dibuja: MundoMay es su universo gráfico, del cual forman parte las ecoviñetas de esta serie.
La entrada Una vela a Dios y otra al Diablo. Por (*) May se publicó primero en EFEverde.
Artículo de Pedro Pablo García May publicado en https://efeverde.com/vela-dios-diablo-may-mundomay/