• 03/10/2025 07:09

La ciencia bajo ataque. Por Bertrand Piccard (Presidente de la Fundación Solar Impulse)

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Bertrand Piccard

Presidente de la Fundación Solar Impulse

El mundo entero se sorprende ante la lucha que libra el nuevo gobierno estadounidense contra la ciencia. Se desmantelan agencias, se recortan presupuestos públicos, se amenaza a las universidades. Deslegitimar la ciencia, debilitar los hechos, es una estrategia clásica para controlar a las masas. Es una novedad en la época actual, pero no en la historia de la humanidad, donde se quemaba a los científicos por herejía porque proponían versiones contrarias a los dogmas de la época.

Si hoy en día la Ilustración es un hecho para nosotros en Europa, evidentemente no lo es para todos. Entonces, planteemos la verdadera pregunta: ¿qué está provocando el resurgimiento del oscurantismo hoy en día?

La ciencia aporta pruebas del origen humano de los cambios climáticos. Así que, si ciencia es sinónimo de ecología, mejor disparar al mensajero que admitir la necesidad de deshacerse de las energías fósiles.

Aquí, como suele ocurrir, un exceso responde a otro exceso. Desde hace dos o tres décadas, los círculos económicos y financieros están escarmentados por la visión anticapitalista de los defensores del medio ambiente. Esperaban su momento para acabar con la acción ecológica, considerada sacrificial, cara y desagradable. La reducción de la movilidad y el confort, el decrecimiento económico, el rechazo de la tecnología, la multiplicación de las prohibiciones: nada de eso les había animado a comprometerse con la protección de la naturaleza y el clima. Si a esto le añadimos la confusión entre ecología y activismo social, a veces mal entendido, como el «wokismo», obtenemos una fractura ideológica duradera, que también ahuyenta a muchos votantes que, sin embargo, están comprometidos con el medio ambiente.

Hoy en día, no son solo las fantasías de un hombre las que hacen temblar al mundo, sino la frustración de los sectores económicos, financieros e industriales que lo apoyan para expresar su hartazgo. Es la revancha de aquellos que se han sentido amenazados en sus actividades y quieren recuperar el poder.

Veo dos formas de remediar la situación. La lucha frontal, pero para ello habría que tener la fuerza necesaria para hacer ganar a la ideología verde, lo que está lejos de ser posible; o un nuevo discurso capaz de interesar a los adversarios de la ecología presentándoles ventajas que no habían imaginado.

Gracias a los avances técnicos actuales, por fin podemos salir de la dicotomía entre una ecología costosa y punitiva, por un lado, y una industria rentable pero contaminante, por otro. Los cientos, por no decir miles, de soluciones que ofrecen tanto las start-ups como las multinacionales permiten aumentar la eficiencia de los procesos en materia de energía y materias primas, incrementando así los márgenes de beneficio; crear una economía circular generadora de valor y empleo; y desarrollar nuevas oportunidades industriales con nuevos productos.

En pocas palabras, se trata de modernizar nuestro mundo para hacerlo más rentable y eficiente. Esto pasa por medidas concretas: adoptar las energías renovables, no porque sean «verdes», sino porque se han convertido en las más baratas; renovar los edificios para que los habitantes puedan reducir su factura energética; sustituir los sistemas de calefacción obsoletos, la iluminación ineficaz, los aires acondicionados que consumen mucha energía y los procesos industriales arcaicos que se comen parte de los márgenes de beneficio. ¿Qué responsable político inteligente se opondría a una modernización que reportaría más beneficios? La descarbonización, que aún suscita tanta inquietud, sería una consecuencia automática de esta modernización.

Entonces ya no estaríamos sacrificándonos por las generaciones futuras, sino realizando una acción que reportaría beneficios a la generación actual, tanto en términos económicos como de calidad de vida y salud pública, dimensiones que a menudo se ocultan, a pesar de ser esenciales para generar adhesión.

Depende de nosotros hacer que la acción climática y medioambiental resulte más atractiva para quienes no son sensibles a ella. Pero eso requiere comprender la visión del mundo de nuestros adversarios y responder de forma inteligente. En la situación actual, cada uno es prisionero de su propia ideología y, por supuesto, cada uno está convencido de tener razón. Pero nunca se tiene razón solo.

Si la ciencia se gana una mala reputación al mostrar los problemas, también es ella la que ofrece las soluciones, y es este aspecto el que habría que destacar mucho más.

 

Dr. Bertrand Piccard

Presidente de la Fundación Solar Impulse

 

 

 

Fotografía de cabecera: Archivo EFE/Felipe Trueba


 

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Artículo de Arturo Larena publicado en https://efeverde.com/la-ciencia-bajo-ataque-por-bertrand-piccard-presidente-de-la-fundacion-solar-impulse/