Prevención y regeneración son palabras clave para empresas y destinos turísticos
Uno de los sectores productivos más cercanos a los entornos naturales y rurales amenazados por los incendios forestales es el turismo, en el que se incluyen alojamientos (hoteles, casas, apartamentos, campings, etc.), empresas de animación, restauración y todo un sistema de proveedores.
Cuando se incendia un entorno natural que afecta también a las zonas rurales, el turismo se resiente considerablemente, ya que pierde su atractivo natural, que es una de las principales motivaciones del viaje y, por tanto, motor de esta economía rural.
Estoy convencido de que, aunque no incida directamente en un radio próximo a la empresa turística, sí afecta muy negativamente al destino y, por ende, al negocio turístico, perjudicando su imagen y dificultando su promoción y comercialización.
Impacto emocional y sistémico
Además, afecta a la salud emocional por la pérdida de un importante patrimonio natural del cual dependen tanto por ser recurso económico como por suministrar equilibrio emocional. Si se pierde, afectará al conjunto de la población.
Por tanto, entendiendo la gravedad de este asunto, me gustaría reflexionar y aportar una mirada pragmática y, sobre todo, útil, especialmente pensada para la prevención y el “día después”, teniendo en cuenta que las actuaciones deberán ir acompañadas del sector público, que tiene las competencias, y al que obviamente se puede y debe ejercer la presión social correspondiente.
Uno de los factores que se está usando como justificación es achacar la causa de estos incendios al cambio climático y, por tanto, pensar que poco o nada se puede hacer. Pero no es correcto. Por muy seca que esté una zona, sin humedad y con gran cantidad de vegetación, algo o alguien debe “prender la llama”. El hecho de estar a 42 °C no provoca un incendio por sí solo, aunque estas condiciones, aumentadas por el cambio climático, favorecen su propagación incontrolada. Es el combustible perfecto, que incendiarios y pirómanos conocen bien, y por ello no suelen actuar en otoño o invierno.
Causas humanas y consecuencias económicas
Y es que casi el 90 % (según diversas estadísticas) de los incendios forestales se deben a causas humanas, ya sea de forma intencionada (objetivos cinegéticos, ganaderos, conflictos locales, piromanía, intereses económicos) o involuntaria (accidentes o negligencias), pero que al final tienen el mismo resultado catastrófico. En un porcentaje mucho menor (entre 8 % y 15 %) se trata de causas naturales, como rayos.
Los resultados para el turismo son muy evidentes: las empresas pueden perder su negocio en el corto plazo (dependiendo del impacto en la vegetación y el suelo) o a medio plazo, quizás en 10 años, hasta poder recuperar el paisaje natural de forma perceptible para la demanda.
Esto es algo que muy pocos negocios turísticos pueden afrontar y, por tanto, podrían cerrar, lo que tendría un impacto económico multiplicador: pérdida de empleos, cierre de proveedores, abandono de actividades.
¿Qué puede hacer el turismo?
Prevención
Una de las ideas que se manejan a veces sin base científica, como afirma el profesor Alfredo Ojanguren en esta entrevista sobre los fuegos en Asturias, es que limpiar el bosque de sotobosque (que otros llaman “basura”) no es la solución y es muy, muy caro, aunque favorezca ciertos intereses económicos. Pretender “ajardinar” los bosques es totalmente insostenible y anti-ecológico.
Aunque podría haber un cierto equilibrio, como el uso de ungulados asilvestrados, como señala Benigno Varillas. Estos animales, que pueden recorrer más de 300 km, pastan hasta en los lugares más recónditos de los bosques y sin coste de mantenimiento. Además, serían un reclamo turístico con un ROI (retorno de inversión) muy alto, especialmente para el turismo rural, que es un importante sustento económico para pueblos amenazados de desaparición.
La labor de “vigía” en el campo es clave para detectar y avisar rápidamente de cualquier conato de incendio provocado o por negligencia, ya sea de forma individual o a través de redes de empresarios o profesionales turísticos rurales.
Formación y paisaje
Tratar siempre de estar rodeados o cerca de una arboleda más resistente a los incendios, evitando por ejemplo el pino y el eucalipto, que son altamente combustibles. Los paisajes en mosaico (una mezcla de usos del suelo y especies vegetales) ayudan como cortafuegos naturales.
Una formación en prevención de riesgos, tanto para el empresariado como para trabajadores y turistas, sería una buena herramienta preventiva.
La gestión del agua es clave, tanto en general como específicamente para la prevención de incendios. Miren este dato: prevenir un incendio cuesta entre 800 € y 3.000 €/ha. Apagarlo supone un mínimo de 19.000 €/ha. Y faltaría sumar el coste de restaurar lo quemado, que es aún mayor.
Regeneración
Turismo regenerativo y acción inmediata
Quizás la palabra de moda sea “turismo regenerativo”, es decir, un turismo que crea impactos positivos tanto en el patrimonio natural como social. La recuperación de la naturaleza en un entorno quemado es un objetivo prioritario en el que el sector turístico puede actuar, y sería una inversión con alto retorno.
La restauración de las zonas afectadas es crucial para minimizar el impacto negativo en el turismo y en la economía local. Cuanto antes se acometa, antes se podrá recuperar la actividad turística en la zona.
Además, hay que tener en cuenta que la zona de influencia del incendio puede alcanzar más de 50 km. Sin embargo, las noticias de recuperación generan credibilidad y confianza.
Acciones simples, impacto alto
Otra de las acciones posibles, con alto impacto mediático, es organizar la colocación de puntos de agua para la fauna silvestre, ayudar a animales heridos o atrapados, o avisar a las organizaciones competentes.
Las empresas turísticas rurales pueden ser actores clave en la regeneración de la naturaleza después de un incendio forestal, porque conectan directamente con el territorio, la comunidad local y los visitantes. Esto responde a la iniciativa Tourism4Nature.
Primeros pasos (0–6 meses):
Diagnóstico del área afectada
Crear un vivero comunitario con especies autóctonas para la reforestación
Diseñar programas de “volunturismo” con turistas que participen en limpieza, barreras naturales y recolección de semillas
A medio y largo plazo
Mediano plazo (6 meses – 2 años):
Rutas de interpretación del bosque en regeneración
Actividades turísticas regenerativas: “Adopta un árbol”, experiencias de fauna en recuperación
Seguimiento con cámaras de fauna silvestre adoptada
Largo plazo (2–5 años):
Consolidar un modelo de turismo regenerativo que financie proyectos de conservación
Crear una red de empresas rurales para promover la región como destino de turismo regenerativo y resiliente
Beneficios esperados
Recuperación acelerada de ecosistemas
Aumento del valor ambiental, paisajístico y turístico
Fortalecimiento de la economía local con empleos verdes
Mayor sensibilización de turistas y comunidad frente a la conservación
En resumen: la empresa turística no solo ofrece hospedaje o actividades, sino que se convierte en un agente de restauración ambiental y social.
Es importante tener en cuenta que, aunque la Administración es la responsable directa de la restauración, el sector privado no puede esperar años para actuar, porque su negocio tampoco puede detenerse todo ese tiempo.
Arturo Crosby es editor de Natour
https://tourismfornature.org/
Foto cedidas por Arturo Crosby para su bitacora, turismo sostenible en EFEverde
Nota: Las opiniones y datos aquí incluidos corresponden exclusivamente a su autor
La entrada ¿Qué puede hacer el turismo ante los incendios forestales? Por Arturo Crosby se publicó primero en EFEverde.