Ana Tuñas Matilla
El vino debe estar en armonía con la naturaleza, producirse respetando la biodiversidad de cada zona, los bosques, la fauna, el paisaje porque de lo contrario no será vino, según el consejero delegado de Vintae, Richi Arambarri, defensor de una viticultura en equilibrio con el entorno.
Fundada en 1999 por el empresario José Miguel Arambarri para recuperar los orígenes familiares, Vintae cuenta actualmente con más de 300 hectáreas de viñedos propios en La Rioja, Navarra y Castilla León, principalmente, en las que cultivan más de 38 varietales distintos con los que elaboran 35 vinos que exportan a más 60 países.
Evitar ser como la construcción, que elimina todo
«Como yo lo concibo y como yo lo he vivido, el vino tiene que ser en armonía con la naturaleza, esa es la grandeza del vino para mí (…) Quien no tiene esa sensibilidad no podrá hacer un gran vino», ha explicado el bodeguero en una entrevista con EFEverde en la que ha defendido la necesidad de apostar por una viticultura sostenible.
«Si con la viña pasa como con la construcción, que por allá por donde pasa se elimina todo, eso no será vino (…) Los grandes vinos del mundo, los vinos con mayúsculas, están vinculados a paisajes y los paisajes no son solo de viña, son montaña, bosque, mar, …», ha advertido Arambarri, en contra de que se arranquen árboles para poner viñedos.
El monocultivo de viña, ha recordado, no tiene ni 100 años y, toda la vida, ha convivido con higueras, olivos, cerezos, etc. «Eso hay que respetarlo. En muchas ocasiones, no es necesario plantar nada, sino, sencillamente, no arrancar lo que hay».

«Arrancar», un error
En este sentido, ha explicado que en zonas de enorme éxito de vino, como Burdeos (Francia), desapareció cualquier otro cultivo que no fuera viña y ahora se están dando cuenta de que eso fue un error y están replantando.
Arrancar las especies que hay en un determinado lugar para poner viñedos tiene consecuencias negativas para la viña, que queda desprotegida frente a determinadas enfermedades. El efecto negativo es aún mayor si, además, conlleva un cambio radical del paisaje porque, ha reiterado, «los vinos son paisaje».
«He tenido que pelearme con mi padre por eso (…) Es de otra generación. El me dice que quite los almendros o las encinas que están en las fincas a las que vamos y que nosotros decidimos conservar».
En el fondo, la viticultura sostenible no es más que mirar hacia nuestros orígenes, a lo que hacían nuestros abuelos, que protegían la diversidad genética de las viñas, en lugar de plantar «clones» para elevar la producción; que mezclaban especies de uva en un mismo viñedo o que apostaban por el policultivo, respetando siempre lo que había en cada lugar, ha apuntado.

Fincas que parecen jardines
Para mantener esa relación de respeto con la biodiversidad, con la naturaleza, en las bodegas de Vintae, además de «respetar y mantener lo que hay«, aplican prácticas ecológicas como, por ejemplo, no usar herbicidas.
«El herbicida está prohibido, la hierba la segamos pero la mantenemos siempre. Este año, en el que lo que sobra es agua, nuestras fincas son jardines», según Arambarri, que ha asegurado que el resultado de mantener o incrementar la biodiversidad del suelo es «brutal» cualitativamente hablando.
Por otra parte, ha señalado que respetar a la naturaleza, significa también respetar a los animales y sus hábitats.
«Está muy bien hacer nidos, pero lo que realmente es importante es que haya bosque para que los pájaros puedan anidar, para que haya biodiversidad», según Arambarri, que ha apuntado que, dado que cada vez cultivan a mayor altitud, tienen «muchos problemas de convivencia» con ciervos, corzos, jabalíes o conejos por respetar el bosque.
Sin embargo, en lugar de exterminarlos, los combaten de forma respetuosa, con el uso, por ejemplo, de repelentes ecológicos para tratar que los ciervos no se coman las viñas, o con vallados cinegéticos para que los jabalíes no entren cuando ya están las uvas.
En Formentera, tenemos que convivir con la paloma torcaz que se come parte de la cosecha todos los años. «Cosechamos lo que nos dejan ellas», ha asegurado.
La razón que les está llevando a cultivar cada vez más alto, huyendo del valle, es que ellos «buscan esos paisajes» pero también en que con el calentamiento global ahora hay zonas en las que antes no se podía cultivar uva porque no llegaba a madurar y ahora sí.

Hay futuro
Para Arambarri, es importante cuidar de la naturaleza, porque de lo contrario, la destruiremos, y si cuida del entorno es porque quiere que sus hijos lo puedan recibir «en mejor estado del que lo hemos recibido nosotros porque la generación anterior no tenía esta sensibilidad».
«Hubo un pasado mejor, luego hubo un pasado peor y ahora hay un presente mejor. Ahora, en el campo conviven dos viticulturas, una convencional y otra respetuosa. Nosotros somos solo un exponente de la segunda entre cientos o miles», ha asegurado para expresar su confianza en el futuro del sector.
Esa manera de producir, al final redunda en «un incremento de riqueza general», según el bodeguero, que considera que futuro pasa por ofrecer productos cada vez más sostenibles, más respetuosos con el medio ambiente y de más calidad, aunque cuesten más, máxime cuando cada vez son menos los jóvenes que consumen vino de manera habitual.
En su opinión, el sector del vino puede y debe abanderar esa vuelta hacia una agricultura respetuosa con el medio ambiente porque, a diferencia de otros cultivos, como puedan ser frutas o verduras, los consumidores están dispuestos a pagar más por productos sostenibles, por ahora más costosos de producir

La entrada Richi Arambarri (Vintae): el vino debe estar en armonía con la naturaleza o no es vino se publicó primero en EFEverde.