En los últimos años, la preocupación por la conservación de los ecosistemas marinos ha alcanzado un nivel crítico debido al aumento de las amenazas que enfrentan nuestros océanos. Uno de los factores quizá menos visibles y conocidos, pero igualmente destructivos, es el impacto de las cremas solares comerciales en la vida marina. Estas sustancias, que usamos con la intención de proteger nuestra piel del sol, están dejando una huella significativa en la biodiversidad marina, afectando especialmente a especies vulnerables como los moluscos y los corales.
El daño oculto de las cremas solares
Sustancias como la oxibenzona, el octinoxato o el homosalato no nos resultan especialmente familiares, pero están presentes en cualquier producto cosmético que cuente con cierto factor de protección solar. Esto, nos hace pensar que cualquiera que, tras el uso de cremas, champús o sprays protectores, le apetezca darse un baño en el mar, liberará en mayor o menor medida, estos químicos al medio.
En la costa mediterránea, por ejemplo, se ha identificado que la exposición continuada a estas sustancias químicas, está influyendo negativamente en la fauna local. Concretamente, a un bivalvo que habitan en las zonas intermareales y que además de ser esenciales en la cadena alimentaria de este ecosistema, presentan un elevado interés pesquero y comercial como es la tellina (también conocida como coquina).
Los compuestos químicos, tienen un doble efecto negativo en la especie, puesto que en adultos, inhibe su capacidad de reproducción y desarrollo, y en los estadíos larvarios, esas sustancias alteran sus procesos metabólicos, paralizando su desarrollo y crecimiento y por tanto, reduciendo su supervivencia. El resultado es un deterioro de las poblaciones de estos organismos, que a su vez repercute en la estabilidad de los ecosistemas marinos, dado que las tellinas son fundamentales para el equilibrio de los sedimentos y la filtración del agua y sirven de alimento a otras especies de interés pesquero como la dorada.
Una amenaza global para los arrecifes de coral
El problema de las cremas solares no solo perjudica a los moluscos del Mediterráneo, sino que también genera daños más amplios a nivel global, especialmente en áreas tropicales y subtropicales. Un ejemplo claro se encuentra en el Caribe, una región famosa por sus arrecifes de coral. Estos ecosistemas, vitales para la biodiversidad marina, también representan un importante recurso económico gracias al turismo.
En lugares como las Islas Galápagos o Cozumel (México), las autoridades han aprobado leyes para proteger los corales frente a los efectos nocivos de los químicos presentes en las cremas solares. En estas zonas, se ha prohibido el uso de protectores solares convencionales y se promueve activamente el empleo de alternativas ecológicas, libres de sustancias dañinas.
Estas medidas responden a una creciente evidencia científica que demuestra cómo compuestos como la oxibenzona y el octinoxato pueden desencadenar el llamado «blanqueamiento de los corales». Los corales dependen de una relación simbiótica con microorganismos conocidos como zooxantelas, que viven en sus tejidos. Estas algas realizan la fotosíntesis y proporcionan a los corales la energía necesaria para sobrevivir.
Sin embargo, las cremas solares interrumpen esta relación simbiótica. Esa alteración puede provocar el blanqueamiento de los corales y, en casos extremos, su muerte. Diversos estudios en distintas regiones del planeta han documentado ampliamente este fenómeno, que constituye una de las amenazas más serias para los arrecifes coralinos, responsables de albergar cerca del 25 % de la biodiversidad marina mundial.
Desde una perspectiva ecológica, otras especies marinas como peces, crustáceos y moluscos también absorben estos compuestos químicos, ya sea directamente del agua o al alimentarse de organismos contaminados. Esta exposición interfiere en sus procesos reproductivos y metabólicos, y provoca una pérdida de biodiversidad al reducir la variedad de especies y alterar el equilibrio de los ecosistemas marinos.
Alternativas ecológicas y responsables
A pesar de la magnitud del problema, es alentador observar que, en muchos lugares, se están tomando medidas para reducir el impacto de las cremas solares en los ecosistemas marinos. En algunas regiones del Caribe, como mencionamos anteriormente, las autoridades han prohibido el uso de protectores solares tradicionales en áreas cercanas a los arrecifes.
A su vez, los turistas y locales están siendo alentados a utilizar productos solares ecológicos y biodegradables que no contienen sustancias nocivas como la oxibenzona, el octinoxato o el homosalato. Estos protectores solares están formulados con ingredientes naturales como el óxido de zinc o el dióxido de titanio, que son considerablemente menos dañinos para los ecosistemas acuáticos.
La concienciación sobre estos efectos ha llevado también a la creación de iniciativas y programas educativos que buscan informar tanto a los turistas como a los residentes locales sobre la importancia de elegir productos solares más responsables. A través de campañas informativas y legislación, se está promoviendo el uso de cremas solares que protejan nuestra piel sin dañar la vida marina. Además, muchas marcas de cosméticos están innovando y lanzando líneas de protectores solares ecológicos que cumplen con los estándares medioambientales, contribuyendo así a la protección de los océanos y la vida marina.
Retos pendientes
Sin embargo, el reto sigue siendo grande. La producción y distribución de productos solares no ecológicos sigue siendo masiva y, a menudo, desconocida por muchos consumidores. La falta de regulación global, especialmente en regiones fuera de las zonas protegidas como el Caribe, dificulta el control de este tipo de contaminación. Es esencial que tanto los gobiernos como las organizaciones internacionales promuevan políticas más estrictas y campañas de concienciación más amplias que eduquen a las personas sobre los efectos nocivos de las cremas solares convencionales en el medio marino.
Es fundamental que sigamos aprendiendo de los ejemplos de regiones como el Caribe y las Islas Galápagos, donde la protección de los ecosistemas marinos ha sido prioritaria y se han adoptado medidas eficaces para mitigar los daños de productos químicos. La protección de nuestros océanos y sus ecosistemas no solo depende de prohibiciones y regulaciones, sino también de un cambio en nuestra mentalidad y en nuestros hábitos de consumo. Debemos recordar que la salud de los mares y océanos es fundamental para la vida en el planeta, y que pequeñas acciones cotidianas, como elegir productos solares responsables, pueden marcar una gran diferencia en la conservación de la biodiversidad marina.
Sergio Trigos Santos
Profesor del Máster Universitario en Energías Renovables de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) / Doctor Internacional en Oceanografía, mi trayectoria profesional ha aunado de forma muy estrecha las ciencias con el medio marino a través de la docencia, la investigación y la gestión de proyectos públicos y privados.
Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de EFEverde
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